El
herpes oral es una
infección de la cavidad oral (boca), de los labios o de la cara producida por un
virus denominado virus del herpes.
Contagio del herpes labial y oral
La transmisión del virus del herpes se realiza
por contacto, tanto desde personas que tienen lesiones ulcerativas típicas de la enfermedad, como desde personas sin lesiones ulcerativas pero infectadas por el virus, en los que la mucosa puede estar transmitiendo virus desde su superficie a pesar de verse normal.
El contagio puede ser directo, (besos, contacto sexual oral) o a través de utensilios intermedios (vasos, cuberterías, etc.). Tras el primer contagio pueden o no producirse manifestaciones clínicas. Posteriormente estos virus pueden quedarse latentes, como “dormidos” y reactivarse en determinadas circunstancias. Existen 2 tipos de virus de herpes, el virus herpes tipo 1 y el tipo 2. Ambos virus pueden producir infecciones orales; sin embargo, las reactivaciones de lesiones orales son mucho más frecuentes en las infecciones por el virus herpes tipo 1.
¿Qué síntomas produce el herpes oral?
Los síntomas que produce el herpes oral son:
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Primera infección por virus del herpes. Suele adquirirse en la infancia o en la adolescencia. Cuando se adquiere la infección por primera vez, el tiempo de incubación (desde que se tiene el contacto hasta que aparecen los primeros síntomas) oscila de 1 a 26 días (en general una semana). En esta primera infección puede haber síntomas generales como fiebre, malestar general, dolores musculares y ganglios en el cuello, junto a gingivoestomatitis (infección de las encías y del interior de la boca) y/o faringitis. Suele durar de 3 a 14 días. Las úlceras orales (aftas) afectan al paladar, encías, lengua, labios y zonas de la cara. En pacientes con defensas bajas, las infecciones pueden ser graves. En algunos pacientes puede manifestarse como una faringitis sin que se detecten aftas orales, con lo que el diagnóstico puede ser difícil dado que se sospecha un catarro.
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Reactivaciones. La manifestación clínica más frecuente de la reactivación de un herpes oral es el herpes labial y de lengua, con aparición de úlceras dolorosas en dichas localizaciones. Pueden aparecer tras manipulaciones dentarias o cuando bajan las defensas por cualquier otra infección, motivo por el cual se ha tendido a asociarlo con la aparición de fiebre (calentura).
¿Cómo se diagnostica este tipo de herpes?
El herpes oral es un diagnóstico clínico de sospecha. En muchas ocasiones no se puede diferenciar de infecciones orales producidas por otros microorganismos o de aftas orales debidas a la toma de medicinas. En los raros casos donde puede ser importante un diagnóstico, se puede identificar el virus tras
obtener muestras de las lesiones.
¿Cómo se trata el herpes oral?
En pacientes con defensas normales el tratamiento del herpes oral debe ser:
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Primer episodio de infección por herpes. Se debe realizar tratamiento con antivirales orales como el aciclovir o similares.
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Recurrencias. El tratamiento consiste en la administración de antivirales de forma inmediata nada más iniciarse los síntomas. Este tratamiento permite reducir el tiempo que se está con síntomas y con lesiones. Pueden administrarse en una única dosis oral o en varias dosis únicamente durante el primer día. El inicio inmediato de los antivirales en crema también ha demostrado reducir el dolor y disminuir el tiempo con lesiones.
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Prevención de recurrencias. En personas portadoras del herpes virus las recurrencias son frecuentes en determinadas situaciones, por ejemplo tras una manipulación dentaria, una cirugía o una exposición prolongada al sol. En estas circunstancias, el tratamiento preventivo con antivirales iniciado antes de la exposición al factor que lo va a propiciar, puede evitar la aparición de la recurrencia. En sujetos con episodios muy repetidos de herpes oral puede ser necesario la administración crónica de antivirales para evitar su aparición.
Además de estos tratamientos se deben administrar
medicamentos para tratar la fiebre y/o el dolor, como ibuprofeno o paracetamol. En caso de que el niño no pueda tragar o comer, puede ser conveniente administrarle alguna sustancia tópica (un jarabe o un líquido directamente sobre las lesiones) que le calme y le permita comer o beber.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.