En los últimos 30 años hemos logrado que la esperanza de vida de los españoles se incremente algo más de seis años, de los cuales más de cuatro (un 60 por ciento) se deben a los avances en prevención y a la mejora de la asistencia a las personas afectadas por enfermedad cardiovascular.
Aun así, todavía nos queda mucho camino por recorrer y es indispensable continuar impulsando programas de investigación y prevención que contrarresten los recortes que, debido a la coyuntura económica actual, ya han empezado a notarse en el campo de la salud cardiovascular. Prueba de ello son los datos del último informe del INE (análisis de las defunciones del 2012), donde se muestra como, por primera vez tras veinte años de descenso consecutivo, se ha observado un aumento en la mortalidad por causa cardiovascular, tanto en hombres como en mujeres.
Ante esta situación, todos los profesionales sanitarios estamos volcados en encontrar y tomar medidas estratégicas que garanticen el acceso de todo el mundo a una asistencia sanitaria de calidad conforme a lo logrado en los últimos veintisiete años. Sin duda, hoy por hoy la máxima preocupación de todos los sanitarios es lograr la preservación del que ha sido el mayor logro social de los últimos años, el Sistema Nacional de Salud, que garantiza la asistencia a toda la población española, con independencia de la procedencia social o de su nivel socioeconómico, y así debe de continuar haciéndolo.
Esta realidad está actualmente en peligro ya que ante todo debemos limitar las diferencias asistenciales que se dan por comunidades autónomas, áreas sanitarias y hospitales. Para ello, resulta imprescindible que todas las sociedades científico-médicas como la Sociedad Española de Cardiología (SEC) nos comprometamos a llevar a cabo proyectos que ayuden a determinar y garantizar una homogénea calidad asistencial que garantice la excelencia en todo el territorio español.
Esta problemática quedó reflejada el pasado mes de junio en la presentación de los datos del registro RECALCAR, un ambicioso proyecto que ha llevado a cabo la SEC para poder disponer de información actualizada sobre los recursos disponibles en los servicios y unidades de cardiología del Sistema Nacional de Salud. El registro fue elaborado a partir del análisis de la base de datos del CMBD cedida por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y de una encuesta cumplimentada por prácticamente todas las unidades de cardiología de los centros públicos españoles.
El registro RECALCAR nos informa de alguna de las características del actual sistema de salud pública, como son las diferencias asistenciales entre comunidades autónomas, áreas sanitarias y hospitales en el año 2011. Se auditaron las causas cardiovasculares más frecuentes de ingreso hospitalario, como son la insuficiencia cardiaca y el infarto de miocardio, y se detectaron diferencias significativas en cuanto a la mortalidad intrahospitalaria por infarto agudo de miocardio (IAM).
Del análisis se desprendió que la tasa media de mortalidad intrahospitalaria por IAM, estandarizada según el riesgo, se sitúa en España en el 7,84%, con más del 50% de diferencia entre las comunidades que mayor y menor mortalidad presentan. Este hecho está estrechamente relacionado con dos factores, el acceso a la angioplastia primaria y la mejor organización y gestión sanitaria. Las Comunidades Autónomas con una asistencia en red al infarto (Código Infarto) eran las que presentaban la menor mortalidad. En breve presentaremos los resultados del año 2012 que nos permitirán conocer la evolución de los indicadores y valorar el impacto de los cambios introducidos en la gestión asistencial de las diferentes patologías analizadas.
En cuanto a la insuficiencia cardiaca congestiva, patología que por primera vez ha desbancado al infarto como tercera causa de muerte por enfermedad cardiovascular en nuestro país, se detectaron heterogeneidades en los reingresos por esta causa de casi el doble entre algunas comunidades autónomas. La organización asistencial multidisciplinar a la insuficiencia cardíaca es un reto sanitario de primera magnitud al que debemos enfrentarnos.
Ante esta realidad, la SEC ya ha puesto en marcha INCARDIO, una iniciativa que pretende contribuir a reducir las diferencias asistenciales descritas, estableciendo indicadores mínimos de referencia en la calidad asistencial en cardiología y cirugía cardíaca, y definiendo parámetros fácilmente registrables para cada una de las diferentes áreas de la especialidad (arritmias, cirugía cardiaca, cardiología clínica, cardiología intervencionista/hemodinámica, cuidados intensivos cardiológicos, imagen cardiaca, insuficiencia cardiaca y cardiología preventiva).
Con INCARDIO se espera, además, ir un paso más adelante y crear una herramienta transparente, útil para la comunidad científica, las autoridades y también la población en general, que permita la comparación de resultados, facilitando la valoración conjunta y el diseño de propuestas de mejora.
Otro de los proyectos que está llevando a cabo la SEC es InnovaSEC, que analizará y definirá los atributos que confieren realmente valor añadido a la innovación en el área de cardiología en España. A su vez, se propondrán estrategias, vías y sistemas que ayuden a ordenar la incorporación de innovaciones en cardiología en la práctica clínica, con el objetivo de ayudar a los centros sanitarios en la toma de estas decisiones.
Solo juntos, y a partir del desarrollo de nuevos proyectos, podremos fijar las bases para mejorar la asistencia sanitaria de nuestro país. El actual Sistema Público Nacional de Salud aglutina los elementos para que una asistencia sanitaria sea de calidad: los mejores profesionales, centros, tecnología, gestores, etc. En España, la búsqueda de soluciones fuera del sistema en algunos casos han deteriorado la asistencia. Una mayor transparencia en los resultados asistenciales, midiendo nuestra actividad y comparándola al mismo tiempo, es, sin duda, el mayor estímulo para mantener y mejorar la calidad de la medicina que ofrecemos a los pacientes.