La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo un problema estructural en el mercado laboral, y el ámbito de la Salud no es la excepción.
La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo
un problema estructural en el mercado laboral, y el ámbito de la Salud no es la excepción. En un informe reciente sobre la afiliación a la
Seguridad Social de los egresados
universitarios en España, este revela una diferencia significativa en los salarios, tipos de contrato y condiciones laborales según el género. Aunque las mujeres representan una gran parte de la fuerza laboral en la sanidad,
sus ingresos y estabilidad laboral siguen estando por debajo de los de sus compañeros hombres.
Los egresados en el ámbito de la salud y servicios sociales presentan una de las tasas de afiliación más altas al cuarto año después de obtener su titulación universitaria,
con un 81,9 por ciento. Sin embargo, al analizar los
datos por género, surgen diferencias preocupantes: los hombres logran contratos más estables y mejor remunerados que las mujeres.
Los hombres tienen más empleo y estabilidad
Los datos reflejan que el 78,6 por ciento de los hombres egresados tienen un contrato indefinido, mientras que
en el caso de las mujeres este porcentaje cae al 68,3 por ciento, cerca de los diez puntos de diferencia. La base media de cotización anual de los hombres es de 31.924 euros, lo que supone
2.140 euros más que la de las mujeres (29.784 euros).
Esta brecha se mantiene incluso en los estudios de posgrado. En el caso de los egresados de Máster, los hombres presentan una
base media de cotización de 35.753 euros, mientras que las mujeres apenas alcanzan los
33.334 euros. Además, el 73,5 por ciento de los varones con un Máster consigue un contrato indefinido frente al 65,9 por ciento de las mujeres.
Uno de los datos más alarmantes del informe es la diferencia en la jornada laboral. Mientras que
el 24,1 por ciento de las mujeres en el sector sanitario trabajan a tiempo parcial, solo el 13,9 por ciento de los hombres tienen este tipo de contrato. Esto supone que muchas mujeres se ven obligadas a firmar contratos parciales y que repercuta en su cotización y, más adelante,
en la jubilación a la que puedan aspirar.
Mientras que el 24,1 por ciento de las mujeres en el sector sanitario trabajan a tiempo parcial, solo el 13,9 por ciento de los hombres tienen este tipo de contrato
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Otro indicador relevante es el trabajo autónomo. En profesiones sanitarias como
Fisioterapia, Logopedia y Psicología general sanitaria, un alto porcentaje de egresados opta por el autoempleo. Sin embargo,
la proporción de hombres autónomos es mayor, lo que puede indicar que las mujeres encuentran más dificultades para emprender o ejercer de manera independiente.
Las diferencias salariales también varían en función del ámbito de estudio dentro del sector sanitario. En
algunas especialidades, la brecha de género es más pronunciada. Por ejemplo, en el área de negocios, administración y derecho dentro del sector de la Salud, los hombres tienen una
base media de cotización 3.765 euros mayor que las mujeres. En cambio, en disciplinas como ciencias, la diferencia se reduce a solo 121 euros.
Diferencias entre la pública y la privada
En términos generales, las mejores
condiciones salariales se encuentran en
informática y en ingeniería aplicada a la Salud, donde los egresados hombres alcanzan
sueldos medios de más de 40.000 euros anuales. En contraste, las áreas con peores salarios corresponden a
agricultura y ciencias veterinarias, donde las mujeres ni siquiera alcanzan
los 30.000 euros anuales.
La tasa de afiliación es más alta en las universidades públicas, pero la base de cotización media es más alta en los centros privados
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El informe también revela una diferencia en las oportunidades laborales según la
universidad en la que los egresados estudiaron. En el sector de la Salud, los titulados de universidades públicas tienen una
tasa de afiliación del 84,9 por ciento, mientras que en las privadas es del
70,3 por ciento. No obstante, los egresados de universidades privadas presentan una base de cotización media más alta.
En definitiva,
la brecha de género dentro del sector sanitario sigue siendo una tarea pendiente. Pese a años de avance, todavía queda mucho por hacer debido a que
las desigualdades entre género siguen siendo notables a nivel salarial, de estabilidad laboral e incluso en los puestos de alta dirección, donde la diferencia es incluso aun más notable. Quedan pasos por andar en un sendero en el que la mujer siempre ha sido discriminada y ha tenido más difícil el acceso al sector sanitario.
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