14.450. Es el número de aspirantes admitidos este año para realizar el
examen del MIR. 14.450 sueños e ilusiones para obtener la
plaza deseada, aunque tan sólo menos de la mitad conseguirán su sueño.
Es una prueba dura que se llega a convertir en un desafío, que nos obliga a durante como mínimo un año dedicarnos en cuerpo y alma a estudiar, hacer tests,
simulacros, en definitiva, a prepararnos lo mejor posible para que el día de la verdad
(este año el 10 de febrero) podamos afrontar el examen con las mejores garantías, ya que no basta con aprobar, sino ser el mejor y esa presión la arrastramos todo este tiempo con nosotros.
¿Y después qué? Toca relajarse unos días y luego una vez que salga la
plantilla definitiva con las respuestas correctas y nuestro número de orden, toca ir al Ministerio a
elegir nuestra ansiada plaza. Mucho de los
futuros residentes tienen claro su elección (incluso desde la carrera), mientras que otros tienen dudas entre varias opciones. Y es a estos últimos a los que me dirijo con este artículo. Si entre tus opciones está la
Medicina de Familia, te voy a dar múltiples razones para elegirla.
"Definir esta especialidad en pocas palabras es muy difícil, pero yo la definiría como la Medicina de las PERSONAS"
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Cuando estudié Medicina, allá por los años 90 del siglo pasado, apenas tuve contacto con esta
especialidad. Únicamente en sexto de carrera tuve 15 días prácticas en un centro de salud. Pero algo cambió dentro de mí. Ví algo que no había visto en las prácticas hospitalarias: la
relación de cercanía entre médico-paciente, de tú a tú, y eso me llamó mucho la atención e incluso me gustó. Hasta ese momento estaba acostumbrado a que el médico responsable del paciente hablara de él como afectado de la cama X o el enfermo afectado de Y; rara vez veía que se sabía el nombre del paciente. En cambio eso no lo percibí en mi
rotación por Atención Primaria. Y hubo un detalle que es exclusivo del médico de familia y me llamó poderosamente la atención: la
visita domiciliaria del paciente, verlo en su entorno, sus relaciones personales. Debo añadir además que el trato que tuvo la tutora responsable hacia mí fue excelente, haciéndome sentir como uno más del equipo. Todo esto fue el embrión en mi elección de mi futura plaza.
Echando la vista atrás, me doy cuenta que en aquella época la Atención Primaria y el personal que trabaja en ella parecía que no existía. Sólo te preparaban para una Medicina Hospitalaria y fuera del hospital parecía que no había vida. De hecho, durante mi formación universitaria rara vez se hacía alguna mención a la Atención Primaria. Afortunadamente esta visión ha ido cambiando y ya hay universidades en las que se incluye la
asignatura de Medicina de Familia en sus planes de estudio.
A través de las
redes sociales, y especialmente Twitter, establezco contacto y hablo con futuros residentes y me da muchísima alegría saber que muchos tienen entre sus futuras opciones Medicina Familiar y Comunitaria y yo les animo a ello.
Definir esta especialidad en pocas palabras en muy difícil, pero yo la definiría como la
Medicina de las PERSONAS. Los médicos de familia nos encargamos de los problemas de salud y de las actividades preventivas desde los 15 años hasta el final de sus días. Esto hace que se cree un vínculo que no existe en el resto de especialidades. El propio paciente se refiere a ti como su médico/a, depositando en ti una
confianza absoluta. Este fue el principal motivo por el que elegí la Medicina de Familia como mi especialidad.
Otro detalle a tener en cuenta es que el médico de familia tiene un
amplio abanico de posibilidades a la hora de desarrollar su actividad profesional y estoy convencido de que esto es una buena opción para que el futuro residente se decante por ella. Si bien es verdad que la principal actividad se realiza en los centros de salud, puedes trabajar en Urgencias Hospitalarias, Urgencias Extrahospitalarias (como es actualmente mi caso), en ambulancias medicalizadas, en Unidades de Cuidados Paliativos, etc. Incluso dentro del centro de salud, además del trabajo diario con el paciente crónico y la demanda aguda, si te lo planteas puedes hacer Cirugía Menor, realizar ecografías (en los lugares donde exista esta técnica diagnóstica), etc. Con todo esto quiero decir que las posibilidades de trabajo son múltiples y va a depender de lo que le guste al Médico Residente a lo largo de su formación.
Prácticamente la mayoría de los residentes que terminan, trabajan en diferentes ámbitos. Y esto también se debe de tener en cuenta a la hora de elegir Medicina de Familia.
Parece que con lo que he escrito es la mejor opción que tiene los futuros residentes. Y para mí lo es.
Defiendo mi especialidad a capa y espada, a pesar de los pesares y de las cosas negativas a la que nos enfrentamos todos los médicos de familia del país en nuestro día a día. Es verdad que existe
precariedad en los contratos, consultas masificadas que nos impide llevar a cabo nuestra labor de forma adecuada,
recortes presupuestarios en Atención Primaria, listas de espera kilométricas, etc. Pero por favor, que esto no sea un gran handicap para formarte, desde mi punto de vista, en
una especialidad maravillosa y que tantas alegrías me ha dado. A pesar de estas cosas negativas, no me lo pensaría dos veces: volvería a especializarme en Medicina de Familia.