David García / Javier Barbado / Imagen: Cristina Cebrián y Joana Huertas. Madrid
El caso del menor fallecido en Cataluña por difteria ha abierto en las últimas semanas el debate sobre la conveniencia de obligar a los padres a vacunar a los niños. Desde el Ministerio de Sanidad, Alfonso Alonso se ha mostrado más partidario de otras fórmulas como la divulgación, la información y la persuasión. La opción de la obligatoriedad sí fue planteada en un momento dado también por el consejero catalán Boi Ruiz. Desde algunos ámbitos sanitarios ligados a la vacunología, la salud pública o los propios pacientes también apuestan por ello pero desde el ámbito jurídico se introducen algunas excepciones: existen herramientas por las que poder obligar a la vacunación en supuestos de alerta de salud pública, desamparo, y en cualquier caso para que prevalezca el interés del menor. El debate, por tanto, está servido.
De izquierda a derecha, Ricardo De Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario; Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología; Elena Moya, directora de Desarrollo de la Fundación Irene Megías contra la Meningitis; David García, redactor de Sanitaria 2000 y moderador del debate; Antoni Mateu, secretario general de la Agencia de Salud Pública de Cataluña; y Enzo Lazzerini, socio-director de la Oficina jurídica Sociosanitaria.
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Elena Moya, directora de Desarrollo de la Fundación Irene Megías contra la meningitis: Nosotros no somos médicos y, por lo tanto, nos fiamos en este asunto de lo que nos dice nuestro Comité Científico, donde tenemos a pediatras. Estos especialistas no dudan en advertir de que la vacunación es la única prevención ante las bacterias y los virus.
Elena Moya, directora de Desarrollo de la Fundación Irene Megías contra la Meningitis.
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En todo caso, en España no nos debe preocupar mucho este asunto, pues más del 90 por cien de nuestros niños están vacunados. La obligatoriedad no ofrece una mayor tasa de inmunización en los países en los que está implantada de acuerdo con nuestra experiencia.
Enzo Lazzerini, socio-director de la Oficina Jurídica Sociosanitaria: Debemos empezar por dejar muy claro que, en España, no existe la obligatoriedad de la vacunación salvo supuestos de riesgo para la salud pública en conformidad con la Ley General de Sanidad y la Ley de Autonomía del Paciente.
No soy partidario de imponer la vacunación como primera alternativa, pues la palabra obligación tiene per se un sentido peyorativo que debe evitarse; en cambio, debe abogarse por un calendario vacunal homogéneo en el Sistema Nacional de Salud que contribuya a disminuir la inequidad existente. Existen, en todo caso, soluciones intermedias: no hace falta irse a extremos como lo que sucede en Estados Unidos, donde se plantea limitar el acceso a centros educativos a niños no vacunados, o bien Australia, donde se penaliza a los padres que no vacuna a sus hijos. Estas medidas, lejos de proteger al menor, le perjudican y atentan contra sus derechos fundamentales como el derecho a la educación.
Antoni Mateu, secretario de la Agencia de Salud Pública de Cataluña: Soy
provacunas al cien por cien. Ahora bien, no todas las vacunas son igual de efectivas, pero, en salud pública, no existe medida más coste-efectiva que la vacunación.
No existe ninguna duda de la relación entre niño-no-vacunado y niño-desprotegido, como por desgracia se ha comprobado en Cataluña con el primer caso del Estado español de difteria desde 1987. Sin embargo, el debate sobre defender o no las vacunas ha existido desde hace más de cien años con la famosa sentencia de Jacobson-Massachusetts, donde prevaleció el bien común al individual.
La vacuna de la difteria, como tal, desde los años 40 en España, sigue siendo obligatoria, y en países de centroeuropa como Francia o Grecia. Pero, por mucho que se obligue por ley a la vacunación, no se puede colocar a un policía al lado de los padres para que lo hagan con sus hijos. Lo que ahora sucede, en todo caso, no va más allá gracias a la vacunación generalizada. Hay que vigilar la posible expansión, sin embargo, de los grupos antivacuna.
Ricardo De Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario.
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Ricardo de Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario: En efecto las indicaciones vacunales son recomendaciones sanitarias de libre aceptación. Pero el problema surge cuando nos encontramos con un menor, como ha sucedido en Olot o sucedió con el sarampión en Andalucía en una treintena de casos.
Se ha hecho también alusión a la ley de Protección de la Infancia, según la cual prevalece el derecho del interés del menor conforme a las recomendaciones de la Organización de Naciones Unidas de 2013. Gracias a esta normativa, España será el primer país de Europa que consagra este derecho.
Soy partidario de la obligatoriedad con la salvaguarda del principio de proporcionalidad, y, en el caso del menor, esta normativa, conforme a la jurisprudencia europea y española, prevalece el derecho del menor frente al de los padres, y entiendo que ello genere, de forme indirecta, la obligatoriedad de vacunación siempre y cuando exista riesgo para la salud o integridad física del menor.
Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología: Es evidente que las vacunas han sido una de las grandes herramientas de que ha dispuesto la comunidad sociosanitaria para modificar el patrón epidemiológico de las enfermedades infecciosas en los países desarrollados.
Para afirmar tal cosa no hace falta ser un sesudo científico, sino un analista de la realidad, y comprobar de qué enfermamos o morimos hace 60 años y ahora. En cuanto a su obligatoriedad, en un contexto de libertades como el que vivimos me rechina la sola palabra desde el punto de vista intelectual. Si a eso le añadimos que las coberturas vacunales que se consiguen son del orden del 95 por ciento o más, es decir, que el porcentaje de ciudadanos que no vacuna a sus hijos es realmente escaso, obligar parece algo desmesurado.
Antoni Mateu: Los antivacuna, en Cataluña, están extraordinariamente mal informados, y nos lo han dicho los padres del niño de Olot: ellos se sienten profundamente engañados. Esta gente de los antivacunas ha actuado de forma sectaria haciendo reuniones en las que se restringía el acceso a personas ajenas al grupo, es decir, lanzan una serie de comentarios sin que haya libertad de información.
Ricardo de Lorenzo: el debate sobre la no vacunación sigue abierto, por desgracia, y no hay más que entrar en internet para ver cosas como los clubes de contagio en países de Europa, algo que me dejó estupefacto. Desde un punto de vista de la legalidad, la salud pública debe suponer la excepción al principio de autonomía del paciente.
De izquierda a derecha, Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología; Ricardo De Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario; David García, redactor de Sanitaria 2000 y moderador del debate; Antoni Mateu, secretario general de la Agencia de Salud Pública de Cataluña; Enzo Lazzerini, socio-director de la Oficina jurídica Sociosanitaria; y Elena Moya, directora de Desarrollo de la Fundación Irene Megías contra la Meningitis.
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Amós García Rojas: Lo que me preocupa de una medida de obligatoriedad (con independencia de que no me guste el término desde el punto de vista intelectual) son los resultados que tendría tal decisión en la política vacunal.
Enzo Lazzerini: Tenemos que intentar llevar a cabo una serie de medidas preventivas por medio de un control, periódico y obligatorio, de las cartillas de vacunación en los centros educativos, por ejemplo. Y que los profesionales tanto sanitarios como educativos tengan la capacidad de transmitir a las autoridades la situación de cada centro.
Ricardo de Lorenzo: Los padres que tienen hijos jóvenes saben que en los campamentos de verano, parece ser, se está pidiendo el calendario vacunal, igual que en muchos colegios.
David García: ¿Pero se está pidiendo para no dejar a ese niño entrar al campamento?
Ricardo de Lorenzo: Se está pidiendo. Si usted tiene unos niños pequeños en el campamento lo están pidiendo. El problema que también existe es que hay tropecientos calendarios vacunales y no están unificados en un único calendario y se están planteando calendarios vacunales de mínimos, con lo cual incluso existe un agravio comparativo de acceso según cada comunidad. ¿Eso quiere decir que existe una obligatoriedad encubierta? No, no existe, puede que sí, pero no existe.
David García: Bueno pero a lo mejor es una solución pedir esos calendarios y que el centro educativo sepa cuál es la situación de cada uno de los niños.
Ricardo de Lorenzo: Pero ahí chocaríamos con que el padre, con toda la razón del mundo, diría ‘mira usted, no existe ninguna obligatoriedad legal más que en los casos de epidemia de vacunar a mis hijos’, con lo cual se plantea una colisión, y ¿cómo se va a resolver? Desde luego en los tribunales. Y desde luego, en ese tipo de procedimiento, no iba a haber una respuesta como la jurisdicción contenciosa tuvo en Andalucía.
Amós García: Mi compañero de mesa ha dicho algo que me ha gustado mucho, porque creo que sirve para escenificar otro de los beneficios que obtenemos con las vacunas, y por qué las grandes coberturas que tenemos deben hacernos ver las cosas con una cierta perspectivas, él ha dicho: “Los niños que no están vacunados en un colegio, ¿qué hacemos? ¿Los metemos a todos en un colegio de no vacunados?” Con lo cual crearíamos un caldo de cultivo ideal para que se produjeran brotes epidémicos de enfermedades que creíamos ya erradicadas. Mientras que el crío no vacunado, de manera insolidaria está recibiendo la protección colectiva que generan las vacunas, y él posiblemente no tenga que enfermar salvo en circunstancias específicas como la de Olot. Es otro de los grandes beneficios de las vacunas, la inmunidad del rebaño. Por eso creo que hay que ser cauto con las medidas que se quieran tomar aquí en un contexto de unas coberturas tan buenas de este país. La posibilidad de que nos aparezca un caso como el de Olot es muy difícil, pero eso no nos debe hacer bajar la guardia ante las enfermedades trasmisibles y lo que tenemos que hacer es captar a los que hoy no están captados a los beneficios de las políticas vacunales, captarlos con pedagogía, con ciencia, con evidencia, con un discurso que les llegue y que les haga asumir lo que la historia sanitaria de este país ha demostrado y ha constatado.
David García: Voy a recoger dos ideas que habéis puesto de relieve. Decía Enzo que nuestro sistema es bueno, pero eso no significa que no se pueda mejorar; y Antoni decía que hasta ahora, hasta el caso de Olot, íbamos bien. Elena, yo te quería preguntar, ¿en qué podemos mejorar?
Elena Moya: Yo creo que seguir con la labor educativa, la información. La sociedad científica estáis ahí, los médicos, pero el papá y la mamá de la calle, a través de una asociación de pacientes como nosotros, tiene un lenguaje coloquial y la información pasa mejor. Nosotros realizamos un estudio y la meningitis apareció como la enfermedad más temida por los padres pero también la más desconocida. A través de una información tan básica como que se transmite a través de la saliva, y te preguntan, ¿pero todavía se habla de miningitis? Por eso nosotros a través de nuestra labor divulgativa nosotros hemos hecho una exposición itinerante en toda España, y así los adolescentes ven los síntomas, qué es una apetequia, cómo se contagia… La labor divulgativa y educativa hace crecer el nivel de un país y hace que ya no tengamos miedo a estos temas. El ciudadano cuando oye hablar de estos temas se asusta y enseguida va al calendario vacunal y he oído cosas tan graves como por qué no puedo denunciar a un vecino que no ha vacunado a sus hijos y los míos juegan con él. La vacunación es buena, y relacionarlo con un castigo yo creo que no es el camino y en la fundación recibimos llamadas para todo lo contrario, para informarnos dónde puedo encontrar la vacuna del meningococo B.
David García: Decías que queda un arduo camino divulgativo y ahí tienen mucho que decir las administraciones públicas, Antoni.
Antoni Mateu, secretario general de la Agencia de Salud Pública de Cataluña.
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Antoni Mateu: Tenemos un programa en Cataluña interdepartamental de Salud Pública centrado en cinco objetivos. Uno de ellos es de infecciones, de infecciones de transmisión sexual. Por qué lo digo. Todo el mundo sabe cómo una persona puede o no contagiarse de VIH. Aun sabiéndolo, en Cataluña hay cada día dos nuevos casos de VIH, unos 700 casos al año. En las vacunas todo el mundo sabe que ‘niño vacunado, niño protegido; niño no vacunado, niño vulnerable’. Lo digo sistemáticamente. Los de las ligas antivacunas dicen que esto no es verdad. Hay vacunas cien por cien efectivas, tétanos y hepatitis A; 95 por ciento efectivas, difteria, rubeola… hay un 5 por ciento que no. Imagina que tuviéramos la gran desgracia que en un niño vacunado nos saliera un caso, sería rizar el rizo pero puede pasar.
Hay algunos antivacunas que han dicho que mentimos, que esto no es difteria; y que gracias a que existe un 5 por ciento, y a que existan enfermos, pues esto obliga a los otros a que de alguna manera la reacción inmunitaria se mantenga activa y por eso de alguna manera no tengamos sorpresas y nuestro sistema inmune actúa sobre esta situación que se pueda producir. Esto lo dicen públicamente, y gente formada, con estudios médicos. Nosotros no hemos querido ir a debates con esta gente porque no estamos a la misma altura. En Cataluña damos tres millones de dosis a 1,5 millones de pacientes a través de 1.300 centros vacunales, alguna experiencia habrá. Pero señores, hoy puedes coger un avión y estar en la otra punta del mundo. Es un problema absolutamente internacional. Hay que buscar que todos tengamos un nivel de cobertura suficiente porque si no cuando se suceden estas lagunas es cuando el microorganismo encuentra lugar y genera la infección.
El papel de los medios es importantísimo dando cobertura a aquello que la experiencia y la evidencia durante tantos años ha llevado. Luego otro tema de debate largo es el de los profesionales sanitarios. Tenemos una gran laguna ahí. Tenemos un estudio hecho en Cataluña en tema de la gripe y en grandes hospitales hay rangos que van desde el 5 por cien al 25 por cien como mucho de gente que se vacuna pero ellos pueden ser vectores de transmisión de la misma o ser contagiados. Difícilmente se puede hacer pedagogía si tú no te vacunas. Con los profesionales tenemos otro espacio en el que actuar.
Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología.
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Amós García: Yo creo que ha dicho una cosa interesantísima el doctor Mateu, y es que no todas las vacunas tienen el mismo perfil de eficacia. Eso es algo que hay que explicar. A lo mejor, es raro pero es posible, que su hijo esté vacunado y tenga la enfermedad con una intensidad mucho menor que si estuviera vacunado. Pero yo siempre le traslado a la sociedad el otro ejemplo… ¿y si no te vacunas? ¿La enfermedad no tiene efectos secundarios y una entidad clínica lo suficientemente desastrosa como para que te hagas un planteamiento más racional? ¿Se pueden imaginar lo que pasaría en este país si nos dejáramos de vacunar? Hemos tenido algunas lagunas con el sarampión por otros motivos y convivimos con brotes permanentes de sarampión. Imaginen que dejáramos de vacunar del resto de patologías. Sería una situación desastrosa, volver atrás 50 o 60 años. ¿Y qué significa pasar una de las enfermedades frente a la que tienes una herramienta que te evita sufrirla? ¿No es nuestra obligación como padres que nuestros hijos crezcan sanos y felices? Eso sí que es moderno. Lo que no es moderno es que mi hijo tenga un sarampión.
David García: Habéis hablado también de enfermedades de transmisión sexual o gripe… ¿podría valorarse la obligatoriedad de estas vacunas?
Ricardo de Lorenzo: Yo entiendo que no. Una cosa es el menor donde el padre está otorgando un consentimiento por representación o su rechazo a un determinado tratamiento. Nuestra Ley de Autonomía del Paciente establece ese principio de autonomía del paciente que le permite aceptar o rechazar un determinado tratamiento. Lo que se está planteando es el tema de los menores, donde yo sí establezco dentro del principio de proporcionalidad esa obligatoriedad.
David García: Pero en el caso del VPH también están involucrados menores.
Ricardo de Lorenzo: Ahí ya entramos entre el menor maduro, de 16 a 16; y de 12 a 16 debe ser consultado el padre. Pero yo creo que el planteamiento preocupante es este tipo de vacunas o este tipo de situaciones del menor.
Enzo Lazzerini, socio-director de la Oficina jurídica Sociosanitaria.
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Enzo Lazzerini: Yo quiero hacer dos precisiones en cuanto a las sanciones que se puedan establecer contra aquellos médicos antivacunas por así decirlo. Es importante puntualizar que no es lo mismo la recomendación de alguien de la calle que la que dé un profesional médico. Las sanciones son una posibilidad, como expulsarles de la profesión médica.
Y en segundo lugar, parece ser que la medida de prevención pasa por la educación y la información. En ese sentido los centros de enseñanza juegan un papel fundamental en localizar, no para discriminar a esos niños que no han sido vacunados, sino para localizarles y que se ponga en ellos el punto de mira porque a lo mejor los padres están desinformados y necesitan educación. Exigir la cartilla de vacunación cada cierto tiempo y con regularidad, solo a nivel de alta dirección, crear herramientas de comunicación entre profesionales educativos y sanitarios. Y que puede ser un menor que se encuentra en situación de desamparo, que no es que le falte solo una vacuna, es que le falten todas y encima vive en situaciones precarias porque se ha demostrado también que la falta de vacunación se da en sectores desfavorecidos. Vamos a tener una herramienta a nuestro alcance que es poder declarar esta situación de desamparo que incluye el riesgo para la salud del menor. Es importante trabajar en esas medidas de prevención, no de obligación, de prevención.
David García: En Cataluña, ¿os planteáis sancionar a profesionales?
Antoni Mateu: Lo planteó el Colegio de Médicos la posibilidad de profesionales sanitarios colegiados que hiciesen comentarios en este sentido que diesen lugar a estas situaciones de dudas que no estuvieran contrastadas científicamente de tomar algún tipo de medidas, y me parece muy apropiado. Hoy que la red permite que todo se haya convertido en una especie de ‘doctor Google’, que todo el mundo acude allí y hay información de cualquier tipo pues se generan este tipo de situaciones. El virus del papiloma. No todas las vacunas son igualmente efectivas. En el caso del papiloma siempre ha habido mucha controversia. En unas CCAA es de 13-14 años, pero en dos años se cambiará a 11-12 que es como lo tenemos en Cataluña. Se han puesto más de 20 millones de vacunas de estas… y cuando hablamos de vacunas, hay que mirar grandes poblaciones, y sale la anécdota de una situación concreta, de una persona concreta, en que una cosa es la causalidad y otra la casualidad. La discusión del papiloma es que contiene efectos a tantos años que no hay suficientes estudios, que si protege contra el cáncer de cérvix, que si no protege contra el cáncer de cérvix. No cubre todo el espectro de posibilidades que puedan generar un cáncer de cérvix pero sí cubre un porcentaje alto y siempre hablamos de porcentajes pero ¿qué prefieres estar en el porcentaje de los que más o en el que menos? Pongo un ejemplo, el cáncer de pulmón. Nueve de cada diez es en personas que fuman. Pero hay uno que no. Pero qué prefieres, jugar en el grupo de nueve que en el de uno.
Luego otro tema, hay muchos profesionales que no han visto nunca un caso de difteria. Y ahí están los profesionales que pensaron que esto era difteria. El año pasado tuvimos un caso de rabia después de 40 años. Hay que estar preparados y con temas de salud no se puede jugar, hay que explicar las cosas claramente, y de verdad, no engañando a nadie, es efectiva hasta donde es efectiva. A principios de siglo la gente se moría de infecciones, ¿queremos volver a eso? A mí me llegó a decir un pediatra que uno difícilmente es pediatra si no se te escapa alguna vez una meningitis que no da la cara y se convierte en fulminante a las pocas horas. Esto puede pasar desgraciadamente. Esto existe. Con los temas estos no se puede jugar, hay que ser muy claro. Yo lo digo muchas veces, yo viví el tema del ébola. Un país, un continente, se paraliza, es un tema de salud pública. Cuando hay un caso de ébola, que ahora no se habla, pero yo que lo viví directamente, hay una situación de pánico entre profesionales sanitarios que eran impensables que se pudieran producir. La gestión del pánico la gente no está preparada para ello, te obliga a tomar medidas que en circunstancias normales no tomarías.
Amós García: El doctor Mateu ha dicho algo que es muy interesante. Las auténticas crisis que producen distorsión en la estructura social son las crisis de salud pública, la lista de espera son impresentables cuando son excesivas pero un brote de legionela en un marco geográfico en un pueblo de Cataluña ocasiona una distorsión social tremenda. Por eso a mí me gusta decir que invertir en salud pública posiblemente no ayuda a ganar elecciones pero no invertir ayuda a perder elecciones, estoy convencido. Siguiendo con el caso de la propuesta del Colegio de Médicos de Barcelona a través de su Comité Ético, ¿usted se imagina que yo como sanitario se me ocurre decir mañana que las mujeres embarazadas deberían fumarse dos paquetes de cigarrillos al día porque los componentes químicos que tiene el tabaco favorecen el relajamiento durante el embarazo? ¿Debería caer sobre mí algún tipo de elemento sancionador? El estatus del profesional sanitario debe tener a la hora de pronunciarnos sobre diferentes eventos que la ciencia ha demostrado como evidente debe tener algún tipo de peso negativo que posibilite el que ese tipo de manifestaciones basadas en creencias y no en espacios científicos tengan algún tipo por lo menos de debate.
En cuanto a la obligatoriedad de las vacunas, desde que una vacuna se introduce en el calendario, sea la que sea, entiendo que con las coberturas que tenemos, la obligatoriedad no una alternativa y eso me sirve para cualquiera de las vacunas implementadas. El marchamo de obligatoriedad es el mismo para todas. Otro tema de debate es la conveniencia o no de en determinadas situaciones o a determinados colectivos plantearles o no la obligatoriedad de determinado perfil de vacunas. Ahí está también la obligatoriedad o no de vacunar a los sanitarios, por lo menos a los que están en determinados ámbitos de riesgo respecto a pacientes, por ejemplo de la gripe. Simplemente que haya necesidad de plantear este debate me causa desazón porque somos sanitarios, ¿tenemos que explicarle las bondades de las vacunas al compañero? ¿Tenemos que explicarle el riesgo que podemos tener como vectores o receptores del problema? Bueno pues un debate que está abierto y que no me voy a pronunciar porque no tengo claro la necesidad de tomar medidas.
David García: Vamos a ir terminando con el turno de conclusiones. Empezamos con Amós, adelante.
Amós García: Fundamentalmente, lo que es razonable concluir es que las vacunas han sido una herramienta tremendamente poderosa en el cambio del perfil de las enfermedades transmisibles en las colectividades desarrolladas. Obviar la conveniencia de vacunarse es entrar dentro de un terreno que no es ciencia, que es un terreno de la creencia, de lo no constatado y desde esa perspectiva y desde un punto de vista riguroso, ortodoxo, científico, no debe ser una estrategia, un elemento planteable, y desde esa perspectiva estamos en un país que tiene una política vacunal tremendamente poderosa, coberturas elevadísimas, parece desmesurado plantearnos estrategias de obligatoriedad cuando lo que tenemos que hacer es ser conscientes de que los colectivas que hoy no vacunan a sus hijos es porque creen que están haciendo lo mejor y lo que tenemos que hacer es pedagogía e implementar medidas sociales que posibilites que esos sectores que están en exclusión social que no acceden a la vacunación por ese motivo puedan acceder con mayores facilidades a la estructura sociosanitaria para recibir este beneficio obvio que produce la vacunación.
Los participantes en el debate hacen un turno de conclusiones en el que valoran la opción de obligar a la vacunación.
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Ricardo De Lorenzo: Por supuesto debemos evitar las tensiones entre los derechos individuales y la necesidad de proteger la salud pública. Yo estoy de acuerdo en que la administración sanitaria con carácter general debe intentar explicar las bondades de la vacuna que hasta se pone en duda en determinados colectivo de profesionales sanitario. Pero los derechos individuales de autonomía decaen frente a los intereses colectivos que es la salud pública. Y cuando yo planteo el tema de la obligatoriedad planteo con carácter previo la salvaguardia de la proporcionalidad y lo planteo ante la persona más débil que es el menor y en el que tenemos jurisprudencia en el sentido de que debe prevalecer ese interés superior del menor incluso frente a la patria potestad de los padres.
Antoni Mateu: Yo soy muy claro: ‘niño vacunado, niño protegido; niño no vacunado, niño vulnerable’. No hay que bajar la guardia, explicar continuamente este tipo de situaciones. Tiene que haber debates científicos, no puede estar al mismo nivel cuando la gente habla de creencia frente a la evidencia de tantos y tantos años y resultados. Y en un mundo que es tan global, en que la gente puede viajar por todo el mundo y ser receptores de las personas que no tienen una cobertura vacunal adecuada, que esto sucede, si tú no estás vacunado, estás en riesgo. Y no hay discusión por los calendarios vacunales entre comunidades, entre países, de cuáles son las que son importantes, todos ponemos las mismas con alguna pequeña excepción. Lo que hay que hacer es vacunarte para poder protegerte en este tipo de situaciones porque evidentemente te puedes encontrar con enfermedades que creíamos eliminadas, nunca erradicadas, que están emergiendo otra vez. En 2015 no debería haber sarampión, difteria, tétanos, etc. Tendría que formar parte del anecdotario de la literatura médica. Si no nos vacunamos, este riesgo estará y volverá a aparecer porque los microorganismos existirán por los siglos de los siglos.
Enzo Lazzerini: España está a la vanguardia en el ámbito de la salud a nivel mundial y por ello debemos seguir trabajando en esa línea e implementar una serie de medidas que sin tener que llegar a obligar faciliten la formación, la educación, la prevención, mejorando la comunicación entre el personal sanitario, profesionales educativos y la entidad pública que se encarga de la protección de los menores; y debemos tener en cuenta el interés superior del menor, y ese interés superior es vacunar, y debemos trabajar en esa línea a través de la educación primero y si no tenemos herramientas para vacunar a esos menores que pueden encontrarse en situación de desamparo.
Elena Moya: Como representante de la Fundación Irene Megías Contra la Meningitis, vamos a cumplir 10 años, y llevamos 10 años hablando de la vacunación como única prevención ante las bacterias. Hay dos bacterias muy graves, el neumococo y el meningococo, que producen meningitis, y cuando se ha descubierto la vacuna y se ha distribuido y se ha incluido en el calendario vacunas, esa meningitis se ha erradicado; puede haber casos por el tema de la inmigración y los viajes pero es rarísimo. Nuestra lucha va a seguir siendo la misma, a través de la educación, sin pasión pero con transparencia y claridad, gracias a un comité científico que refrenda todo lo que publicamos. En nuestros actos divulgativos seguir hablando de la vacunación como única prevención ante estas bacterias porque las secuelas son gravísimas y las bacterias tienen las primeras horas una cara muy amable, entonces es muy importante que como asociación de pacientes hablemos sin miedo, de un cuadro de síntomas que a veces los profesionales de la salud nos dicen que se les escapan porque las primeras horas son amables y se confunden con una gripe o con un catarro. Seguir con estos temas de divulgación y de la vacunación como prevención.
Primera parte del debate.
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Segunda parte del debate.
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