Madrid es la comunidad con mayor grado de aplicación de las guías de indicación enfermera.
El refuerzo de la
indicación enfermera es una de las misiones principales de la profesión. Para ello, se requiere de la elaboración de las guías que permiten el acceso a dicha función a estas sanitarias respecto a determinados tipos de medicamentos.
Su creación y aprobación recae en la Comisión permanente de Farmacia, compuesta por organismos gubernamentales, autonómicos y colegiales. Su publicación y difusión depende del Ministerio de Sanidad. Sin embargo,
la aplicación pertenece a las Comunidades Autónomas, al contar con la competencia de sanidad. Un último paso que se ha atascado en determinados lugares y documentos. Precisamente, la lentitud en su implementación
deja a varios de estos manuales sin efecto en buena parte de la geografía española, pese a que hay regiones que hay regiones que han implantado la mayoría.
La falta de protocolos a nivel regional hace que miles de sanitarias no puedan indicar, usar o autorizar la dispensación de los medicamentos recogidos en las guías nacionales. Es más, pese a la aparición de su resolución favorable en el Boletín Oficial del Estado, existen dosieres que todavía
no han sido implantados por ninguna Consejería de Salud. Es el caso de los establecidos para
anestésicos locales, con luz verde gubernamental desde marzo de 2024, y tratamientos contra la
infección del tracto urinario inferior en mujeres adultas, vigente desde septiembre del año anterior.
Tampoco se ha avanzado demasiado en la guía centrada en fármacos para la
deshabituación tabáquica, aprobada a la vez que la destinada a anestésicos. Tan solo Cataluña ha establecido un protocolo para que sus enfermeras puedan indicar medicamentos con la misión de que el paciente deje de fumar. Una decisión tomada por el Departament de Salut
esta misma semana.
Las guías centradas en anestésicos locales e infección urinaria no están implantadas en ninguna comunidad
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El impulso autonómico también es escaso en manuales más antiguos. Así, el dedicado al tratamiento de la
fiebre tan solo está implementado en Aragón, Galicia y Castilla y León. El escenario es similar para el de diabetes mellitus uno y dos, aplicado únicamente en Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid. En el caso de la asistencia a la
hipertensión, las enfermeras de Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid son las únicas que pueden autorizar una pauta terapéutica sin requerir del médico. La cifra es un poco mayor en el informe de
anticoagulación oral: Andalucía, Aragón, Canarias, Cataluña, Galicia y Comunidad de Madrid ya lo han establecido.
Las
guías de indicación que gozan de un mayor grado de implantación es la focalizada en el cuidado de
heridas, al contar con un programa de actuación en casi todas las comunidades autónomas, salvo Andalucía, Aragón, País Vasco, La Rioja, Ceuta y Melilla. La proporción es parecida para
quemaduras, activa en buena parte del territorio español, a excepción de Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Comunidad Valenciana, País Vasco, La Rioja, Ceuta y Melilla. El grado de aceptación también es alto para el dossier de
ostomías, asentado en más de la mitad de las regiones. Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana, Extremadura, País Vasco, La Rioja, Ceuta y Melilla todavía no han publicado ningún programa que certifique la competencia indicadora de sus sanitarias en esta patología.
Diferente ritmo de activación de las guías
El avance en el establecimiento de las guías de indicación enfermera es desigual entre regiones. Y es que, mientras que algunas acreditan a sus profesionales en varias de las patologías ya publicadas por Sanidad, otras no han fijado protocolos específicos. Es el caso de
País Vasco, La Rioja, Ceuta y Melilla, donde no se aplica ninguno de estos manuales. Por su parte, Baleares y Comunidad Valenciana han implantado uno.
En el lado contrario, las comunidades autónomas que han 'hecho los deberes' respecto a la promulgación de estas guías. Destaca la
Comunidad de Madrid, con seis informes ya fijados para sus enfermeras. Le siguen Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha y Galicia, con cinco cada una.
Mayor celeridad de implantación
El
Consejo General de Enfermería (CGE) es uno de los principales valedores de estas guías. Motivo por el que demanda que los organismos autonómicos aceleren en su implementación. Precisamente, el proceso desigual ha provocado que
el Instituto de Investigación Enfermera haya comenzado a recabar datos para comprender los motivos tras el ritmo desequilibrado entre los distintos territorios.
En las comunidades autónomas en las que se ha avanzado en su promulgación,
el 95 por ciento de las sanitarias que pueden indicar fármacos ya lo hacen, al contar con
una acreditación que valida su experiencia para poder llevar a cabo esta tarea. Por norma general, se pide un año de experiencia en la profesión para poder recibir este certificado.
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