Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.
Según el
Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay colegiados un total de 246.138 enfermeros. Profesionales sanitarios que han estado luchando contra el coronavirus día a día en primera línea y contando las historias más humanas de la crisis asistencial que está viviendo el país. Tras hacer frente a la primera ola del
coronavirus Covid-19 sin apenas medios de protección, el colectivo espera una respuesta más coordinada a nivel estatal y que cuenten con la voz de la experiencia para tomar mejores decisiones.
Así lo confirma
Pilar Fernández Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería (CGE), que se une a la segunda parte del documento
Lecciones del Covid-19. Un trabajo coordinado por
Redacción Médica que recopila testimonios de voces involucradas en esta pandemia para evaluar los fallos de la primera ola y poner soluciones a una posible saturación asistencial en la segunda.
¿Qué errores se han cometido durante la primera ola de la crisis y se están repitiendo en la segunda?
Durante la primera ola, las enfermeras de España se enfrentaron a la lucha contra el Covid-19 sin las medidas de protección necesarias para evitar el contagio. Desde el Consejo General de Enfermería, incluso, nos vimos obligados a comprar una partida con miles de equipos de protección individual y mascarillas para repartir entre todos los profesionales de España. Ese fue el mayor error de esos primeros meses, que esperamos que no vuelva a suceder en estos momentos.
"La desorganización entre administraciones que se dio en aquella primera ola, vuelve a repetirse en la segunda"
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Tras meses solicitando a las instituciones sanitarias que pusieran remedio a esta situación de enorme riesgo, en estos momentos creemos que no existe un desabastecimiento de material como el que se vivió en la primera ola. Lo que sí hemos visto es que la desorganización entre administraciones que se dio en aquella primera ola, vuelve a repetirse en la segunda. Si el mando único decretado por el Estado en marzo funcionó durante las primeras semanas, luego asistimos atónitos a una lucha política entre los diferentes partidos. Ahora, con un aumento de casos diario que no deja de crecer, volvemos a ver cómo desde el Gobierno central y las comunidades autónomas no llegan a un consenso sobre las medidas sanitarias a tomar. Esta situación produce a la población una enorme frustración, que ve cómo existen 17 normas que cambian cada día, dependiendo de quiénes hablen.
¿Ha habido algún acierto en la gestión de marzo y abril que haya mejorado la situación en noviembre?
El buen hacer de toda la población en marzo, aceptando las normas sanitarias y quedándose en los domicilios para frenar la curva fue, sin duda, un ejemplo no sólo para España, sino a nivel mundial. Fuimos uno de los países con las medidas más restrictivas y cumplimos de manera ejemplar. Sin duda, esto supuso una disminución drástica de la incidencia de la enfermedad, que ha evitado que lleguemos a la segunda ola mucho antes.
También, aunque llegó tarde, el acopio de material para esta segunda ola está bastante más preparado que al principio. En estos momentos, no estamos viendo esa escasez que supuso miles de contagios de profesionales durante los primeros meses. Y por supuesto, el trabajo de los profesionales de la sanidad que no dudaron en jugarse la vida por lo pacientes y darlo todo para salvar el mayor número de vidas posible.
¿Qué medidas deberían adoptarse en cuanto a recursos humanos, recursos materiales y de gestión/organización?
Durante la primera ola, el Covid-19 puso en jaque a nuestro sistema de salud, devaluado durante años por los recortes de personal. La crisis sanitaria por la pandemia ha mostrado al mundo entero la necesidad de apostar y reforzar enormemente la Sanidad. En nuestro país, por ejemplo, necesitamos que se realicen contrataciones masivas para poder atender a los afectados en un momento como este.
"En muchas comunidades ha habido una gran escasez de rastreadores, lo que ha hecho imposible controlar la expansión"
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En cuanto a las enfermeras, se ha demostrado que estamos a la cola de Europa y al final esto pasa factura a nuestro sistema. Desde las instituciones sanitarias, deben ser conscientes que, sin recursos humanos, no hay salud. Y sin los cuidados enfermeros, tampoco hay salud. También hemos visto cómo en muchas comunidades ha habido una gran escasez de rastreadores, lo que ha hecho imposible controlar la expansión y nos ha llevado a un contagio comunitario por segunda vez en seis meses.
En cuanto a los recursos materiales, como ya he dicho antes, en estos momentos parece que el acopio se ha hecho medianamente bien y, ahora mismo, los hospitales y centros de salud españoles no tienen escasez. Por último, en cuanto a la gestión y organización de la crisis, asistimos en estos momentos a una lucha política entre diferentes partidos, que lo único que hace es poner en riesgo la salud de las personas. No es momento de rencillas, ahora hay que remar unidos y tomar decisiones coordinadas, con criterios científicos y lejos de guerras que nada tienen que ver con la salud pública.
¿Qué podría aportar su organización que no haya podido aportar en la crisis actual?
Sin duda, la experiencia de nuestra organización podría servir para ayudar a las instituciones y administraciones a tomar las decisiones más adecuadas en cuanto a la contención de la pandemia. Por desgracia, no hemos sentido que estas instituciones nos hayan tenido en cuenta como deberían. Los profesionales tenemos mucho que aportar y decir, somos los que estamos en primera línea, conocemos cómo actúa la enfermedad y debemos estar en las reuniones en las que se deciden las medidas a adoptar.
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