* Ana Cruz Valenciano es presidenta Sociedad de Reumatología de la Comunidad de Madrid (Sorcom)
Las enfermedades reumáticas son las dolencias crónicas con mayor prevalencia en este país, pero aún son grandes desconocidas. Se estima que una de cada cuatro personas en España padece una patología reumática, lo que supone en torno a 11 millones de personas en este país y, además, están incrementando su incidencia ya que están estrechamente ligadas al aumento de edad y al progresivo envejecimiento de la población. En este sentido, desde la Sorcom consideramos que los reumatólogos debemos implicarnos en la Estrategia de Atención a los pacientes con enfermedades crónicas de la Comunidad de Madrid.
La artrosis, artritis reumatoide y otras patologías reumáticas están presentes, como problemas crónicos, en el 42% de pacientes con más de 65 años. La mayor esperanza de vida que tenemos actualmente es un logro social, pero esto hace que la gente viva más años con discapacidad. En algún momento este paciente que es independiente se puede hacer dependiente, por lo que se debe atajar de una forma multidisciplinar y ordenada la discapacidad reciente del paciente anciano que vive en la comunidad, junto con la incapacidad temporal de origen musculoesquelético del trabajador en activo. Éste debe de ser un objetivo terapéutico en sí mismo, que acorte o mitigue lo mejor posible estos periodos de discapacidad. Los reumatólogos pueden ofrecer su experiencia en el tratamiento de los pacientes crónicos, investigación e innovación asistencial, redes de colaboración, así como en la gestión de abajo a arriba.
Para garantizar la mejora de la calidad de vida de los pacientes, desde la Sorcom realizamos diversas actividades formativas, muchas de ellas ya consolidadas desde hace años. Por ello, apostamos por complementar la formación de los residentes en diferentes talleres a lo largo del año, y también hacemos talleres para la enfermería, entre otras muchas iniciativas docentes. Pero si hubiera que destacar algún evento, sería nuestro Congreso anual, que acaba de celebrar su 18 edición con un alto nivel en los contenidos científicos.
En este sentido, este año cabría desatacar la alta participación de los socios, ya que hemos tenido casi 250 inscritos y somos 225 socios reumatólogos de la Comunidad de Madrid. Nuestro congreso se caracteriza por la variedad de temas que tocamos y la independencia al elaborar el programa. Arrancamos con una conferencia inaugural sobre la ética de la prescripción, un tema de gran relevancia ya que en este año hemos elaborado y aprobado el marco ético de nuestra sociedad científica.
Además, consideramos que el abordaje de estas patologías debe ser multidisciplinar, por eso abogamos por implicar a colegas de otras especialidades para dar algunas ponencias en nuestro congreso y, en esta ocasión, se trató el tema de la afectación hepática en las enfermedades autoinmunes y de la toxicidad de los medicamentos.
Uno de los aspectos fundamentales para la mejora del pronóstico de los pacientes con enfermedades reumáticas es la detección precoz, ya que se ha demostrado que un diagnóstico temprano condiciona su evolución de modo que ésta sea más favorable. En este ámbito, el médico de familia juega un papel clave puesto que se estima que en torno al 10 y el 15% de las consultas de Atención Primaria están provocadas por las enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas. En concreto, patologías de alta prevalencia como la osteoporosis o la artrosis se tratan en ambos niveles asistenciales y pensamos que era necesario actualizar los conocimientos y recomendaciones para la valoración y tratamiento de la osteoporosis en mujeres. Así, en nuestro congreso se debatió este tema y se puso de manifiesto la necesidad de no tratar con fármacos a mujeres sanas menores de 65 años. Respecto a la artrosis, no hay novedades a resaltar, únicamente el conocimiento por parte de los pacientes de su proceso, mantener un peso adecuado, evitando la obesidad y realizar ejercicio son las recomendaciones más eficaces que se deberían repetir como “un mantra” para todos los pacientes con artrosis.
No obstante, se podrían resaltar otras muchas conclusiones que se pusieron de manifiesto durante nuestro encuentro formativo como la necesidad de que los reumatólogos veamos y tratemos enérgicamente a los pacientes con artritis de inicio, justo al comienzo de los síntomas, ya que del tratamiento temprano se deriva un mejor pronóstico a largo plazo de la enfermedad.
En el campo de los tratamientos, las terapias biológicas han supuesto una auténtica revolución en el abordaje terapéutico de los pacientes reumáticos. Por ello, los especialistas debemos conocer cómo podemos reducir las dosis de estos medicamentos sin perder eficacia y teniendo un número menor de efectos secundarios en nuestros pacientes. Además, los reumatólogos estamos preocupados por el alto gasto que suponen estos fármacos biológicos que usamos ya desde hace más de una década en España. Han mejorado enormemente la vida de los pacientes con enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante o la artritis psoriásica, pero su alto coste limita su uso. Se reservan para aquellos pacientes con mayor actividad y falta de respuesta o toxicidad a otros fármacos como el metotrexato. Sin embargo, cuando los pacientes están estables, en remisión o baja actividad, podemos bajar las dosis con un ahorro importante para los sistemas sanitarios, sin que esto suponga un problema para nuestros pacientes y nos permite tratar a un número mayor y reducir los efectos secundarios. De este modo, desde la Sorcom apoyamos las recomendaciones para la optimización en el uso de terapias biológicas en pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias que se han consensuado entre la Sociedad Españolas de Reumatología (SER) y de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
Por último, quería destacar la importancia que tienen las asociaciones de pacientes con las que contamos, cada vez más, para desarrollar iniciativas de forma conjunta.