El
confinamiento domiciliario fue la medida utilizada por varios Gobiernos en el mundo para
frenar la pandemia de Covid-19. Esta herramienta ha sido necesaria dada la
urgencia sanitaria que se vivía en países como España o Italia ante el
elevado número de contagios por coronavirus. Además, varios estudios científicos han avalado el confinamiento necesario aún así algunas voces expertas lo han criticado duramente.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, declaró el confinamiento domiciliario nacional el
15 de marzo de 2020, un día después de emitir el Decreto de Estado de Alarma que recogía esta restricción de movilidad. Los ciudadanos españoles estuvieron confinados hasta el
21 de junio, fecha en la que el Ejecutivo de Sánchez instauró una serie de medidas de relajamiento para este confinamiento.
Estudios científicos que apoyan el confinamiento
Expertos del
Instituto de Salud Carlos III publicaron en agosto de 2020 un estudio en la revista científica
The Lancet donde se demostraba
la eficacia de los meses de confinamiento ya que había ayudado a reducir la transmisibilidad del virus, lo que conllevó a un descenso del número de contagios.
Además, otro
estudio realizado por investigadores del Imperial College London, publicado en
Nature, apuntaba a que “las medidas restrictivas tomadas a cabo por los gobiernos europeos
consiguieron reducir la velocidad de transmisión del Covid-19 (RT) por debajo de uno”.
En España, las autoridades sanitarias han descartado
implantar otro confinamiento domiciliario en las sucesivas olas que han ocurrido del
Covid-19. A pesar de ello, desde los organismos gubernamentales se ha hecho un llamamiento público para que la sociedad realice un
autoconfinamiento que ayude a controlar el alto ritmo de contagios que ha provocado las nuevas olas de coronavirus.
Expertos contra el confinamiento
Aún así, un grupo de expertos de Israel señaló que el confinamiento
no era un método valido para aplacar la pandemia de Covid-19. “El modelo epidemiológico tradicional que explica el ritmo de contagios con bolas de color representando los enfermos, y bolas blancas representando a los sanos, en el que una bola de color contagia exponencial y progresivamente a las sanas es un modelo que permite predecir fácilmente los contagios, pero es un mal modelo porque es primitivo, inexacto y da mucho miedo”, explicaba
David Gershon, profesor de economía de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Este economista se unió a un epidemiólogo,
Hagai Levin, para elaborar una teoría matemática que argumentaba, con datos reales, que el confinamiento no hubiera sido necesario en su país ni en otros para frenar el avance del Covid.
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