Elena Sacristán y Mercedes Peña
La
vía EIR es una de las opciones que más barajan las tituladas en Enfermería al salir de la facultad. Una alternativa que llama la atención de las egresadas que buscan mejorar su currículo a través de
la especialización, a la par que alcanzar nuevas cuotas profesionales dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS). No obstante, pese a su atractivo, hay
una serie de circunstancias que restan brillo a dicha ruta. Por ejemplo, la escasa implantación de las ramas enfermeras en las comunidades autónomas, lo que pone en entredicho el futuro desarrollo de las competencias adquiridas. También
la inestabilidad de las propias plantillas docentes, producida por el alto índice de temporalidad existente en el sector. Una situación que denuncian los representantes de las graduadas en búsqueda de la especialidad, que abogan por garantizar una cierta consistencia entre las sanitarias encargadas de su formación. Un punto en el que concuerdan con sus 'profesoras'.
Cuando realizó la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria, Elena Sacristán recuerda que
tuvo un cambio de tutora. "En mi caso, estuvo justificado, ya que se iba de vacaciones", ha indicado la secretaria de la Asociación AEIR a Redacción Médica. Sin embargo, la enfermera ha compartido que conoce residentes que han tenido hasta tres a lo largo de los dos años de Formación Sanitaria Especializada (FSE). "Esto impide que los conocimientos se afiancen de forma correcta", ha lamentado. "Además, la tutora es tu persona de confianza
durante el EIR", ha continuado.
La situación
se agrava en el caso de las enfermeras colaboradoras en docencia. Y es que, en múltiples ocasiones, estas profesionales encargadas de instruir a las EIR -función que combinan con la tarea asistencial- cuentan con contratos temporales o padecen cambios de servicio dentro del propio hospital o fuera, por lo que su presencia durante todo el proceso instructivo de las residentes no es constante. "Esto es un tema importante, ya que no garantiza una formación de calidad", ha añadido Sacristán.
"La inestabilidad de la plantilla no garantiza una formación de calidad", ha lamentado Sacristán
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Para evitar esta situación, la secretaria de la Asociación AEIR demanda
limitar la movilidad de las enfermeras para permitir una formación con un equipo docente estable. "Solo así las residentes no se verán afectadas por los vaivenes a los que está sometida la profesión", ha sentenciado.
Diferencia entre tutoras y colaboradoras docentes
Mercedes Peña es
tutora EIR de la unidad docente multidisciplinar del Hospital General Universitario Gregorio Marañón en el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental. Ella está encargada de organizar la docencia y las rotaciones por las que deben de pasar las residentes para la obtención de todas las competencias de su ámbito. Labor que compaginan con la atención a pacientes. Pero, a pesar de la carga,
jamás ha detectado problemas para encontrar voluntarias que quieran ejercer dichas funciones. "No hay escasez de este perfil", ha señalado a este diario. Asimismo, no acostumbran a perder sanitarias por la incertidumbre laboral existente en el sector.
En concreto, desde su servicio se exige que
estas profesionales estén fijas, lo que les permite mantener una dinámica de trabajo. "
La tutora es la persona que da continuidad al desarrollo de la actividad docente. Al final, es la que revisa que la especialización se lleva a cabo de forma correcta", ha remarcado Peña. Motivo por el que esta profesional no acostumbra a abandonar su puesto, salvo que acepte una oferta laboral en otro punto del SNS que le resulte más interesante.
"La tutora es la persona que da continuidad al desarrollo de la actividad docente", ha apuntado Peña
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La enfermera del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) sí que ha señalado que la proporción de cambios es superior en el caso de las
colaboradoras docentes. Se trata de especialistas que cooperan significativamente en las tareas de formación y evaluación de las residentes, con la misión de hacer cumplir los objetivos marcados en el plan individual de las EIR. Eso sí, siempre bajo la supervisión de la tutora. "Aquí si se detecta una mayor movilidad", ha resaltado Peña. Y es que una parte de estas profesionales están atadas a la interinidad o las modificaciones en sus turnos, que deriva en que sea mayor su variabilidad durante los dos años de formación.
Fomentar contrataciones más largas
Para dotar de una mayor estabilidad al personal docente, Peña ha defendido
la importancia de que las colaboradoras docentes cuenten con contratos más largos. "Si no se da esta circunstancia es complicado que podamos mantener a estas profesionales más tiempo", ha puntualizado. En este sentido, la tutora ha recalcado la importancia de que mejorar las condiciones laborales de Enfermería, tradicionalmente sujeta a acuerdos laborales de corta duración.
Un punto en el que concuerda con Sacristán. "Hay que
acabar con la precariedad existente en nuestro sector y, por ende, en los equipos docentes", ha apuntado la representante de las tituladas camino de la especialidad. Tras esta, se halla la llave para asegurar una mejor formación EIR.
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