La crisis ha barrido o dejado vacantes direcciones estratégicas de cuidados



15 mar. 2014 12:05H
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Javier Barbado. Madrid
La escasa presencia de la mujer en los puestos directivos de salud (el 29 por ciento como media en Europa) se refleja muy bien en la profesión enfermera, de abrumadora mayoría femenina, ya que apenas quince ostentan en este momento altos cargos en la administración sanitaria española, según una investigación llevada a cabo por Redacción Médica acerca de la toma de decisiones estratégicas en las distintas consejerías de sanidad y servicios regionales de salud.

El análisis de este periódico revela que no hay una sola enfernera en puestos administrativos de primera fila en las autonomías de Castilla y León, Navarra, País Vasco, Asturias, La Rioja y Baleares (se excluyen del recuento las gerentes, asesoras o supervisoras técnicas de las direcciones y subdirecciones generales de cada comunidad autónoma).

En esta última, existe una Subdirección de Cuidados dependiente del servicio regional de salud o Ibsalut, pero se halla vacante en la actualidad. Como en el resto de las enumeradas, ninguna enfermera ocupa puestos de cariz estratégico en las consejerías o en los servicios de salud autonómicos.

El presidente de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), Jesús Sanz.


Así sucede, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, en la que apenas una enfermera y un enfermero ocupan sendas direcciones técnicas de Formación de Enfermería (dependiente de la Subdirección de Formación y de la Dirección General de Investigación, Formación e Infraestructuras Sanitarias) y de Procesos y Calidad. Las demás son miembros de las diversas direcciones generales (pero no están al mando de ninguna de ellas), en concreto: tres en la Dirección General de Hospitales (dependientes de la Subdirección de Gestión y Seguimiento de Objetivos); tres en la Dirección General de Gestión Económica y Compras de Productos Farmacéuticos y Sanitarios; dos en la Dirección General de Recursos Humanos y una como técnica en la Dirección General de Calidad y Atención al Paciente de esta autonomía.

Los peores panoramas los presentan, en este sentido, comunidades como Navarra o La Rioja, ya que ni siquiera cuentan entres sus primeras filas directivas con asesoras o técnicas que sean enfermeras. Asturias dispone al menos de una enfermera economista como jefe de Servicios Sanitarios y Cuidados. Y en Castilla y León, alguna que otra directiva enfermera ocupa un puesto técnico en las direcciones generales.

Reducción de mandos en Cantabria y Aragón

Los responsables políticos sanitarios de los cántabros y aragoneses, por su parte, han dejado en evidencia una clara reducción de direcciones que, por su naturaleza, daban cabida a ser encabezadas por enfermeras.

En el caso de Cantabria, de acuerdo con la información en poder de Redacción Médica, el puesto de coordinador general de Enfermería que desempeñaba un enfermero y que se convirtió en la última legislatura en una Subdirección General, ha desaparecido. En la actualidad, quedan tres enfermeras  en el Servicio Cántabro de Salud (SCS) adscritas a diferentes secciones de la Subdirección de Calidad y Desarrollo, la cual ostenta un médico. Sin embargo, la enfermera Ana Rosa Díaz Mendi es responsable del Área de Formación y Calidad de esta comunidad autónoma. Por otro lado, un enfermero de hospital pasó a pertenecer al Observatorio de Salud Pública, el cual lo lideraba antes una enfermera y ahora, en cambio, lo encabeza un médico. Asimismo, en la Consejería de Sanidad regional existe una enfermera con responsabilidad en el ámbito sociosanitario; en el Indivan (antiguo Ifimav) no hay lugar para enfermera alguna con responsabilidad directiva, y, por último, el Hospital Virtual Marqués de Valdecilla disponía de una enfermera en su Consejo de Administración pero ha sido apartada del cargo en la legislatura presente.

En cuanto a Aragón, con el Ejecutivo anterior había un enfermero asesor de la Gerencia de Salud, pero este puesto ha desaparecido y ahora solo hay un médico como asesor que cumple esa función. Por otra parte, la Unión de Consumidores de Aragón (UCA) dispone de un cargo que lo desempeña una enfermera, en concreto un puesto directivo que depende de la Gerencia del Servicio Aragonés de Salud. En la Consejería de Sanidad regional, existía una Dirección General de Atención al Usuario que ocupaba la enfermera Teresa Antoñanzas y que ahora se denomina de Calidad y Atención al Usuario; la nueva persona al frente de esta dirección continúa contando, sin embargo, con Antoñanzas para el ámbito de la Voluntadas Anticipadas, y también en ella llevan a cabo funciones directivas en distintos campos otras dos enfermeras.

Murcia, la mejor parada en número de enfermeras directivas

Para hallar una comunidad autónoma con varios altos cargos directivos sanitarios con enfermeras al frente se debe apuntar la mirada hacia la Región de Murcia, en la que al menos cinco cumplen ese requisito: la Dirección General de la Consejería del ramo, que ostenta Juan Manuel Ruiz (como asesor también está otro enfermero: Juan Antonio Martínez); la Dirección Gerencia del Área IX, que ejerce Andrés Soto; la del Área IV, con Ángel Baeza a la cabeza (aunque es médico además de enfermero); y la Dirección General del Servicio Murciano de Salud (SMS), que lidera la también enfermera y médica Magina Blázquez. Por otro lado, la coordinadora regional de Enfermería del SMS es la enfermera Mercedes Gómez (no se la ha contado en el recuento global).

Por último, Extremadura, Cataluña y Andalucía cuentan en sus servicios sanitarios públicos con sendos enfermeros al frente de una dirección relevante. En la primera, hay tres enfermeras que ostentan los puestos de subdirectora de Selección y Provisión de Personal; coordinadora del Sistema de Información Asistencial de Enfermería; y coordinadora de Atención Sociosanitaria (por otro lado, en la Consejería del ramo existe como asesora una enfermera). En Cataluña, Assumpció Lailla es responsable del Consejo Consultivo de Pacientes y de la Dirección Estratégica de Enfermería en el Departamento de Salud autonómico. Caso aparte son dos miembros enfermeras de los consejos asesores del Presidente de la Generalitat (Amelia Aguilera) y del Consejo Catalán de la Salud (Montse Teixidor).

Rumores de que desaparezca la Dirección de Cuidados

En cuanto a Andalucía, se cuentan en su sanidad pública a dos enfermeras en la Dirección General de Calidad (también hay dos asesoras en la Dirección General de Asistencia Sanitaria y otras dos en el Plan Integral autonómico de Salud Mental). Pero cabe reseñar aquí que, hasta hace poco, había una Dirección de Estrategia de Cuidados de Andalucía (DECA) que, en este momento, permanece vacante e incluso existen rumores de su desaparición.

Postura del presidente de los directivos enfermeros españoles

 La vicepresidenta de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), Mercedes Ferro.

Ante el preocupante mapa de enfermeras al frente de responsabilidades político-sanitarias de primer nivel detectado por la investigación de Redacción Médica, el presidente de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), Jesús Sanz, ha declarado que “verdaderamente, podríamos afirmar que el panorama es desolador. La necesidad de que las enfermeras contribuyan en la toma de decisiones a todos los niveles de las políticas sanitarias, ya fue una de las recomendaciones de la Segunda Conferencia Ministerial de Enfermería en Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrada en Múnich en Junio del 2002. Y es una constante que aparece de forma reiterada en muchos de nuestros foros y encuentros profesionales, quedándose la mayor parte de las veces en una mera declaración de intenciones”.

Desde su punto de vista, “las enfermeras deberíamos involucrarnos más activamente en el desarrollo de la política sanitaria, y deberíamos participar en la toma de decisiones políticas como la distribución de los recursos o las prioridades de gasto”. “Es necesario –continúa– un gran pacto profesional que nos permita reivindicar nuestro protagonismo en el sistema sanitario y al mismo tiempo cambiar las estrategias para conseguir un modelo de organización de cuidados que permita demostrar a los ciudadanos y autoridades la contribución de la profesión al cuidado de la salud, asegurando que los  servicios  enfermeros respondan a las necesidades y expectativas de los clientes de los servicios sanitarios y, así mismo, que contribuya al desarrollo profesional de la Enfermería”.

Para Sanz, “las enfermeras estamos capacitadas para ocupar cualquier cargo de gestión, donde nuestra toma de decisiones debe estar basada en la evidencia, es imprescindible dejar de centrar las decisiones en opiniones y empezar a hablar a partir de proyectos consolidados con resultados, desechando yo creo, yo opino, yo pienso...”.

“En este ámbito de los resultados, debemos reconocer que las enfermeras en general no estamos acostumbradas a hablar en términos económicos –confiesa–  y ahora más que nunca es imprescindible profundizar en la investigación de los costes añadidos derivados de temas tan fundamentales como la “inseguridad clínica”… y de las posibilidades de demostrar el ahorro que supone un uso más racional de los recursos, el rediseño de muchas intervenciones, la selección del material adecuado…”. En su opinión, “los beneficios y resultados incluyendo los de coste-efectividad de las intervenciones enfermeras necesitan ser monitorizados y documentados. Todo ello sin olvidar que los datos cualitativos también son necesarios para las enfermeras gestoras y para las organizaciones profesionales para recomendar cambios en las políticas y decisiones en aras del beneficio de los ciudadanos”.
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