El pasado lunes fue el llamado Blue Monday, el día más triste del año. Probablemente, para los opositores de la FSE (MIR, PIR, EIR. BIR, etc.), fue simplemente un lunes más. Para ellos, el lunes no es otra cosa que la vuelta a la rutina, que siempre llega después del domingo, ese anhelado día en que se coge una brizna de aire fresco, donde se les permite relajarse y vaciar la mente, preparándola para ponerla a trabajar a toda revolución una semana más.
Llega la recta final y se acercan peligrosamente los nervios, las inseguridades y los pensamientos irracionales intrusivos, así que quería aprovechar la ocasión y aportar algunos consejos para cuidarse en salud, aunque probablemente sean ideas que conozcáis ya: evita rumiar con los «qué podría haber hecho», lo hecho hecho está (y seguro que muy bien), dedica este tiempo a repasar el temario y no intentes incorporar cosas nuevas.
Haz oídos sordos a los rumores, que aflorarán en estos días y son simplemente eso… rumores. No experimentes con psicofármacos el día antes del examen, es mejor no incorporar nada nuevo en este momento.
Por último, no te obsesiones con el resultado, no te castigues si no sale como esperabas y valora las opciones que se te presentan, pues a veces un examen que no sale exactamente como esperabas es igualmente una fantástica oportunidad, y puedes encontrarte con que una opción que no contemplabas se destaca como una nueva pasión.
Y otro recordatorio: que los tuyos confíen en ti y se enorgullezcan de quién eres no lo determina una nota, sino que probablemente sea algo que te ganaste cada día, y no hay ningún examen que pueda cambiar eso.
Veo conveniente también servirme de esta oportunidad para decirte una cosa más: ¡Enhorabuena! Has llegado hasta aquí. Han sido meses (algunos, años) de incansable trabajo, de constancia, de sobreponerte a los días malos, de volverte un pequeño experto en el área que te apasiona, aprendiendo cantidades ingentes de teoría sobre aquello de lo que te servirás para cuidar de los demás. Se dice pronto, ¿no?
Pues eso, enorgullécete de este momento. Llegados a este punto es probable que se tenga una sensación de no llegar a todo, de que se está «llenando un cubo de agua repleto de agujeros», pero sabemos que esta sensación no es real. Sabes mucho, muchísimo, y seguro que estás preparado para dar lo mejor que tienes; como digo no es el momento de hacer experimentos ni de hacer sobreesfuerzos, sino de seguir con lo que llevas haciendo todo este tiempo: mantener la rutina, respetar el descanso, cuidarse y, lo que a veces es más complicado, dejarse cuidar… y seguir adelante.
Es conocida aquella locución que en su día pronunció Séneca, 'ad astra, per aspera'. A estas alturas las estrellas las tenéis ya a unas cuantas cruces y dos garabatos de distancia, así que a por ello. ¡Os queremos y necesitamos en los centros de salud y hospitales!