Javier Barbado. Madrid
El papel de la enfermera en las unidades de fototerapia (aplicación de rayos ultravioleta para tratar enfermedades de la piel) responde a una realidad hospitalaria que, sin embargo, a menudo pasa desapercibida en la literatura científica y, por ende, deja de reconocerse y regularse esa competencia profesional aun cuando se han demostrado sus beneficios.
Nuria de Argila, enfermera-máster en Ciencias de la Enfermería por la Universidad de Alicante.
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Para contrarrestar esta laguna, tres enfermeras han publicado un artículo científico en Enfermería Clínica en el que plasman en qué consiste el protocolo enfermero en esta clase de tratamientos y concluyen que, conforme a su experiencia, la actuación de la enfermera en la fototerapia para la dermatosis –a menudo prolongada durante meses y de especial dureza psicoemocional para el enfermo– mejora su eficacia por cuanto aumenta la adherencia al tratamiento y la adecuada respuesta a la evolución de las lesiones cutáneas a medida que avanza la terapia.
Así lo ha confirmado a Redacción Médica quien figura como autora principal de la reseña, Nuria de Argila (sus otras dos colegas firmantes son Celeste Blasco y Mónica Martín), quien ha recalcado que la ausencia de artículos con enfoque enfermero sobre la fototerapia –aun cuando “es la enfermera quien, una vez entrenada, realiza toda la atención durante el proceso”– sugiere que se describan la gestión y los cuidados que llevan a cabo estos profesionales para el abordaje de enfermedades de la piel como primer paso para eludir la variabilidad clínica y los posibles riesgos tanto para los pacientes como para los propios sanitarios.
“Es muy raro que seamos las enfermeras quienes redacten un protocolo que sea después aprobado por la Dirección de Calidad del hospital”, en este caso el Puerta de Hierro-Majadahonda de la Comunidad de Madrid, y, además, tampoco es frecuente que el trabajo sea publicado, primero, y premiado más tarde, en concreto en el XII Congreso Nacional de la Asociación Nacional de Enfermería Dermatológica e Investigación del Deterioro de la Integridad Cutánea. (Anedidic). La comunicación galardonada fue elaborada y expuesta por De Argila y Martín, y llevó por título Gestión y cuidados de Enfermería al paciente dermatológico en tratamiento con fototerapia con rayos ultravioleta B de banda estrecha.
Competencias de la enfermera en la fototerapia
Pero, ¿qué hace la enfermera en el tratamiento de fototerapia de un paciente dermatológico? Conforme explica la propia De Argila “puede asumir la responsabilidad y competencia de toda su gestión, funcionamiento y seguimiento al tratarse de tratamientos largos (dos o tres meses o más) implementando aspectos técnicos, administrativos y de cuidados emocionales (…) favoreciendo (…) la fidelización y la adherencia terapéutica, ya que la continuidad de las sesiones por la misma enfermera influye cualitativamente en la vida del paciente tanto en la esfera psicoemocional como en sus relaciones con el entorno laboral e incluso social”.
Así, por ejemplo, la enfermera debe leer y explicar al enfermo, antes de cada fotosesión, los peligros que ésta entraña y cómo protegerse de ellos; asimismo, debe observar las lesiones, su evolución y la respuesta indicada en cada momento desde el punto de vista sanitario, y, en fin, tampoco es baladí su papel como acompañante y asesora del enfermo en una serie persistente de sesiones que con frecuencia genera estrés y animadversión en quienes las experimentan.
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