El
éxodo médico es una realidad muy latente desde hace años en nuestro país. Cada vez son más los facultativos que deciden emigrar a otros territorios por cuestiones puramente laborales. Las cifras no mienten: más de
20.000 médicos españoles han viajado fuera de España en los últimos 10 años.
Entre los motivos, el primero -y quizá el más evidente- es el
salario que obtienen más allá de nuestras fronteras. Un facultativo en España cobra alrededor de 45.000 euros brutos anuales (siempre y cuando no realice guardias). Esta cifra se triplica en países como
Francia o el Reino Unido, donde asciende a 120.000 y 144.000 euros respectivamente.
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Pero esa no es la única razón que empuja a los facultativos españoles a coger solamente un billete de ida. Si hablamos de
condiciones laborales, veremos que también salen beneficiados en esta materia al hacer las maletas.
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Durante los primeros años de ejercicio en España es frecuente encadenar
contratos eventuales, lo que genera una
inestabilidad laboral que en nada beneficia a los trabajadores. Sin embargo, la situación en otros lugares es muy distinta. Según cuentan, allí les acogen calurosamente, ya que la formación que otorgamos en España es ampliamente considerada.
Factores como la
edad o la especialidad también llegan a influir en la elección. Más de la mitad de los actuales MIR no descartaría desarrollarse como profesional en el extranjero.
Con estos datos sobre la mesa, el principal foco de atención apunta hacia una
mayor inversión por parte de los entes públicos y una mejora de las condiciones, tanto a la hora de retener el talento como en el caso de querer propiciar el retorno de los facultativos españoles que realizan su labor fuera de España.
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