Este año la elección de plazas MIR ha ido mal para Medicina Familiar y Comunitaria, después de unos años de tímida mejora este año la especialidad ha empeorado y los aspirantes que la han elegido lo han hecho con puestos más altos que los años anteriores.
De los 4.000 primeros aspirantes en esta convocatoria han elegido esta especialidad 172 el 9,7% de las plazas (219 en la convocatoria anterior, 213 en 2015, 234 en 2014, 181 en 2013 y 124 el año 2012). El resto de las plazas disponibles, en total 1.599 que suponen el 90,3%, se adjudicaron a aspirantes con número de orden superior al 4.000, cuando ya estaban agotadas un total de dieciocho especialidades.
De los 5.000 primeros aspirantes han elegido esta especialidad 470 el 26,5% de las plazas (544 en la convocatoria anterior, 513 en 2015, 559 en 2014, 475 en 2013 y 281 el año 2012). El resto de las plazas disponibles, en total 1.301 que suponen el 73,5%, se adjudicaron a aspirantes con número de orden superior al 5.000, cuando ya estaban agotadas un total de veinte y siete especialidades.
Esto en principio no tendría mayor importancia, pues al final se han adjudicado todas las plazas y no han quedado desiertas como paso en otros años (quedaron 108 el año 2014 y 545 entre los años 2006 y 2009), pero lo grave de la situación, en mi opinión es que se trata de un síntoma negativo para Primaria y en definitiva para el SNS, que es la consecuencia de los graves problemas que viene sufriendo Primaria desde hace años y que se han agravado con los recortes salvajes de la crisis, más importantes en AP.
Hay que tener en cuenta que la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria es la que oferta un mayor número de plazas, 1.771 de las 6.325 plazas convocadas, pues es la base de nuestro sistema sanitario por el número de profesionales (28.480 en Atención Primaria en el año 2015), la ingente actividad que desarrolla (207.903.896 consultas ordinarias, de ellas 3.434.507 en el domicilio del paciente y 20.558.361 urgencias en el año 2015 de ellas 1.077.185 fuera del centro) y es la especialidad que garantiza la equidad y el acceso a la salud hasta en el hogar más alejado, sin embargo año tras año no es de las más elegidas entre los aspirantes con mejor número.
Por otro lado aunque este año se ha incrementado, muy levemente (pasa del 27,73 % al 28 %) la proporción de plazas de MFYC convocadas, con relación al total de plazas MIR, resulta insuficiente para el peso del AP en el SNS, recordemos que superaban el 30% en los años 2004 y 2005. La proporción de plazas de MFyC sobre el total de plazas MIR, debe crecer de forma importante, para garantizar la reposición del gran número de jubilaciones que se producirán en los próximos diez años, que puede llegar hasta el 50% de la plantilla en algunas CCAA, sobre todo si tenemos en cuenta que hay también un importante porcentaje de abandono de residentes de la especialidad durante el periodo de formación.
Posiblemente uno de los motivos del escaso interés que despierta la especialidad entre los nuevos médicos sea el poco conocimiento que tienen de la especialidad, precisamente por la reducida presencia de Primaria en las Facultades de Medicina.
Desde las vocalías de Atención Primaria de la OMC, se está aplicando un programa para que los estudiantes de los últimos años de Medicina conozcan la especialidad, mediante charlas informativas en las diferentes facultades de Medicina.
Pero sin duda, también debe influir de forma importante el conocimiento que los aspirantes tienen sobre las condiciones laborales, profesionales, retributivas… que padecen los médicos de Atención Primaria y que son manifiestamente mejorables.
Las insuficientes plantillas de Médicos de Familia en Primaria, la creciente precariedad laboral, las consultas masificadas, las demoras en conseguir cita con el médico de cabecera… son problemas que se dan en demasiados centros de salud y son una consecuencia directa de una inversión totalmente insuficiente en AP, que no ha parado de descender con relación a la inversión sanitaria pública.
Consultando los datos del Ministerio, podemos constatar como desde el 20,2 % de la inversión sanitaria pública que se dedicaba a Primaria en el año 1982, ha descendido año tras año hasta llegar a un escaso 14,6% del año 2014 y con una cartera de servicios mayor y una población sensiblemente más envejecida que demanda más atención y mayores servicios. Mientras tanto, podemos comprobar como desde el año 1992 las Administraciones Sanitarias dedican más recursos a farmacia (recetas) que a Primaria, sin duda este no es el camino.
Tenemos que ser conscientes de que sin una financiación adecuada, suficiente y equitativa de Atención Primaria, no se podrá hacer frente a los grandes retos del SNS con eficiencia y calidad.
En manos de las Administraciones está introducir medicina de familia en la facultades y mejorar las condiciones del ejercicio de la profesión en el primer nivel asistencial, para convertirlo realmente en el eje del sistema, como la forma más eficiente de salir de la crisis que afecta a toda la sociedad en general y a la sanidad en particular, conservando uno de los pilares básicos del Estado del bienestar.
Sin una Atención Primaria que disponga de tiempo para ser eficiente y resolutiva, no progresamos en salud y sin salud no avanzamos en bienestar y desarrollo.