Redacción. Barcelona
“Las terapias libres de interferón (IFN-free) son, sin lugar a dudas, el futuro del tratamiento del virus de la hepatitis C (VCH) y abren expectativas absolutamente distintas para un amplio rango de pacientes”. Así lo ha enfatizado el Dr. Rafael Esteban, Jefe del Servicio de Hepatología del Hospital Vall d’Hebrón (Barcelona), en el simposio patrocinado por Boehringer Ingelheim, que se ha celebrado en el marco del 10th International Meeting on Therapy in Liver Diseases.
El experto ha defendido que los tratamientos IFN-free, la mayoría de los cuales actualmente están en investigación, “tienen una gran acción antiviral y no presentan efectos adversos, contrariamente a lo que sucede con el interferón”. En concreto, el Dr. Esteban ha destacado los compuestos faldaprevir* y deleobuvir* asociados a ribavirina, basándose en los resultados del ensayo SOUND-C2, que incluyó pacientes no tratados previamente e infectados por el virus de la hepatitis C de genotipos 1a y1b, los más frecuentes. “Los pacientes de este estudio alcanzaron tasas de curación vírica (respuesta virológica sostenida, SVR) de hasta el 85%, mientras que con el tratamiento basado en interferón, únicamente conseguíamos el 40% de curación. Esto representa una ventaja espectacular”.
Mayor eficacia y acceso de más pacientes al tratamiento
Otra de las mejoras de los nuevos medicamentos es que permitirán cubrir un espectro más amplio de pacientes, incluidos aquellos que, hasta el momento, no han podido beneficiarse de la terapia existente contra la hepatitis C, “como es el caso de aquellos que presentan cirrosis hepática”, explica el hepatólogo de Vall d’Hebrón. En este sentido, de las 900.000 personas en España que tiene esta enfermedad -según la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH)-, hasta el 50% no son aptos para seguir el tratamiento basado en la combinación de interferón y ribavirina, el más habitual hasta el momento. Además, de los pacientes que sí son aptos, menos de dos tercios de aquellos que tienen el genotipo 1 – el tipo de VCH crónico más frecuente-, alcanzan la curación vírica.
Los nuevos compuestos también han demostrado minimizar los efectos adversos derivados del uso de interferón, como insuficiencia cardíaca, sepsis, leucopenia, depresión y pérdida de visión. Esta mala tolerancia, unida a la larga duración del tratamiento, provoca que gran parte de pacientes acaben abandonando la terapia y no alcancen la curación 3-4, de manera que la hepatitis C puede derivar en cirrosis hepática o cáncer de hígado y hacer necesario un trasplante de hígado. “El 45% de trasplantes de hígado son por virus C: si conseguimos curarlo, terminaríamos también con estos trasplantes”, añade el experto.
Es necesario seguir investigando
El Dr. Rafael Esteban defiende la importancia de la investigación en hepatitis C porque “es una enfermedad que tiene cura. Los estudios en investigación están consiguiendo una respuesta virológica sostenida muy alta, pero debemos dirigirnos hacia el 100% de curación”.
Además, hay que avanzar en la personalización del tratamiento a las poblaciones especiales de pacientes que, hasta el momento, no pueden beneficiarse de terapias contra el VCH, como es el caso de personas trasplantadas, cirrosis avanzada, insuficiencia renal, cáncer de hígado o coinfección con VIH. “Estamos en un momento muy interesante en la investigación de la hepatitis C, y lo expertos implicados en su tratamiento estamos muy ilusionados con la posibilidad de erradicar esta enfermedad”, concluye Esteban.