Asegura que una ley estatal de paliativos evitaría la inseguridad jurídica



11 may. 2014 16:20H
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Ricardo Martínez Platel / Imagen: Miguel Ángel Escobar.
El presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), Álvaro Gándara, lamenta que pese a “la experiencia que tiene España en este ámbito, todavía hay gente que sigue creyendo que dar morfina es una eutanasia pasiva y que considera que la sedación paliativa es una eutanasia activa”, lo que propicia que los aspectos ideológicos frenen una ley específica.

Gándara cree que es necesario seguir explicando la importancia de los cuidados paliativos.

¿Somos todos iguales a la hora de recibir cuidados paliativos?
En absoluto. La distribución es escasa y muy heterogénea. Hay una gran desigualdad e inequidad en el reparto de los recursos por regiones, provincias o localidades.

¿Quién puede remediarlo, el Estado o las comunidades?
A todos, incluidos los médicos. El Ministerio ha desarrollado una estrategia nacional muy rigurosa e intensa, en la que describe perfectamente cómo hay que dar, reglar y acreditar esta prestación. Pero no se aplica. Las autonomías tienen parte de culpa porque son las que lo ejecutan. Hay lugares como Cataluña con una cobertura del cien por cien, que es algo ejemplar, al nivel del mejor país en este sentido que puede ser Reino Unido. Sin embargo, en otras la calidad es nefasta, con una prestación mínima.

Con el adelanto electoral quedó parado el proyecto de ley sobre este asunto, ¿qué opinión tiene de esta norma?
La ley que quedó paralizada fue la referida a la muerte digna, con la que tampoco estaba a favor. Me parece legislar sobre algo imposible. La dignidad es algo inherente a la vida. Lo que hay que procurar es una muerte de calidad. El gobierno del PSOE lo que pretendió fue legislar como se había realizado ya en autonomías como Andalucía, Navarra y Aragón. Se trataba de una norma que pretendía ejecutar una correcta atención en el paciente al final de la vida. Sin embargo, quedó parada porque no hubo consenso y estaba muy mal hecha, porque fallaba en definiciones muy importante.

Expertos en Derecho afirmaban qué no aportaba nada nuevo.
Efectivamente. Era una norma con un marco muy general que no ayudaba a desarrollar los cuidados paliativos. Si queremos esta prestación hay que pagarla. Es precisa una dotación de fondos y con suficientes recursos humanos. España cuenta con 420 recursos de cuidados paliativos y son necesarios alrededor de 700. La diferencia cuesta dinero. Hay que hacer porque se pueda ejecutar el derecho de los pacientes.

¿Por qué los profesionales demandan una norma sobre paliativos?
Sí. Es mejor hablar de una ley nacional de cuidados paliativos que garantice una correcta formación a nivel de pregrado y posgrado y que todos los profesionales de la Medicina cuenten una asignatura dedicada específicamente a este ámbito, como ya existe en Inglaterra, Canadá o Australia. De esta manera se acreditaría y los profesionales y los pacientes sabrían que el profesional que les atiende es tan experto como un cardiólogo. En España hay importantes contradicciones y los médicos dedicados esta rama no están acreditados porque no existe la especializada.

¿Lo que demanda es una unificación de criterios?
Sí, como a los cardiólogos, los obstetras o cirujanos. Y lo tiene que acreditar la Administración, no una academia. Para garantizar la mejor atención al paciente debe existir el título.

¿Se percibe la inseguridad jurídica en el día a día?
El problema es que los profesionales no saben nada de cuidados paliativos. Porque en las facultades no se le ha explicado nada. Solo siete de las 43 facultades brindan unas nociones básicas de paliativos. Los profesionales de este país no saben sedar a un paciente, ni manejar la analgesia, ni saben habilidades de comunicación e información, ni de bioética. Los propios médicos no sabemos hacer cuidados paliativos, porque no solo dependen de los expertos, sino también del médico de familia, del internista, etc.

¿A corto plazo tiene solución?
Soy absolutamente pesimista. Hay una falta de sensibilización absoluta por parte de los integrantes de este Gobierno, del anterior y del próximo que venga en cuanto a paliativos. Está demostrado científicamente que no solo son buenos porque atienden bien al paciente al final de la vida, sino que ahorran dinero al sistema público de salud. Son eficaces y eficientes. Eso se lo decimos a los políticos y no acaban de creérselo. Si es SNS está a punto de que reviente por los cuatro costados, les ofrecemos un sistema que permite ahorrar y atender con calidad a los pacientes.

El presidente de Secpal señala que España cuenta con experiencia suficiente en este ámbito.

¿Se cierran por cuestiones ideológicas?
Sí. Hay gente que sigue creyendo que dar morfina es una eutanasia pasiva y que considera que la sedación paliativa es una eutanasia activa. Llevamos 25 años explicando que son y que no son los cuidados paliativos. Hay evidencia y experiencia en España suficientes para saber que son necesarios. Pedimos que nos dejen hablar sin que nos cierren la puerta, que es lo que ahora nos encontramos.

¿Qué pasos hay que dar para que se llegue a materializar?
Necesitamos la voluntad del político de turno. Se han hecho programas regionales de cuidados paliativos muy eficaces. Querer hacer las cosas bien es fundamental, no podemos depender de intenciones. Por eso exigimos una norma nacional que ordene esto.

¿De esta forma se reconocerían los derechos de los pacientes?
Sí. La existencia de una ley de rango nacional, aunque la cartera básica de servicios reconoce los paliativos, ayudaría a su implantación. Una ley facilitaría que la gente no tuviera miedo a maniobras como la sedación y tendrían claro que a los pacientes hay que informarles adecuadamente, tal y como reconoce la ley de autonomía del paciente y evitaría la inseguridad jurídica.

¿Qué valoración hace de la ley de la eutanasia infantil belga?
Mi opinión es muy negativa. Aprobar una ley de eutanasia infantil significa que previamente hay una norma para adultos o una despenalización previa. Estoy en contra de cualquiera de estas opciones. Uno de los argumentos de las voces que están a favor de la eutanasia es la llamada pendiente deslizante. Aquella que se refiera a que cuando se despenaliza un supuesto penal, los supuestos aumentan y las indicaciones son más laxas. Considero que es un paso más hacia la criminalización de la asistencia sanitaria en el caso de los débiles.

En el caso belga, existe una cultura de la eutanasia, que no es extrapolable a otros países.
Ni en España, ni en ningún país debería ser viable ni siquiera el debate sobre la eutanasia mientras no exista un sistema de cobertura de cuidados paliativos al cien por cien. Hasta que todos los usuarios del Sistema  Nacional de Salud no tuvieran el mismo derecho a una asistencia paliativa de calidad en igualdad de condiciones, no se debería plantear esa posibilidad. Estamos hablando de aplicar el tratamiento más barato al sufrimiento, cuando es evitable con unos cuidados paliativos adecuados. España no tiene una cobertura adecuada de paliativos.

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