Se ha escrito mucho sobre los errores del plan Lasquetty: errores en los pliegos que hubo que corregir a mitad de proceso (y que son los que han llevado el proceso a los juzgados), errores al ponerlo en marcha sin contar con el apoyo de los implicados, errores a la hora de citar datos que lo avalen... Pero quizá contiene fallos más simples y, por tanto, más incomprensibles. Me refiero a que hay gran cantidad de cifras mal sumadas tanto en el Plan de Reordenación como en los pliegos de condiciones y en los anexos de la Memoria económica. Resulta difícil de entender cómo hacen las cuentas en la Consejería.

No pretendo ser exhaustiva (los datos están a disposición de quién los quiera), pero prácticamente todas las tablas del Plan de Reordenación de Recursos Humanos están mal sumadas. Falta y sobra personal por todas partes (hasta 22 sumas erróneas, que en alguno de los centros sanitarios alcanzan diferencias superiores a los 80 profesionales) y los datos no coinciden entre un capítulo y otro. Del mismo modo, todas las tablas de actividad de los 6 nuevos hospitales estaban mal sumadas en el borrador de los pliegos. En parte, advertidos por los médicos que pusimos el grito en el cielo, en la versión definitiva corrigieron los totales de las filas, pero no los de las columnas. También son discordantes, entre el pliego técnico y el administrativo, los números de personal y de locales puestos a disposición de las concesionarias, de nuevo mal sumados.

Sin embargo, la cifra más destacada es la que aparece a la hora de calcular el coste del material fungible que se entregará a las empresas en el momento del traspaso, para no paralizar el funcionamiento de los centros. En uno de los hospitales, el error en la suma asciende a 524.118,46 euros.

Eso sí, los gazapos no son solo matemáticos. En la tabla de pruebas que se pueden pedir desde atención primaria, se han movido los márgenes de tal modo que, en la versión definitiva de los pliegos, han dejado de estar disponibles aquellas cuyo nombre empieza de la C a la G y de la S a la Z. De igual modo, en algunos apartados se hace referencia a otros capítulos inexistentes, o vemos que falta muchísimo equipamiento en los inventarios. Por último, hay que destacar que entre las memorias de cada hospital, el Plan de Reordenación y los pliegos de licitación apenas coincide un solo dato.

Una vez comprobado esto, ya ni sorprende que la cifra del supuesto ahorro cambie cada vez que la citan (hemos oído 540, 200, 173, 169, 130, 140 millones...). Ni que el porcentaje de la facturación intercentros de un hospital se modifique sustancialmente en pocas semanas. Ni que diversos informes adviertan de que la cápita está mal calculada. Ni que las conclusiones del informe de Iasist no tengan nada que ver con el supuesto ahorro que nos quieren vender al privatizar la gestión en hospitales con sistema PFI. ¿Precipitación o chapuza?

Es increíble la cantidad de errores que restan toda la credibilidad al plan Lasquetty. Si a la hora de publicar y corregir unos pliegos no cuadran ni las sumas, ¿cómo lo hará el cálculo de la cápita y de la facturación intercentros, mil veces más complicado? Y si esto ocurre en un concurso que sabían que íbamos a mirar con lupa y que, con toda probabilidad, acabaría en los juzgados, no quiero ni pensar cómo será el resto.


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