La cadera es una articulación grande. En ella, la cabeza del fémur se introduce en una cavidad formada por el hueso de la cadera denominada acetábulo. Una
fractura de cadera es una
rotura de la cabeza del fémur. Se trata de un tipo de fractura que se observa habitualmente en personas de edad avanzada. Existen varios tipos de fractura en función de su localización:
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Fractura subcapital (justo por debajo de la cabeza del fémur).
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Fractura del cuello del fémur.
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Fractura trocantérea (a nivel del trocánter, una zona por debajo del cuello del fémur).
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Fractura subtrocantérea (por debajo del trocánter).
¿Cuáles son las causas de la fractura de cadera?
La fractura de cadera suele ser
consecuencia de 2 circunstancias que habitualmente afectan a las personas de edad avanzada: la
pérdida del equilibrio y la
descalcificación de los huesos (osteoporosis). La pérdida de equilibrio favorece las caídas, que frecuentemente recaen sobre un hueso poco calcificado. En ocasiones las fracturas son espontáneas, es decir, sin caída previa, siendo la caída consecuencia y no causa de la fractura del hueso. En personas jóvenes las fracturas de cadera pueden observarse tras accidentes, generalmente de tráfico.
¿Qué síntomas produce la fractura de esta articulación?
La fractura de cadera produce un
dolor agudo en la zona de la cadera junto a
imposibilidad para movilizar la pierna afectada. La pierna en la que se ha producido la fractura puede quedar acortada de tamaño y girada hacia afuera.
¿Cuáles son las complicaciones de la fractura de cadera?
Las personas con una fractura de cadera pueden tener como complicación en los días posteriores:
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Una trombosis venosa profunda y/o un tromboembolismo pulmonar. La inmovilidad de la pierna tras la fractura o tras la intervención quirúrgica favorece que se desarrolle una trombosis de las venas de la pierna y que los trombos formados puedan soltarse hacia el pulmón. Por ello, todo paciente con una fractura de cadera debe recibir tratamiento con anticoagulantes (generalmente heparina pinchada debajo de la piel) durante varias semanas.
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Durante la fase de convalecencia, estos pacientes tienen un mayor riesgo para desarrollar úlceras por presión (úlceras por el encamamiento) en la espalda o en los tobillos, neumonías y/o infecciones de orina.
¿Cómo se diagnostica la fractura?
El diagnóstico de una fractura de cadera es un diagnóstico de sospecha clínico (el paciente suele acudir con la pierna rotada hacia fuera y más corta de longitud tras haberse producido una caída) que se confirma con una
radiografía simple de la cadera.
¿Puede prevenirse?
Para reducir el riesgo de fractura de cadera debe reducirse el riesgo de osteoporosis y se deben evitar las caídas:
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Dieta. El consumo de calcio y vitamina D a lo largo de la vida adulta se asocia con un menor riesgo de desarrollar osteoporosis a edades avanzadas, de ahí la importancia de mantener una alimentación rica en calcio a lo largo de toda la vida. Se recomienda un consumo de calcio de 1000 o 1200 mg diarios, bien en forma de alimentos o como suplementos. No es aconsejable realizar consumo superiores a 2000 mg al día. El calcio se encuentra fundamentalmente en la leche y sus derivados y en vegetales de hoja verde. Se recomienda consumir diariamente un mínimo de 800 UI de vitamina D. Esta vitamina se encuentra en los lácteos y el pescado. Si su consumo no fuera suficiente deben utilizarse suplementos vitamínicos.
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Ejercicio. El ejercicio aumenta la cantidad de hueso y reduce el riesgo de caidas. Debe hacerse ejercicio físico un mínimo de 30 minutos diarios, 3 veces a la semana. El beneficio del ejercicio desaparece poco tiempo después de haberlo abandonado, por lo que se debe ser constante en su realización.
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Tabaco. El tabaco favorece el desarrollo de osteoporosis, por lo que debe abandonarse.
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Medicamentos. Se debe evitar el uso prolongado de medicaciones que puedan reducir la cantidad de hueso, como los corticoides, la heparina y algunos antiepilépticos.
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Prevención de caídas. Se deben de evitar aquellas circunstancias que puedan favorecer las caídas:
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Retirar las alfombras de la casa que se muevan con facilidad.
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Retirar los cables que puedan favorecer el tropiezo.
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Mantener un adecuado alumbrado de la casa y del acceso a la misma.
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Evitar caminar por superficies resbaladizas como zonas recién enceradas, zonas con hielo o recién mojadas.
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Evitar caminar solo por zonas donde no se esté familiarizado.
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Evitar los medicamentos que puedan producir somnolencia o torpor mental.
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Hacer revisiones oftalmológicas periódicas para mantener una adecuada capacidad visual.
¿Cuál es el pronóstico de los afectados?
Tan sólo la mitad de las personas que sufren una fractura de cadera recuperan su situación funcional previa. Muchos de ellos dejan de caminar o requieren una ayuda permanente a partir de la fractura. Además, estos pacientes presentan un elevado riesgo de complicaciones como consecuencia del encamamiento prolongado, algunas de las cuales pueden poner en riesgo la vida.
¿Cuál es el tratamiento de la fractura de cadera?
Las fracturas de cadera generalmente requieren reparación quirúrgica. El tipo de cirugía depende de la localización de la fractura y de la llegada de sangre (vascularización) a la zona. Además, debe valorarse la situación clínica previa del paciente y el riesgo que puede suponer una anestesia general. En general se puede:
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Fijar la fractura con tornillos, uniendo entre sí las partes separadas por la fractura. A veces se utiliza una placa metálica para facilitar la unión.
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Colocar un clavo en el interior del hueso que permita unir los dos fragmentos separados por la fractura. Generalmente cuando las fracturas son más bajas.
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Colocar una prótesis metálica que sustituya a la cabeza y/o al cuello del fémur que esté roto. A esto se le denomina reemplazamiento parcial de cadera.
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Colocar una prótesis metálica que incluya la cabeza y el cuello del fémur y un acetábulo nuevo. A esto se le denomina reemplazamiento total de cadera. Suele colocarse si la cadera ya estaba muy dañada, por ejemplo por una artrosis.
Tras la intervención quirúrgica es necesaria una movilización rápida de la extremidad y la realización de programas de rehabilitación dirigidos a recuperar rápidamente la movilidad del paciente.
Durante las semanas posteriores a una fractura de cadera se debe proceder al
tratamiento con medicinas anticoagulantes que eviten la formación de trombos en las venas de la pierna y reduzcan el riesgo de embolia del pulmón. Esto puede hacerse con
heparina inyectada debajo de la piel (subcutánea) o con medicinas administradas por boca.
Las mujeres postmenopáusicas (o los varones mayores de 50 años) que sufran una fractura espontánea de cadera deben recibir
tratamiento para la osteoporosis.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.