Sin duda, corren tiempos difíciles para el
Sistema Nacional de Salud (SNS), en general, y para la
Atención Primaria (AP) en particular, situación a la que se ha llegado por la confluencia de multitud de factores, que han formado un caldo de cultivo para que se pueda desencadenar la tormenta perfecta de la Atención Primaria.
“Entre todos la mataron y ella sólo se murió”. Es hora de que cada protagonista asuma su responsabilidad en aras de solucionar el problema, si no del todo, al menos conseguir paliar sus consecuencias. Nadie desea asumir la parte que le corresponde de
responsabilidad, en cuyo resultado han contribuido multitud de factores; son muchos los actores y circunstancias que intervinieron para producir un
daño que ya no se puede remediar.
"Hemos pasado del discurso de que 'la crisis se ha superado', al de 'por las circunstancias vienen tiempos difíciles"
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Dos son las aseveraciones que nos hacen luchar porque el
deterioro del sistema no continúe. Por una parte, y aunque suene ‘manido’, nuestro SNS está tradicionalmente considerado como un sistema valorado y deseado por todos los países del mundo. Y por otra, que es que el estado de bienestar no se concibe sin un
SNS universal, accesible y equitativo, siendo además uno de los mecanismos fundamentales en la
vertebración social de nuestro país.
Situación agónica para los profesionales sanitarios
Hemos pasado del discurso de que “la crisis se ha superado”, al de que “por las circunstancias vienen tiempos difíciles”, pero creo que empiezan a ser conscientes de que la Atención Primaria vive unas presiones que en algunos momentos se convierten en
agónica, y los riesgos de quiebra económica y moral de la
sanidad pública son claros si no modificamos situaciones y conductas.
Los
gestores y políticos no pueden seguir esperando que todo se solucione por el esfuerzo personal de los
profesionales sanitarios: éstos están al límite, en un equilibrio bastante inestable.
La accesibilidad de los profesionales de AP los hacen los más vulnerables, porque son los que están más cerca que nadie de los
ciudadanos y como consecuencia, sufren los frutos de unas
listas de espera interminables y que, cuando se está en el contexto de enfermedad se producen cuando menos frustraciones, llegando a veces a situaciones límites con aumento considerable en el número de agresiones a los profesionales y al final del todo a una crisis de valores y a una pérdida cada vez más acusada del prestigio del sistema.
"La situación que vive actualmente la Atención Primaria es fruto de recortes que fueron la mayoría indiscriminados y poco reflexivos"
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La situación que vive actualmente la AP es fruto de
recortes que, sin victimismos, fueron en la mayoría de los casos indiscriminados y poco reflexivos y cuya consecuencia es la situación que padecemos: AP escasamente presupuestada, desaparición de las
gerencias de Atención Primaria, falta de reposición de profesionales, etc. A todo esto, sumamos la fuga de profesionales a otros países, buscando la estabilidad y consideración social.
Fuga de médicos y falta de reemplazo
Se van de España más
médicos que nunca según cifras del año 2018, son 3.525 los compañeros que solicitaron certificado de idoneidad para ejercer fuera de nuestro país.
En resumen, desde el año 2011 son más de 23.000 médicos los que solicitaron este
certificado de idoneidad con la idea de emigrar, cifras que reflejan sin duda la
fragilidad de nuestros profesionales, centrándose esta precariedad en los más jóvenes (los más demandantes son los médicos de entre 30 y 35 años).
Junto a estas cifras estamos viendo como el reemplazo de los compañeros que se van jubilando son imposibles, por falta de profesionales, asistimos a determinadas épocas del año en las que las
suplencias son quimeras y nos vemos en la obligación de doblar
consultas por ausencia de suplentes, etc.
Con todos estos datos creo que llego el ‘último tren’, para poder salvar de verdad al Sistema, ya que el SNS, tal y como está concebido, sin una AP solvente se hundirá. Quiero recordar lo que siempre dijimos desde la
Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y una vez más ponemos hoy de manifiesto: que los pilares básicos en cualquier cambio deben estar centrados en el desarrollo de las competencias profesionales y el aumento de la capacidad resolutiva del
médico de Familia, con acceso a todas las pruebas complementarias para responder a las necesidades asistenciales de nuestros pacientes.
Los cambios, solo con criterios científicos
Cualquier modificación de la
cartera de servicios, cambio de modelos, modificación de la oferta sanitaria en el ámbito de AP, etc., tiene que ser estructurada según las necesidades reales, de manera homogénea en todo el territorio y siempre a partir de una
base científica sólida, con la participación inexcusable de los profesionales sanitarios.
Si esto no cambia, terminaremos con un sistema absolutamente distorsionado, ya que la inversión en sanidad parece estancada. Prueba de ellos son las cifras en términos de
PIB del SNS, pasando del 6,47 en el 2011 al 5,95 en el 2017, y con un horizonte nada halagüeño para el 2020 con el 5,57 del PIB destinados a Sanidad (1).
"Las desigualdades entre las Comunidades Autónomas son manifiestas, tanto en cartera de servicios, como en prestaciones y en situación de los profesionales sanitarios"
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Bien es verdad que las desigualdades en las diferentes
Comunidades Autónomas (CCAA) son manifiestas y palpables, tanto en cartera de servicios, como en prestaciones como en situación de los profesionales. Cuestión que se evidencia con las diferentes
movilizaciones que, de manera espontánea, están surgiendo por todo el país.
El presupuesto, origen de la desigualdad
Vemos de manera constante como estas
desigualdades nacen desde el punto de vista presupuestario. Con diferencias en la inversión en Sanidad por las diferentes CCAA, llegando en el presupuestos a unas diferencias difícilmente explicables desde el punto de vista de la lógica, que van desde los 1.166 euros la que menos hasta casi los 1.700 de la que más (2). Sin grandes movimientos de cifras desde el 2010. Esto hace imposible que las prestaciones sean dadas en las mismas condiciones de
calidad y cantidad en unas CCAA que en otras.
Otro dato a tener en cuenta es el
envejecimiento progresivo de la población, con el consiguiente aumento de consumo de
recursos sanitarios. España se sitúa a la cabeza en
esperanza de vida entre los países de la Unión Europea, con un aumento de las personas mayores con problemas de salud a largo plazo.
Como presidente de una de las
sociedades científicas que representa al colectivo de médicos de Atención Primaria, la
SEMG, quiero que se oiga alto y claro que en esta guerra tenemos que ir todos unidos: tanto las sociedades científicas, como el
Consejo General de Colegio de Médicos y el resto de colectivos que integran el
Foro de la Profesión.
En definitiva, hay que dejarse de
protagonismos y lanzar un mensaje claro de unión con un solo objetivo: mejorar la Atención Primaria. Y que quede claro: los médicos de Atención Primaria no reclamamos dinero, sino dignidad.
(1)
Actualización del programa de estabilidad del Reino de España 2017 - 2020. (http://www.mineco.gob.es/stfls/mineco/comun/pdf/170503_np_estabilidad.pdf ).
(2)
Los Presupuestos Sanitarios de las CCAA para 2018. FADSP