Vicente Hueso, estudiante de cuarto año de Medicina en la Universidad Alfonso X.
La
vocación por la Medicina no siempre se experimenta en el momento justo, si no que a veces se va desarrollando durante los años gracias. Es lo que le ha ocurrido a Vicente Hueso, quien tras vivir diferentes experiencias relacionadas con la sanidad, decidió lanzarse a la piscina y
empezar a estudiar la carrera con 35 años. De hecho, ni siquiera esta era su primera opción cuando le tocó su turno de elegir tras Bachillerato. Tras prepararse para ser bombero sin suerte en las oposiciones, Vicente optó finalmente por hacer un ciclo formativo de Actividades Físicas y Deportivas. Fue ahí donde realmente le entró el gusanillo por la sanidad y tras este, decidió cursar el Grado de Fisioterapia y Podología.
Ya con su graduado y su propia clínica de Fisioterapia, Hueso fue macerando durante años la idea de dar un paso más para convertirse en médico. "Siempre he admirado su capacidad de lograr que salgas totalmente curado del hospital", expresa a
Redacción Médica este ya estudiante de cuarto curso, quien ha dedicado parte de su trabajo a la Fisioterapia oncológica. "En un restaurante viví como una persona sufría un infarto, y comprendí que quería saber qué hacer en estas situaciones extremas para poder ayudar", añade.
Sin embargo, aunque tardío, su acceso no ha sido tan complicado. Al contrario que otros compañeros de carrera, Hueso no se ha enfrentado a la
EBAU para estudiar Medicina de forma consecutiva.
"Prácticamente ni intenté entrar en la universidad pública porque las notas son altísimas, y lo vi imposible ya que al hacerlo desde otra carrera hay muy pocas plazas cada curso", explica y añade que tras varios intentos en otros centros privados, consiguió plaza en la Universidad Alfonso X.
Estudiar Medicina y trabajar a la vez
"Sabía que era
una carrera difícil y que había que estudiar, pero no pensaba que era para tanto", detalla Hueso y asegura que dedica los fines de semana completos a estudiar, aunque hay veces que si tiene algún hueco entre los pacientes lo utiliza para repasar algunas cosas. "Se me ha hecho más cuesta arriba de lo que yo pensaba,
creía que sería más light". No obstante, y aunque tiene un par de asignaturas pendientes de los cursos anteriores, va a curso por año.
"Medicina se me está haciendo más cuesta arriba de lo que pensaba, creía que sería más light"
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Una ventaja con la que cuenta es
no tener asistencia obligatoria gracias al permiso de la propia universidad por estar trabajando a la vez que estudia el Grado. "Es inviable acudir a la teoría, solo tengo las prácticas obligatorias", argumenta. Aunque la relación con sus compañeros no es diaria por este motivo, asegura que como coinciden en las prácticas sí que ha conseguido hacer un buen grupo.
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Hay bastante compañerismo, siempre se dice que en Medicina la gente es muy competitiva, pero
a mí me están ayudando mucho, me dicen por donde enfocar el estudio, lo que se ha visto en clase...". Sin embargo, sí que reconoce que nota la diferencia de edad. "Al hablar con ellos se nota que tienen 22 años y tú 35; tienen todo el día para estudiar, y aunque cuesta, he conseguido entrar en la dinámica del estudio y hacerme parte del grupo".
Hacer el MIR con 40 años
No obstante, Hueso reconoce que el hecho de
ser fisioterapeuta antes de hacer Medicina le ha hecho
el camino más fácil, por ejemplo con asignaturas como Anatomía o Farmacología. "Me da ventaja a la hora de coger un texto, unos apuntes y ya conocer determinados conceptos", explica.
A pesar del empeño de Hueso por ser médico, no está al cien por cien convencido de prepararse el examen MIR una vez que termine. "Al principio mi idea era
trabajar como médico sin el MIR, me interesan mucho los Cuidados Paliativos, pero ahora todo dependerá de como me vaya en el trabajo; Tengo que ver si lo podré compaginar", argumenta.
"Mi idea al empezar la carrera era trabajar como médico sin el MIR"
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"Si tuviera 26 años bueno, pero cuando termine la carrera no sé si me compensa
hacer el MIR con 41 años, porque
tendría que dejar la Fisioterapia y el tema económico me tira mucho, porque cobrar durante cuatro lo que cobra un residente es muy poco; como fisioterapeuta autónomo se gana más", explica. Su idea original era entrar en algún hospital privado donde poder hacer "tres o cuatro guardias al mes en
Medicina Paliativa", y así compaginarlo con su trabajo como fisioterapeuta.
Sin embargo, en el caso de que dentro de dos años
decida intentar ser médico especialista, lo tiene claro: "Ahora pienso en Cardiología, aunque sé que hay que sacar un número de orden muy alto y lo veo complicado".
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