Fernando Carballo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD).
El
omeprazol está en el punto de mira tras la publicación de un
estudio que lo ligaba al aumento del riesgo de
cáncer de estómago con un uso a largo plazo. No es la primera vez que este
inhibidor de la bomba de protones y uno de los
medicamentos más consumidos del mundo es objeto de trabajos que ponen en duda su seguridad.
“Es tan popular que todo el mundo lo usa como
protector gástrico y se le ha perdido el respeto como medicamento”, comenta
Fernando Carballo, presidente de la Sociedad Española de
Patología Digestiva (SEPD). Ante las dudas que generaba su uso, esta sociedad emitió un
posicionamiento en 2016 donde se reafirmaba en la seguridad del fármaco. Ahora, nuevas publicaciones lo ponen de nuevo en tela de juicio.
Frente a los últimos estudios aparecidos, Carballo comenta: “Ha salido últimamente que el efecto inhibidor de la secreción gástrica,
en un contexto de gastritis crónica, podría sumarse –aunque todavía no está claro– al efecto de la carcinogénesis del cáncer gástrico por un mecanismo no directo”.
El digestólogo aclara que “es uno de los pocos fármacos que no tiene efectos adversos inmediatos,
como sí los tiene el ibuprofeno, por ejemplo”. Lo que está demostrado es que puede tener un efecto secundario “a largo plazo” sobre la solución de determinados nutrientes, vitaminas y minerales. Y por tanto, “a largo plazo”, repite, “puede dar lugar a la aparición de
anemias y a trastornos neurológicos asociados al déficit del complejo vitamínico B”.
La Primaria y la farmacia, fundamentales
Por eso, incide en que “no se debe utilizar como protector gástrico indiscriminado” y que su uso sostenido en el tiempo “debe tener un control médico para adelantarse a los efectos adversos”. El especialista valora el trabajo de los
profesionales de Primaria en cuanto a la correcta prescripción del inhibidor de la bomba de protones y, al poder ser dispensado sin necesidad de receta, el del farmacéutico comunitario como fuente de información a pie de calle frente al uso incorrecto del medicamento.
Pero también puntualiza que los efectos adversos pueden darse solo en el largo plazo, “y ahí hay que hacer vigilancia. Para su eficiencia, solo hay que usarlo cuando haya indicación médica y tanto médicos de Familia como farmacéuticos tienen un papel colaborador esencial”.
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