En los prolegómenos de la gran diáspora vacacional de este mes de agosto de vez en cuando surgen informaciones que no dejan indiferente a nadie y especialmente cuando abordan temas de salud. En el caso al que me refiero
los datos aportados por la patronal de la industria de tecnología sanitaria a través de su "Observatorio de la Deuda" de nuevo inciden en las demoras en los pagos relacionados con los diferentes compromisos adquiridos por las diferentes administraciones territoriales en cuanto a implantación y renovación tecnológica.
Este hecho no hace sino incrementar el saldo acumulado generando una situación complicada, especialmente para las empresas de menor tamaño. Es fundamental recordar que
la innovación es el elemento clave de este sector y dicha innovación surge de inversiones cuantiosas realizadas de forma estratégica y constante.
Llama la atención que sean las empresas las que de una forma involuntaria terminan financiado al Estado una vez que el
"Para que las inversiones fluyan de cara a conseguir nuevos desarrollos y avances científicos es imprescindible generar escenarios estables, previsibles y de certeza"
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incremento en las demoras en el pago se producen de forma reiterada.
Este hecho genera imprevisibilidad, inestabilidad e incertidumbre añadidas una vez que los plazos se van dilatando, aunque eso sí, las obligaciones tributarias permanecen estables en lo relativo a las cantidades no percibidas.
El Estado y sus Administraciones territoriales tienen la obligación de afrontar sus compromisos con diligencia, atendiendo a las obligaciones contraídas con la presteza que marca el entorno contractual firmado por las partes, teniendo en cuenta todas las particularidades que quedan definidas en cada proyecto y en cada acuerdo y no dejando al pairo de los acontecimientos y las circunstancias, que son cambiantes, el sufragio de lo pactado.
El sector innovador en el ámbito de la salud constituye un
entorno de inversión imprescindible a la vez que estratégico una vez que su actividad y resultados impactan directamente en la salud y el bienestar de cada individuo y de la sociedad en su conjunto y para que las inversiones fluyan de cara a conseguir nuevos desarrollos y avances científicos es imprescindible generar escenarios estables, previsibles y de certeza no solo en el plano jurídico sino también y de forma muy especial en el contexto económico y financiero puesto que los nuevos avances científicos que han de venir dependen de ello.
Hemos visto en otras ocasiones como este
problema de demora a la hora de abordar los compromisos financieros se ha producido y sigue ocurriendo con mayor o menor decalaje en el tiempo en entornos también intensivos en innovación como son el farmacéutico, el asegurador o el asistencial en términos de servicios prestados dentro del contexto de las denominadas fórmulas de colaboración público-privada en sus diferentes formatos y modelos.
El flujo inversor siempre se polariza hacia aquellos entornos geográficos que generan confianza y credibilidad en todos los órdenes y termina alejándose de aquellos otros cuya imprevisibilidad no solo es manifiesta sino que además es reiterativa en dependencia de las circunstancias, de los compromisos contraídos por otras áreas de la Administración que pasan a ser más prioritarias por el motivo que sea o bien por el hecho de haber presupuestado deficitariamente los proyectos que presuntamente se han de asumir en un ejercicio en base al análisis que establece el plan estratégico anual.
El problema surge en tantas ocasiones cuando el presupuesto de dicho ejercicio se realiza en base al presupuesto precedente y no tomando como referencia el
gasto real del año anterior, teniendo en cuenta además las necesidades coyunturales que surgen en cada ejercicio derivadas de los avances que se producen, de la obsolescencia de los equipos o de los cambios que se generan en procesos y procedimientos establecidos sometidos a constante revisión y actualización.
Acostumbrarse a las demoras no es el mejor de los escenarios, más bien todo lo contrario y tanto gestores como administradores deberían acometer con celeridad medidas que eviten estas situaciones una vez que salud, innovación, ciencia y tecnología son los ejes en los que se sustenta el presente y el futuro de toda una sociedad avanzada que se precie como la nuestra.