Comentábamos en la anterior columna cómo los datos del Observatorio Global de Donación y Trasplantes (GODT) daban a España por 25º año consecutivo el liderazgo mundial en este campo. En realidad, a dos meses del final de año ya se puede decir que 2017 va a ser el 26º, de nuevo con cifras récord por encima de los 45 donantes pmp salvo imprevistos, mientras que nuestro primer seguidor a mas de 4 puntos de distancia, Croacia, va por debajo del pasado año y por tanto esa distancia con este pequeño país, menor que 4 de nuestras CCAA va incluso a aumentar significativamente. Pero puede que la supremacía española en este campo haya impedido una labor divulgativa sobre cómo está la donación de órganos en los distintos países y continentes y cuáles son los factores que condicionan las diferencias.
En un plano global durante 2015, último año disponible para cifras mundiales, hubo un total de 31.812 donantes fallecidos (España contribuye con un 6-7 por ciento de los mismos, 10 veces más de lo que le correspondería por su población) de los que el 16,9 por ciento lo fueron a corazón parado (25 por ciento en España) y el resto, todavía muy mayoritariamente, en muerte cerebral. Con ellos y las donaciones de vivo (que en el riñón representan nada menos que el 41,8 por ciento y en el hígado un 21 por ciento) se hicieron un total de 126.670 trasplantes de órganos.
Si hablamos de países, hay que señalar que para que unas cifras sean significativas y puedan marcar una tendencia, deben referirse a países con un tamaño al menos mediano, digamos que superior a 20 millones de habitantes porque los muy pequeños, de 4 a 10 millones (caso de Croacia, Portugal, Bélgica y no digamos Islandia que son los que siguen a distancia a España en Europa con más de 30 donantes pmp., al igual que sucede con las CCAA en España pueden tener grandes variaciones con unos pocos donantes por arriba o por debajo.
Con esta premisa, el primer país grande después de España es Estados Unidos, a 13 puntos de España (30,8) y con cifras muy similares Francia (28,7). Los otros grandes europeos están a mayor distancia: Italia 24,7, Reino Unido 21,5, Polonia 14,0 y Alemania sumida en una profunda y duradera sima con 10,6 donantes pmp (a la baja un año más en 2017), consecuencia de su deficiente sistema y sus repetidos escándalos de fraude en las listas de espera. Por cada donante en Alemania, en 2016 hubo 6 en Euskadi, Cantabria o Navarra, las comunidades que lideraron el ranking español o 5 en Murcia y La Rioja que son las que vienen después (4/1 para el conjunto de España), lo que da una idea de nuestras poco sutiles diferencias con el resto del mundo. La media de la Unión Europea estuvo el pasado año en 21,5, la mitad de la española, con todo la parte del mundo con índices más altos.
Un cierto desarrollo del país y de su sistema sanitario es condición sine qua non para tener al menos unos índices presentables ya que la donación de órganos está muy condicionada por la disponibilidad de camas de UVI y la infraestructura sanitaria en general. Otra cosa es que aún disponiendo de la misma, su sistema no sea eficiente y que los datos sean pobres o a la inversa, que con deficiencias sanitarias una buena organización las supla en parte y los resultados sean aceptables.
Países como Canadá (20,1) o Australia (20,7) son ejemplos de lo dicho, aunque hay que decir que la aplicación de una metodología parecida a la española les está haciendo crecer significativamente en los últimos años. En el otro lado, América Latina pese a sus deficiencias de infraestructura, está consiguiendo resultados muy interesantes en algunos países como Uruguay (16,8), Brasil (14,2), Cuba (13,1) o Argentina (11,8). En su conjunto, América Latina ha crecido nada menos que un 67% desde la oficialización de la colaboración española en 2005 a través de la Red/Consejo Iberoamericano de Donación y Trasplantes, del que nos ocuparemos en otro momento, y es la región del mundo que más ha crecido en este aspecto en la última década.
Fuera de lo descrito, la verdad es que queda poco por lo que se refiere a la donación de personas fallecidas. Asia, con un 60% de la población mundial tan solo tiene un 4-5 por ciento de los donantes fallecidos lo que da lugar a una proliferación extrema de la donación de vivo con todo tipo de formas de comercialización y tráfico de órganos. Punto y aparte es el caso de China que lleva años sin reportar datos y en la que el uso de órganos de ejecutados todavía no abolida pese a las periódicas aseveraciones del gobierno chino y su tradicional secretismo impide cualquier consideración seria de lo que allí ocurre.
En suma, el dominio español en donación de órganos es y va a seguir siendo incontestable. Solo un grupo de pequeños países europeos se acerca a una respetable distancia mientas que USA y Francia son los únicos de los grandes con cifras importantes pero alejadas de las nuestras. La donación de vivo se muestra sobre todo como un factor vicariante en los países con una gran desproporción oferta/demanda, lo que evidentemente no es el caso de España y ello explica nuestras cifras limitadas en esta modalidad de trasplante.