Tal y como manifesté la misma noche en que fueron proclamados los resultados electorales, quiero expresar que la nueva Junta que tengo el honor de presidir representará a todos los médicos, con independencia de cuál haya sido su opción electoral.
También comuniqué entonces, y reitero ahora, mi satisfacción por el aumento de la participación con respecto a los comicios anteriores (con un censo superior) y que nos sitúa entre las primeras corporaciones profesionales, en participación, a nivel del Estado.
La fuerza de nuestra institución recae en la continuidad del trabajo bien hecho, realizado por la Juntas anteriores, en la renovación (el 50% de la Junta lo constituye nuevas incorporaciones), y en la innovación. Es por ello que trabajaremos para continuar siendo un colegio independiente, con solidez de estructura y gestión, que ofrezca servicios de calidad y, a la vez, aspire a ser más cercano a los colegiados y colegiadas para poder dar respuestas a sus necesidades individuales y colectivas, y esté comprometido con la sociedad a la que servimos y nos debemos. Todas estas funciones no las podríamos desarrollar sin el concurso activo y el compromiso de los profesionales y trabajadores del COMB, así como del legado de las distintas Juntas que nos han precedido.
El nuestro es un programa ambicioso, que se basa en el orgullo de pertenecer a la profesión médica, la defensa de la cohesión del colectivo y el profesionalismo como síntesis de los valores de la profesión. La prioridad de acción la situaremos en aquellos sectores de la profesión más vulnerables o en situación de precariedad y, a la vez, en la potenciación del liderazgo de la profesión en las organizaciones sanitarias y de las condiciones que lo hagan posible.
Estos valores deben ser defendidos siempre, pero especialmente ahora en tiempos de crisis, en unos momentos difíciles y de incertidumbre para la profesión. El sistema sanitario público padece desde hace más de cuatro años una disminución presupuestaria progresiva que se ha traducido en una reducción retributiva de los profesionales en más del 25% y al mismo tiempo una reducción en las Inversiones y de la tecnología necesaria para el buen funcionamiento de los centros. Si se mantienen los niveles de calidad y Seguridad clínica en nuestro sistema público de salud, es gracias al compromiso y al esfuerzo de todos los profesionales y, en particular, de los médicos. Ante esa incertidumbre, es la hora de los grandes acuerdos y pactos y de instaurar mecanismos claros que permitan planificar y tomar decisiones.
En el sector público, se debe reconducir la disminución presupuestaria y, a la vez, establecer de manera definitiva un nuevo sistema de gestión en los centros y en el territorio que cuente con la participación de los médicos.
El sector de la medicina privada, que en el caso del COMB agrupa a más de 6.000 profesionales, sufre igualmente una restricción económica por parte de las entidades de seguro sanitario, pero también una transformación que lo hace poco transparente y que está distorsionando la práctica asistencial y los honorarios. Defenderemos activamente este sector, pero no a costa de exprimir más a los profesionales: hace falta que existan una reglas de juego claras y no arbitrarias, que eviten que algunas entidades aseguradoras puedan tomar decisiones unilaterales que perjudiquen la prestación del Servicio médico a los pacientes y a los intereses de los profesionales.
Cumpliremos los compromisos que explicitamos en el Programa electoral, poniendo en valor trayectorias basadas en la credibilidad y la honestidad. El momento es difícil y complejo, pero la ilusión, el compromiso y la responsabilidad nos animan a dar respuesta a los muchos retos de la profesión médica y a sus necesidades.