Tengo que reconocer que cuando he leído las declaraciones del alcalde de Cadiz en la revista Interviú, comparando la sanidad andaluza con la de Venezuela, no me he extrañado nada al comprobar el atrevimiento y la ignorancia de José María González, "Kichi".
Son tantas las ganas que los dirigentes de Podemos tienen de presenciar un fracaso de los socialistas, que son capaces de inventar y tergiversar la realidad.
La sanidad pública es el resultado de un esfuerzo colectivo que va más allá del protagonismo evidente de las políticas públicas desarrolladas por los gobiernos socialistas. Hay un mérito indudable en la ciudadanía y en el trabajo de los profesionales.
Es por eso que decir que la sanidad andaluza es como la venezolana solo puede entenderse desde la ignorancia o la mala fe. Quizás por ambas cosas.
Y esas reflexiones no sólo son una estrategia que van contra los gobiernos socialistas; básicamente suponen una falta de respeto a los miles y miles de profesionales sanitarios.
Una sanidad que es puntera en trasplantes, en investigación, en dotación de recursos sanitarios y en indicadores de salud, no se puede comparar con la sanidad de un país en el que por falta de recursos, la morbilidad y la mortalidad ofrece en muchos casos datos propios del subdesarrollo.
Por ejemplo: En Venezuela la esperanza de vida es de 76 años, frente a los casi 82 en Andalucía. La esperanza de vida al nacer en Andalucía ha aumentado sustancialmente en los últimos 15 años y estamos por encima de la media europea. Las mujeres han ganado 3,5 años (84,4 años) y los hombres 4,8 años (78,9 años). En Andalucía es casi inexistente la mortalidad materna, mientras que en el país sudamericano es de 110 por cada 100.000 nacidos vivos. Por otra parte, la mortalidad en menores de cinco años, por cada 1.000 nacidos vivos, es de 15 en el país venezolano y de 3,14 en Andalucía. Datos que hablan por sí solos.
Pero este asunto me preocupa no sólo por lo desacertado del planteamiento en el ámbito sanitario sino que expresa claramente el desenfoque que tienen los dirigentes de Podemos sobre la realidad de nuestra tierra y los referentes en los que se comparan.
Expresa con claridad la estrategia de Pablo Iglesias y de los dirigentes de Podemos, ni conocen el pasado del que venimos, ni quieren valorar lo bueno que hay en el presente, ni saben que en sus manos, nos llevarían a un retroceso que ni queremos ni nos merecemos.
Con estos planteamientos, ya sabemos que Pablo Iglesias puede ser capaz de erosionar un sistema sanitario que, aunque tiene problemas por las políticas de Rajoy, es incomparable con la sanidad de Venezuela.
Estaría bien que José María González pidiera perdón por estas declaraciones. Y mejor aún, que Pablo Iglesias se desmarcara de ellas. Por respeto a los profesionales y a la verdad.