La SEC considera que se tienen que tener en cuenta tanto los gastos directos sanitarios como los indirectos



24 abr. 2014 13:38H
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Antonio Martínez Rubio.

Redacción. Madrid
Los estudios de coste-eficacia con los nuevos anticoagulantes demuestran que estos pueden ser rentables para el Sistema Nacional de Salud (SNS) en distintos contextos, ya que su coste se ve compensado con los beneficios que ofrecen respecto a otros tratamientos disponibles, según ha señalado el doctor Antonio Martínez Rubio, miembro de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

"El uso de dabigatrán, rivaroxabán o apixabán es una estrategia que, a pesar de ser más cara inicialmente por el coste directo del fármaco, acaba siendo más barata y eficiente para el sistema sanitario cuando se considera el coste pero también el beneficio global resultante", explica en referencia a la disminución de complicaciones como el ictus, sangrados, mortalidad, costes de monitorización de los dicumarínicos, pérdidas de horas de trabajo, desplazamientos, etcétera.

La Sociedad Española de Cardiología (SEC) considera que su coste-eficiencia es mucho mayor si, además de los gastos directos sanitarios, también se tienen en cuenta los indirectos, como por ejemplo, los recursos que tienen que invertir los pacientes, las horas de trabajo perdidas o los costes intangibles asociados a la pérdida de bienestar del paciente.

Aún así, en España el uso de los nuevos anticoagulantes solo alcanza el 10 por ciento de las personas tratadas con anticoagulantes orales. El acceso y penetración de los nuevos anticoagulantes es muy variado según las distintas comunidades autónomas. Por ejemplo, Cantabria es la región con mayor proporción de habitantes tratados con los nuevos fármacos, casi 3.300 de cada 100.000 habitantes, mientras que en Navarra poco más de 1.100 personas de cada 100.000 acceden a los nuevos anticoagulantes.

Por tanto, los especialistas reclaman que, cuando se evalúe el coste-eficacia de los nuevos fármacos se tengan en cuenta no únicamente los costes directos sanitarios (los derivados del uso del sistema sanitario para el manejo del paciente) sino que también se contabilicen los costes directos no sanitarios (los recursos propios de las familias y los pacientes para llevar a cabo el tratamiento), los costes indirectos (los derivados de la producción perdida a causa de la patología) y los costes intangibles (los asociados a la pérdida del bienestar del paciente y sus familiares).

En España la tasa de penetración de los nuevos anticoagulantes es muy inferior a otros países desarrollados y es que la prescripción de estos fármacos solo alcanza el 10 por ciento de las personas tratadas con anticoagulantes.

Además, existe una gran variabilidad entre distintas regiones. Cada comunidad autónoma tiene su propia normativa, así, los grados de utilización de estos fármacos en España son muy distintos. Los nuevos anticoagulantes representan el 14,2 por ciento del total deanticoagulantes prescritos en Cantabria, el 14 por ciento de los prescritos en Andalucia pero solo el 5,8 por ciento de los prescritos en Navarra o el 6,3 por ciento de los prescritos en Baleares.

Esta cuestión será objeto de debate en la Reunión de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que tiene lugar en Girona hasta mañana, en la que también se presentará el marcapasos sin cables que mejora la comodidad del paciente y reduce las complicaciones de los marcapasos tradicionales, incluidas las infecciones y los posibles fallos a causa del cable.

En el encuentro también se presentará la iniciativa para realizar un registro nacional sobre complicaciones en la ablación con catéter que permitirá identificar, solventar y evitar muchas de las complicaciones actuales como el embolismo, sangrado o perforación.
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