Celia Raij, Joan Pons, Ismael Maldonado y Laura Martínez.
Las
buenas condiciones laborales en el extranjero suelen seducir a los profesionales, quienes deciden migrar de España cegados por la esperanza de mejorar su calidad de vida. Pero, aunque muchos de ellos la encuentran, no es oro todo lo que reluce y, en ocasiones, las
agencias de reclutamiento y hospitales interesados en atraer el talento nacional utilizan
promesas que, posteriormente, son incumplidas, generando sentimientos de ira,
frustración y decepción entre enfermeras y médicos.
Uno de los países con más atractivo profesional es
Noruega. Su
déficit de enfermeras ha provocado que las empresas busquen “de mil maneras” la forma de atraer personal del extranjero. Así lo ha explicado la enfermera
Celia Raij a
Redacción Médica, residente en este país quien asegura que la manera que utilizan para llamar la atención es a través de condiciones salariales “muy suculentas" y un sueldo que puede llegar a los
5.000 euros, pero sin decirte "que el
IRPF del país supera el 35 por ciento”.
A pesar de que Raij tiene familia en Noruega y no se le aplican determinadas condiciones por ser foránea, ella ha visto como
enfermeras de España han firmado un contrato donde, en la “letra pequeña”, les indicaba que
si se querían marchar del hospital, tenían que cumplir dos años trabajados. Si no lo hacían, tenían que
pagar una "multa".
La
Enfermería es una de las profesiones más demandadas en países extranjeros. Es habitual
leer anuncios de agencias ofreciendo alojamiento y otra serie de beneficios para atraer el talento español. En una de esas ofertas, el enfermero
Joan Pons vio la oportunidad de trabajar en
Reino Unido con
mejores condiciones que en España y decidió emprender el viaje.
Promesas de alquiler y vuelos a España incumplidas
En su caso, la agencia que le reclutó le prometió a él y a doce compañeros suyos
pagar el alquiler de una casa grande durante
los tres primeros meses en Gran Bretaña, y la oportunidad de volar, tres veces de forma gratuita, de vuelta a España. Pero nada de eso se cumplió.
“Lo que hicimos mal fue que
esas promesas fueron de boquilla, no firmamos nada. Nuestra sorpresa surgió cuando vimos que solo el primer mes de la casa estaba pagado. El hospital no sabía nada y la propia agencia
se lavaba las manos. Y con los viajes más de lo mismo. Nos dejaron a todos con el culo al aire”, ha explicado.
Junto a las promesas de alquiler y viajes incumplidas se suma la
frustración de ser tratado como un “recién licenciado”. “Las calificaciones y experiencia que yo tenía eran papel mojado. No me dejaban hacer nada, no podía poner
cánulas ni sondas, cuando yo hacía eso a diario en Urgencias. Era frustrante y fue una situación que no nos esperábamos porque la empresa reclutadora no nos lo advirtió", ha enfatizado.
Este tipo de engaños no solo ocurren entre las enfermeras, sino también con los médicos.
Ismael Maldonado fue uno de los
especialistas que cayó en estas mentiras. La agencia que le reclutó para
mudarse a Suecia le prometió que ayudaría a su mujer, enfermera, a encontrar trabajo en el país nórdico, pero no fue “como se lo habían pintado”. “Tardaron todo un año en darle un contrato laboral, pero encima
fue de prácticas. Trabajaba prácticamente como las sanitarias de allí, con el ‘hándicap’ del idioma, pero cobraba como alguien que se acababa de graduar”, ha enfatizado este
médico de Familia.
Otras siete familias de médicos viajaron con Maldonado, donde algunas parejas de estos profesionales no estaban relacionadas con el ámbito sanitario. La agencia también les prometió que buscarían un trabajo para ellas en Suecia, pero lo que no se imaginaban es que esos trabajos iban a ser “poco cualificados”, como la
hostelería o montador de muebles.
Mentiras con el sueldo y con la labor como médicos en Suecia
En el tema laboral no fue lo único con lo que engañaron a este especialista. También lo hicieron con el sueldo. A él le prometieron que el salario iría aumentando por fases, que empezaría con
2.700 euros brutos, luego 5.000 y, a partir de ahí, a convenir con el jefe dependiendo de su desarrollo.
“Nuestras clases de sueco no fueron todo lo productivas posibles y como no éramos capaces de mantener una conversación discernida con un paciente, se negaron a subirnos el sueldo. Presa del enfado, organizamos un ‘motín’ e incluso
amenazamos con volver a España de vuelta si no nos subían nuestra retribución”, ha recordado.
Pese a que consiguió su propósito, los primeros meses cobrando ese dinero le hicieron perder todos los ahorros con los que había volado desde España. “Tú piensa que los 2.700 euros brutos que cobrábamos se quedaban en unos 2.000, de los cuales 1.000 iban para el alquiler y para necesidades de la casa y de mis hijos. Nos fundimos todo en seis meses y nos quedamos sin blanca”, ha detallado.
"Me prometieron rotar por un hospital de Suecia y conocer el servicio, pero cuando comencé a trabajar en un centro de salud mi jefa me dijo que esa idea era una tontería y no lo cumplieron. A día de hoy sigo sin haber vivido esa experiencia"
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Según Maldonado en otras partes del país, los
médicos españoles recién llegados tienen sueldos más altos y depende mucho de la zona donde trabajasen. Pero esa tampoco es la experiencia que tuvo Laura Martínez, otra médica de Familia que vive actualmente en Suecia. En su caso, estuvo cuatro meses en un
centro formativo para poder trabajar como especialista allí. Le prometieron que
podría rotar por un hospital y conocer cómo funcionaba el servicio, algo que deseaba “con todas sus fuerzas”, pero eso jamás ocurrió.
“Cuando terminé mi formación me destinaron a un centro de salud y directamente me hicieron adjunta. Pero como si no lo fuese, porque estuve
dos años cobrando como un MIR. Y, respecto a mi interés por rotar por un hospital, cuando se lo comenté a mi jefa me dijo que eso era una tontería. Todavía ni lo he visto ni he tenido la experiencia de conocer a otros compañeros que trabajen allí”, ha resaltado.
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