Describimos la crisis de los cuarenta como un periodo de cuestionamiento. Pasamos de la juventud a la madurez y esto se vive como una fase de cambio; como indica la etimología del término griego
krisis, es tiempo de analizar y decidir. Pues así veo yo a
Osakidetza. Cuatro décadas después de su creación, se muestra como una organización madura y en transición. Abordando los cambios necesarios para dar una respuesta a una sociedad que ha cambiado durante estos años (envejecimiento,
cronicidad, mayor exigencia a los servicios públicos, …) y a cuyas necesidades cambiantes debe seguir dando respuesta. Así mantiene el objetivo de garantizar un
servicio de salud público, universal, accesible, de calidad y con las personas siempre en el centro de atención.
Esta situación nos llega tras una
pandemia que ha supuesto un reto que ha tensionado a todos los
sistemas sanitarios y, a la vez, nos ha dado la oportunidad de repensarlos.
Osakidetza se ha mostrado fuerte y resiliente.
"Osakidetza se ha mostrado fuerte y resiliente"
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Trabajando desde lo conseguido hasta ahora en promoción de la salud, prevención y atención. Desde los planes de Salud, de
Salud Mental, de Adicciones, la estrategia de cronicidad, la incorporación de la
farmacia comunitaria, el desarrollo del espacio sociosanitario, el trabajo en red con la creación de las OSI, por ejemplo, hasta la
aprobación en el Parlamento Vasco de la Ley de Salud Pública.
Y desde lo conseguido, proyecta su futuro desarrollo con una cartera de servicios amplia a la que se incorporan nuevas tecnologías, medicina personalizada o un
equipo de protonterapia; una plantilla que crece y se está estabilizando; un plan de infraestructuras y equipamientos; y una apuesta clara por la investigación, la innovación, la incorporación del conocimiento científico, la
digitalización y gestión de datos.
Y todo sería un brindis al sol si no estuviese acompañado del necesario
presupuesto, que en los últimos cuatro años ha crecido en mil millones de euros e invierte este último año 2.229 euros por persona. Hoy, la lista de espera quirúrgica está por debajo de los 60 días. En los últimos años se ha logrado estabilizar a un tercio de la plantilla (11.000 trabajadores) y la plantilla estructural ha aumentado en 3.500 plazas. Datos que demuestran que Osakidetza está bien.
Contamos con un excelente servicio público de salud.
Hemos resistido una pandemia, estamos volviendo a una situación de normalidad y, sobre todo, tenemos importantes retos que afrontar. En breve, se conformará el
nuevo Gobierno vasco, que tiene entre sus
prioridades la salud de la ciudadanía y el reforzamiento del sistema sanitario, sin olvidar las vertientes social, educativa, comunitaria, medioambiental…
"En breve, se conformará el nuevo Gobierno vasco, que tiene entre sus prioridades la salud de la ciudadanía y el reforzamiento del sistema sanitario"
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No podemos olvidar cuestiones urgentes que preocupan a la sociedad y ocupan a los gestores políticos, como son la falta de personal o la necesidad de reforzar la
Atención Primaria. Para lo que hay que atraer y retener a profesionales, reducir cargas de trabajo, etc. Debemos reflexionar y repensar qué sistema de salud necesitamos y queremos. Entre todos y todas: administraciones públicas, agentes políticos y sociales, profesionales, pacientes…
Osakidetza no tiene traducción pero une dos palabras: salud y compañerismo/solidaridad. Y esto la define, porque el éxito de Osakidetza es y será un éxito colectivo.