Por Juan Florencio Macías, presidente de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica, Semeg
Cuando falta una respuesta adecuada a una necesidad, existe un trato insuficiente.Cuando los niveles asistenciales se alejan de lo esperado,también. Cuando ante la confianza se produce daño o angustia, hay maltrato. De todo esto saben mucho nuestros mayores. Y aunque lo fundamental sería tomar acción, un primer paso es ser conscientes de las formas de mal trato y de maltrato a los ancianos. Especialmente si, como ocurre en España, vivimos en un país con gran relevancia de población mayor.
Como muestra, algunos números. En 2025 se habrá duplicado la población de personas mayores de 60 años; de 542 millones en 1995 a alrededor de 1.200 millones, en todo el mundo. Y España será uno de los países más envejecidos en 2050. A día de hoy, el 94 por ciento de los hospitales públicos carece de Servicio de Geriatría, de unidades especializadas para atender a los mayores. Los niveles asistenciales se alejan de lo esperado y dejar de lado a los ancianos en la atención sanitaria es, además de una incoherencia, una forma de maltrato.
El Sistema Nacional de Salud tiene unas estructuras sanitarias que no están adaptadas a las necesidades y características de la población mayor, a pesar de que este grupo de edad es el principal consumidor de este servicios. Las Unidades de Geriatría ahorran y disminuyen el riesgo de desarrollar dependencia, 700 geriatras son realmente pocos.
Si el anciano o sus cuidadores no han visto nunca a un geriatra, no pueden prevenir ni tratar adecuadamente las patologías más prevalentes, no saben cómo favorecer una recuperación o una reinserción en la sociedad. Los mayores se quedan en casa o son llevados a una residencia.
Además de la insuficiente coordinación asistencial y del desconocimiento social ante la Geriatría, el maltrato a ancianos constituye un problema importante de salud pública y se estima que cerca del 5 por ciento de los mayores en países de altos ingresos padece este problema, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ese maltratopuede conllevar graves lesiones físicas y tener consecuencias psicológicas a largo plazo. En respuesta al problema, geriatría preventiva. Es necesario conocer el proceso del envejecimiento, entenderlo y saber trasladarlo al paciente, asumiendo todas sus vertientes y recordando que envejecer no es una enfermedad.
Desde la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (Semeg) afirmamos que el maltrato de las personas mayores es un problema social mundial, que afecta la salud y vulnera los Derechos Humanos de millones de personas en todo el mundo. No se trata de vivir más tiempo, sino de vivir mejor. Merece la pena pararse un segundo a pensarlo, porque España sí es país para viejos.