La disminución en la frecuencia cardíaca se asocia significativamente con un menor riesgo de mortalidad.
7 feb. 2018 18:30H
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Los cambios relativamente pequeños en la frecuencia cardiaca a lo largo del tiempo, incluso dentro del rango normal, se asocian con un mayor riesgo de presentar desenlaces cardiovasculares y no cardiovasculares adversos en la población general, según los resultados de un nuevo estudio.
En este estudio, publicado el pasado 24 de enero en Jama Cardiology, se describe cómo en cada aumento de cinco latidos por minuto en la frecuencia cardiacadesde la visita anterior al consultorio, el riesgo aumentó 12 por ciento para la mortalidad por todas las causas, un 13 por ciento para la insuficiencia cardiaca incidente, el 9 por ciento para el infarto de miocardio y 6 para el accidente cerebrovascular. Del mismo modo, con cada aumento de 5 latidos por minuto en la frecuencia cardiaca, el riesgo aumentó un 13 por ciento para la muerte de etiología cardiovascular, 12 por ciento para la muerte de etiología no cardiovascular y 8 por ciento para cáncer.
"Una de las lecciones más importantes de esto es que, incluso en cohortes basadas en la comunidad relativamente saludables, este biomarcador en particular, que es fácil de medir y esencialmente gratuito, es extremadamente potente y extremadamente poderoso como predictor", dijo el Dr. Scott D. Solomon, autor principal, del Brigham and Women's Hospital, en Boston, Estados Unidos. "Creo que reforzará la necesidad de prestar atención a estos cambios", añadió.
Los resultados concuerdan con estudios longitudinales en individuos sin enfermedades cardiovasculares conocidas, informes publicados y una publicación reciente del equipo, en el que una mayor frecuencia cardiacaen reposo, y cambios temporales en ella, fueron asociados a peores resultados en pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada en el estudio. "Los nuevos datos extienden este concepto no solo a pacientes con insuficiencia cardiaca sino a la comunidad de pacientes en general", afirmó.
Más de 15.000 participantes
Los investigadores, dirigidos por el Ali Vazir, del Brigham and Women's Hospital, utilizaron datos electrocardiográficos de 15.680 participantes en el estudio multiétnico Aric (Riesgo de ateroesclerosis en las comunidades) para evaluar la frecuencia cardiaca basal en reposo, la frecuencia cardíaca actualizada con el tiempo (valor de FC más reciente medido antes de la ocurrencia de un evento o el fin del estudio) y los cambios en la frecuencia cardíaca en comparación con la visita anterior.
Para ello, se calcularon los cambios en la frecuencia cardiaca (no solo entre dos puntos, como se hace normalmente, sino entre cuatro visitas al consultorio) con una media del intervalo entre visitas de 3 años. Los resultados se registraron a lo largo de 28 años de seguimiento.
En la primera visita al consultorio, aproximadamente un tercio de los participantes era hipertenso, un cuarto fumador y el 10,5, el 3,4 y el 1,6 por ciento utilizaban fármacos reductores de la frecuencia cardiaca, como betabloqueantes, antagonistas del calcio, y digoxina, respectivamente. Más de la mitad de los participantes eran mujeres, el 26,9 por ciento eran afroamericanos, y la frecuencia cardíaca promedio fue de 67 latidos por minuto.
Los aumentos en la frecuencia cardiaca en comparación con la visita anterior se asociaron con todos los resultados, que también mostraron una relación casi lineal entre el cambio en la frecuencia cardiaca y la mortalidad por todas las causas y la insuficiencia cardiaca incidente, de modo que cualquier aumento en la frecuencia cardiaca superior a un latido por minuto desde la visita previa parece aumentar significativamente el riesgo, escriben los autores.
Aunque la frecuencia cardiaca es una parte integral del examen físico, "creo que tendemos a no prestarle mucha atención a menos que se encuentre dramáticamente fuera del rango normal", dijo Solomon. "Puede que no prestemos atención a una frecuencia cardiaca en reposo que ha aumentado de 60 a 75 latidos por minuto en un periodo de uno o dos años, pero si ha habido un cambio en este periodo, los resultados del estudio sugieren que este aumento presagia un peor pronóstico para estos pacientes", agregó.
Notablemente, cualquier disminución en la frecuencia cardiaca desde la visita anterior se asoció significativamente con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, mientras que una caída de más de 12 latidos por minuto se asoció significativamente con un menor riesgo de insuficiencia cardíaca.
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