Una enfermedad crónica le impedía hacer noche durante las guardias, y se ha visto en la obligación de renunciar.
Renunciar a una plaza
MIR no es una decisión que se tome de la noche a la mañana, y los motivos no siempre están relacionados con el hecho de que no guste la
especialidad que se ha elegido. En este sentido, una médica ha tenido que
abandonar su plaza de residente en dos ocasiones para
no agravar la enfermedad crónica que sufre, debido a que
las noches durante las guardias le provocaban
brotes que le obligaban a estar de baja
varios meses. Aunque en ningún momento se dio por vencida y exploró de todas las formas posibles la manera de
conseguir una excepción, por el momento, no lo ha logrado, y ha tenido que aparcar su futuro como especialista hasta que la situación dentro de la sanidad cambie. “
He hecho todo bien y he tenido que dejarlo por algo que no es mi culpa”, ha lamentado
La vida de esta médica, diagnosticada con
altas capacidades, cambia radicalmente cuando su enfermedad se manifestó la semana siguiente de hacer la
EBAU. “Empecé la carrera, pero
tuve que abandonarla por prescripción médica y estuvieron cinco años hasta que descubrieron lo que me ocurría”, ha explicado a
Redacción Médica.
Por tanto, esta médica
estuvo esperando ese tiempo hasta poder hacer Medicina. Con el diagnóstico claro y conociendo su patología, volvió a entrar a la facultad y, esta vez sí terminó el Grado a curso por año. "Saqué una media de notable", ha explicado.
Brotes por hacer guardias durante la noche
Tras su graduación, esta futura residente estuvo valorando qué especialidad hacer, y vio en
Medicina Interna la mejor posibilidad para desarrollarse como especialista. “
Obtuve el número de orden y entré en esta disciplina. Yo estaba estable durante la
residencia, pero ni los médicos de allí ni yo sabíamos que
mi enfermedad se podía desequilibrar si se alteraba mi ritmo circadiano. Es decir, si trabajaba de noche. Así, a los tres o cuatro meses de residencia tuve que coger una baja”, ha aclarado.
Siendo consciente de que no podría hacer más guardias de noche debido a su patología, esta médica pidió un
certificado para que le concedieran una excepción de trabajar por la noche y que, según
la ley de prevención de riesgos laborales, es una condición que deben facilitar. “No me la concedieron
y al volver de la baja continué trabajando. Pero, como era de esperar, a los tres meses volví a tener una recaída y, de nuevo, una baja. Yo no podía más y tuve que
renunciar a mi plaza MIR”, ha explicado.
Renunciar al MIR para preservar la salud mental
Tras esta decisión necesitó
un año para asimilar y pensar lo que haría en el futuro. Estuvo hablando con su médico y barajando opciones. “Busqué una especialidad y un hospital donde tendría que
hacer menos guardias por su tamaño y donde, en el segundo año de residencia, solo se hagan de tu propia disciplina sanitaria”, ha indicado.
Así, tras mucho pensarlo, volvió a hacer el
examen MIR y consiguió entrar en la especialidad que quería. Al principio aguantó bien, pero, tras un tiempo ejerciendo,
tuvo una recaída y estuvo de baja durante seis meses. “Mi especialista me dijo que se acabó. Que no podía seguir trabajando de noches, que
era insostenible. Yo no estaba pidiendo trabajar menos, sino
no trabajar durante la noche", ha lamentado.
¿Repetir el examen MIR o migrar a otro país?
A pesar de que intentó buscar ayuda externa para evitar trabajar de noche, de nuevo, tampoco tuvo suerte, Así que, tras volver de la baja, abandonó su plaza MIR en esta segunda especialidad. “¿Qué opciones tenía? ¿
Hacer un tercer MIR en una comunidad autónoma más ‘friendly’? ¿
Irme a otro país?
Estoy casada y tengo mi vida montada aquí. Una no cuenta con que le van a poner palos sobre ruedas por tener una enfermedad crónica y que, por ley, le deberían adaptar el puesto de trabajo a su patología”, ha subrayado.
Desde que
abandonó su plaza MIR hasta ahora, esta médica ha estado en continuo contacto con la sanidad y se ha seguido formando dentro del sector de forma autónoma. Además, ha trabajado en residencias de ancianos, en una empresa dentro del área de prevención de riesgos labores, y ahora comenzará a trabajar con una aseguradora médica en la traducción de documentos en inglés. Pero
volver a hacer el MIR, ahora mismo, le da una “pereza horrible”. “Lo he hecho todo bien y lo he tenido que dejar por algo que no es mi culpa”, ha incidido.
Aún así, si consiguiese una excepción que le permita no hacer horas por la noche, se plantearía de nuevo presentarse a la prueba y formarse como especialista. “Otra posibilidad que también estoy barajando es meterme en gestión sanitaria. Se me da bien”, ha concluido.
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