¿Cuál es el funcionamiento de una PCR?


Las PCR son una herramienta que permite “amplificar un fragmento del material genético del paciente para observar si contiene material genético (ARN) del virus SARS-CoV-2”. O lo que es lo mismo: es una fotografía instantánea de un momento determinado que permite saber si la persona está contagiada por Covid-19 o no en ese momento, tal y como explica el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

PCR proviene de las siglas Polymerase Chain Reaction, es decir, reacción en cadena de la polimerasa, y es una técnica que comenzó a desarrollarse en los años 80 por Kary Mullis, bioquímico estadounidense que posteriormente ganaría el Premio Nobel. 

¿Cuántas fases tiene una PCR para detectar el Covid-19?


Según detalla el CSIC, el ciclo de las pruebas PCR se divide en dos: obtención de la muestra y realización del análisis. El primer ciclo, la obtención, se divide a su vez en tres pasos: toma de la muestra, inactivación del virus y extracción del material genético. Solo después es cuando se realiza la técnica de análisis PCR propiamente dicha, explica el organismo.

Para conseguir la muestra del paciente, el personal sanitario introduce el hisopo por la vía nasofaríngea del paciente. Después, este ‘bastoncillo’ se inserta en un tubo identificado con un código que permite su trazabilidad, además de contener un líquido en su interior que estabiliza y conserva la muestra.

El paso de inactivar la muestra se realiza en el laboratorio, a través de la introducción de un líquido que ‘bloquea’ el virus, es decir, el material genético permanece, pero el virus deja de ser efectivo, explican desde CSIC. Para extraer el material genético, se procede a romper la célula infectada y la cápside del virus para liberar su ARN y separarlo de las proteínas y el ADN, a través de robots especializados que procesan el material.

¿En qué se diferencian las PCR y los test rápidos?


A diferencia de las PCR, los test rápidos no identifican el ARN del Covid-19, sino que detectan los anticuerpos producidos frente al virus (a través de una muestra de sangre) o bien las proteínas del coronavirus presentes en las muestras respiratorias del exudado nasofaríngeo, según detalla el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

De hecho, estos test de diagnóstico rápido se basan en “una inmunocromatografía en papel, es decir, una plataforma que tiene ‘pegados’ las protenías del virus para detectar anticuerpos específicos en las proteínas del virus” y tienen un funcionamiento similar al de los test de embarazo, explica el organismo.

Asimismo, además de la rapidez, los test tienen otra ventaja frente a las PCR: se pueden realizar en el domicilio de un caso sospechoso, siempre bajo la supervisión de un profesional sanitario. Con estos test, se mejora el cribado del a población y se limita los ensayos de PCR solo a aquellos pacientes que, con sintomatología, den negativo en los test rápidos.

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