Desde la Organización Médica Colegial decidimos recurrir algunas guías que permiten a las enfermeras/os la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos sujetos a prescripción médica, incluida la última sobre casos de infección del tracto urinario inferior no complicada en mujeres adultas. Nuestra acción responde, únicamente, a la responsabilidad que los médicos tenemos en dos atribuciones que nos competen como son el diagnóstico y el tratamiento.

La Medicina es una ciencia que requiere una sólida formación académica y práctica. El diagnóstico y tratamiento de enfermedades no son simplemente una secuencia mecánica de pasos que cualquier profesional sanitario pueda ejecutar. Es el resultado de un proceso clínico riguroso que comienza con la anamnesis, continúa con la exploración física y pruebas diagnósticas, y culmina con la identificación precisa de la patología y la elaboración de un plan terapéutico. Este recorrido es una unidad indivisible, y su ejecución adecuada es responsabilidad exclusiva del médico, quien ha recibido una formación extensa y especializada para garantizar que cada decisión tomada esté basada en la mejor evidencia disponible y las competencias clínicas necesarias. El acto de prescribir es el último eslabón de un proceso clínico completo.

El Real Decreto Real Decreto 1302/2018 fue creado bajo un espíritu de colaboración interprofesional, con el objetivo de optimizar el uso de los recursos sanitarios respetando las competencias específicas de cada profesión. Sin embargo, la nueva guía sobre el manejo de infecciones del tracto urinario inferior, en nuestra opinión, no respeta este marco. La prescripción de medicamentos sujetos a control médico no puede disociarse del diagnóstico, que es responsabilidad exclusiva del médico. Delegar este acto médico sin el respaldo de un diagnóstico previo realizado por un facultativo puede debilitar la calidad asistencial.


"Delegar la prescripción de medicamentos sin el respaldo de un diagnóstico previo realizado por un facultativo puede debilitar la calidad asistencial"



Es crucial recordar que, tanto la normativa europea como la española, reservan la facultad de prescripción médica exclusivamente a médicos, odontólogos y podólogos. Esta exclusividad no es una ocurrencia, sino una garantía de que cada prescripción se fundamenta en un análisis exhaustivo del estado clínico del paciente. Por ello, los recursos a estas guías responden tan solo al objetivo de garantizar que las competencias médicas permanezcan en manos de quienes tienen la formación y responsabilidad para ejercerlas de manera segura. Y esto no supone ninguna ventaja corporativista, muy al contrario, es una responsabilidad que se deriva de la larga formación, el que menos once años, necesarios para adquirir los conocimientos y competencias óptimas para realizar esas atribuciones que permitan el máximo de seguridad clínica.


El objetivo es proteger al paciente


El centro de este debate no es una cuestión de territorialidad profesional, sino de protección del paciente. La creación de nuevas competencias sin la debida formación y sin un diagnóstico riguroso puede derivar en diagnósticos imprecisos y tratamientos inadecuados, con posibles consecuencias graves para la salud. Como profesión médica tenemos la obligación de velar por la seguridad del paciente y asegurar que todas las decisiones clínicas se tomen dentro de los parámetros legales y científicos establecidos.

Esta no es una postura aislada; la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS) también ha reafirmado bajo un total consenso que solo una formación médica completa permite la coordinación eficiente y segura de equipos multidisciplinares. Sin un médico en el centro del proceso asistencial, la rendición de cuentas se vuelve difusa, lo que puede llevar a lagunas en la atención médica. El diagnóstico y tratamiento deben ser entendidos como un todo integrado, y fragmentar estos procesos no solo diluye la calidad del servicio, sino que también incrementa el riesgo de errores clínicos.


"Reconocer el valor de cada miembro no solo optimiza los resultados clínicos, sino que también fomenta un entorno de trabajo mas cohesivo"



En el siglo XXI, en el año 2024, el que no entienda que el tratamiento del paciente es ineludiblemente multidisciplinar no ha entendido nada. De la misma manera, el que no entienda que el liderazgo de esos equipos multidisciplinares corresponde al médico, tampoco ha entendido nada. Y eso, una vez más, no es una ventaja corporativa sino una responsabilidad derivada de conocimientos y competencias.

Debemos, sin duda, crear sinergias entre todas las profesiones sanitarias, en particular con nuestra profesión hermana, la Enfermería, con el objetivo de mejorar la eficiencia con una visión holística del cuidado que garantice un enfoque más completo y coordinado, cada miembro del equipo dentro de las competencias que le otorga la ley.  Reconocer el valor de cada miembro no solo optimiza los resultados clínicos, sino que también fomenta un entorno de trabajo mas cohesivo y centrado en el bienestar del paciente. Juntos, como hacemos cada día en la práctica clínica.  Unidos por nuestra mutua vocación: el servicio a los demás.