Ómicron es la decimoquinta letra del alfabeto griego y es el nombre que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido dar a la variante B.1.1.529 del SARS-COV-2 (Covid-19) detectada por primera vez en Sudáfrica en noviembre de 2021.
Los
sistemas de nomenclatura establecidos para nombrar y rastrear los linajes genéticos del SARS-CoV-2 fueron decididos por la OMS para que las variantes de interés (VOI) y las variantes preocupantes (VOC) fueran fáciles de pronunciar y recordar para las personas sin formación científica y para que no generasen estigmas relacionados con el país donde se identifica por primera cada variante. Por el momento, el grupo de expertos convocado por la OMS ha recomendado el uso de denominaciones basadas en las letras del alfabeto griego, es decir, Alfa, Beta, Gamma, que serán más fáciles de usar y más prácticas para los debates del público no científico.
La
variante B.1.1.529 (Ómicron, decimoquinta letra del alfabeto griego) presenta un gran número de mutaciones, algunas de las cuales son preocupantes según la OMS. Las pruebas iniciales indican que el riesgo de reinfectarse por esta variante es mayor que con otras variantes preocupantes y, al parecer, el número de casos que ocasiona está aumentando en casi todas las provincias sudafricanas. Por el momento, las
pruebas de PCR que se utilizan para diagnosticar el SARS-CoV-2 continúan detectando esta variante. Varios laboratorios han informado de que una prueba de PCR muy utilizada no consigue detectar el gen S, uno de los tres genes diana del virus. Debido a que ese gen escapa al diagnóstico por PCR, esta prueba se puede utilizar como marcador de esta variante a la espera de que se confirme el diagnóstico mediante secuenciación. Con este método, la variante B.1.1.529 se ha detectado a un ritmo mayor que las que han causado brotes anteriores, lo cual indica que tal vez crece con mayor rapidez.
¿Por qué Ómicron es una variante preocupante?
En el caso de
Ómicron, la OMS la ha catalogado como variante preocupante VOC. Las
VOC del SARS-CoV-2 se asocian a uno o más de los siguientes cambios en un grado que resulta significativo para la salud pública mundial:
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Un aumento de la transmisibilidad o un cambio perjudicial en la epidemiología de la COVID-19; o
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Un aumento de la virulencia o una variación en la presentación clínica de la enfermedad; o
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Una disminución de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, las vacunas y los tratamientos disponibles.
Además, Ómicron también cumple los siguientes puntos:
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Presenta cambios en el genoma que, según se ha demostrado o se prevé, afecta a características del virus como su transmisibilidad, la gravedad de la enfermedad que causa y su capacidad para escapar a la acción del sistema inmunitario, ser detectado por medios diagnósticos o ser atacado por medicamentos; Y
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Según se ha comprobado, da lugar a una transmisión significativa en medio extrasanitario o causan varios conglomerados de COVID-19 en distintos países, con una prevalencia relativa creciente y ocasionando números cada vez mayores de casos con el tiempo, o bien que presentan, aparentemente, otras características que indiquen que pueden entrañar un nuevo riesgo para la salud pública mundial.
Variantes preocupantes de Covid-19 como Ómicron
Las variantes preocupantes catalogadas por la OMS hasta el momento aparecen descritas en el siguiente cuadro:
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