Foto de familia de los ponentes y organizadores del Foro de Derecho Sanitario.
Cada día decenas de profesionales sanitarios se encuentran con situaciones complicadas en las que la seguridad o la integridad de un menor está comprometida. En muchas de estas situaciones los médicos se enfrentan a problemas donde hay que discernir entre la
problemática sanitaria y la legal. Casos como los que se han presentado en el
Foro de Derecho Sanitario, organizado por el
Hospital La Paz, donde esta vez se ha intentado poner luz a situaciones concretas con las que los sanitarios batallan día a día.
Comas etílicos,
abortos en menores,
trastornos alimenticios, o incluso
agresiones sexuales, son algunos de los síntomas que el médico debe de resolver, más allá del punto de vista clínico. “El médico no tiene que preocuparse por nada.
Él debe centrarse en su tarea que no es otra que salvar la vida del menor”, tranquiliza
Luis Zarraluqui Navarro, abogado especializado en Derecho de Familia, que asegura que “la asistencia de una urgencia está por encima de la responsabilidad penal del médico".
En este sentido, el médico no puede obviar su derecho implícito a velar por la seguridad del paciente. Menores que presentan en menos de dos meses un
coma etílico supone un peligro para ellos mismos. En esos casos,
Rosa María Henar Hernando García, fiscal de la Audiencia Provincial de Madrid, “se debe de avisar a los padres, y si en el caso de ser una situación reiterada a la Fiscalía, que ya se encargará de
investigar el caso”.
La moderadora del Foro de Derecho Sanitario presenta a cada uno de los ponentes.
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Así mismo,
Arancha Ortiz, facultativa especialista en Psiquiatría Infantil y Adolescente del Hospital Universitario la Paz, opina que el médico
“siempre debe contar con los profesionales de Atención Primaria y conocer y asistir de primera mano al menor”.
La peor pesadilla
Por su parte,
José Casas Rivero, responsable de la Unidad de Adolescencia del Hospital Universitario La Paz, ha tenido que lidiar con numerosos casos donde el menor era el foco de atención y estos, según él, “son la peor pesadilla para el pediatra”.
“Los médicos necesitamos que los padres nos ayuden a cuidar a sus hijos. Estos deben ayudar y apoyar a ese menor en todo momento y los médicos somos parte fundamental de ese proceso”, señala Casas.
“El médico no puede perder la oportunidad de
diagnosticar a un adolescente. Siempre se debe tener la puerta abierta par ayudar al paciente. Si la puerta de la consulta se cierra sin la ayuda del médico puede darlo por perdido”, recalca
José Casas, que pone el acento en la colaboración permanente con los padres, siempre y cuando esta sea posible.
Educar a los padres
El aspecto psicológico del adolescente es otro punto básico a tener en cuenta para conocer clínicamente el entorno que le rodea.
Carmen Villanueva, psicóloga infantil, explica que en muchos casos los adolescentes reacondicionan las decisiones de los sanitarios por diferentes motivos, pero en ningún caso “un menor puede opinar sobre la decisión que tomen sobre él los sanitarios porque no tiene capacidad para tomar ciertas decisiones”.
“Es importante incorporar a los padres en la línea de análisis. Hay que ayudarles a participar, ayudarles a ser buenos padres y ayudarles en la función paterna.
El médico no tiene por qué saber qué relación tienen los padres del niño”, señala Villanueva, que destaca la necesidad de “contar con todas las áreas fundamentales como Primaria, Salud Mental, etc”.
Imagen general de la sala.
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