Javier Barbado / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Salamanca
La estabilidad o permanencia en el puesto de los gerentes, mandos intermedios y otros directivos de las organizaciones sanitarias se impone como condición imprescindible para agilizar la gestión de la compra y uso de los medicamentos y otros productos de uso hospitalario, además de las decisiones clínicas que, en ocasiones, no se ciñen a la evidencia científica con el consiguiente exceso de gasto, aspecto éste último precisado por el gerente de la Gerencia de Gestión Integrada de Vigo, Mario González.
González emplazó, por esa razón, a médicos, políticos y directivos a sentarse en una mesa para llegar a acuerdos que reconcilien el arte clínico que más beneficia al enfermo con la racionalidad del uso de los recursos sanitarios obligada para sostener el sistema sanitario público a largo plazo.
Para Concha Caudevilla, directora general de Otsuka, los políticos, gestores y evaluadores deberían disponer de más recursos coste-efectivos a medio y largo plazo. Según ella, las autoridades sanitarias deben examinar la posibilidad de evitar pruebas diagnósticas innecesarias y llevar a cabo registros de pacientes como se hace, por ejemplo, en los países nórdicos, entre otras iniciativas de uso racional del presupuesto.
Los ponentes, momentos antes de comenzar el debate, en el Parador de Salamanca.
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Caudevilla citó una iniciativa del Instituto Karolinska de Estocolmo por la que se toma nota de datos sociobiográficos de los pacientes, y que, desde su punto de vista, no estaría de más implantar en España. Por otro lado, respecto al sector farmacéutico, admitió que debe potenciar los ensayos clínicos “comparando moléculas para ver cuál es más costo-eficiente y efectiva” y no ceñirse sólo al binomio experimental clásico fármaco probado versus placebo.
Miquel Tomàs Gelabert y la directora general de Otsuka, Concha Caudevilla.
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En su turno de palabra, Miquel Tomás Gelabert, director general del Servicio de Salud de Islas Baleares (Ib-Salut), ha insistido en la necesidad de aportar valor en los ensayos clínicos por parte de las farmacéuticas que los llevan a cabo, y ha llamado a la búsqueda de nuevos modelos de gestión que mejoren la prestación sanitaria: “En el caso de Baleares, a partir de la Ley de 1997, nos planteamos por qué modelo apostar; lo hicimos por las fundaciones, después volvimos a la fórmula tradicional [de gestión directa]”, recordó.
El gerente del Hospital de Vigo, Mario González, y el director médico corporativo de HM Hospitales, Pablo González.
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En ese contexto de “falta de músculo financiero”, la sanidad balear ha recurrido a externalizar la parte no asistencial y crear áreas con el modelo concesional en sus centros (se le cede a una empresa privada la gestión del hospital por un periodo determinado). Desde el punto de vista farmacéutico, Tomàs Gelabert también aludió al contrato de riesgo compartido como fórmula contractual que agilice la disposición y uso de tratamientos específicos.
Pablo González, director médico corporativo de HM Hospitales y médico internista, ha aludido a la atención sociosanitaria como el reto esencial de la sanidad española habida cuenta de las previsiones demográficas y epidemiológicas, y, en esa línea, ha pedido “una cartera básica, única y equitativa para todos los pacientes del sistema sanitario público”:
José Julián Díaz Melguizo, presidente del Ingesa, junto con Enrique Abad, de SegurCaixa Adeslas.
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También ha sugerido, en el contexto de crisis económica, reorganizar o prescindir, dado el caso, de centros u organizaciones sanitarias, aunque se trate de una medida impopular; recurrir, asimismo, al historial electrónico para ahorrar gastos y al modelo Alzira o concesional y otras fórmulas de gestión alternativas a la gestión directa tradicional.
González ha reconocido que, en el sector sanitario, se ha evolucionado a un ritmo mucho menor que el del entorno social, y ha criticado la toma de decisiones, por parte del médico, no basada en la evidencia científica así como la práctica del sobrediagnóstico por ese mismo motivo.
Con relación a los sindicatos, González lamentó que “poco se puede hacer porque, salvo alguno de índole profesional, por lo general sus intereses no coinciden con los de los facultativos”. Y citó también a la industria: “No podemos pagar algunos fármacos, cada vez más caros; dudo de que el precio de los medicamentos responda, a veces, a la realidad, y, además, la administración debe pagar en función de los resultados solamente”.
En cuanto a la sanidad privada, González informó de que, en su caso, a menudo la administración se reúne con la sanidad privada para explorar fórmulas de colaboración.
Pocas novedades en el sector asegurador público-privado y factura sanitaria
Enrique Abad, director de Salud de SegurCaixa Adeslas e ingeniero de formación, reconoció que, al igual que sucede con la gestión sanitaria, en el caso de las aseguradoras de salud se sigue discutiendo sobre los mismos aspectos como, por ejemplo, Muface.
En este sentido, destacó los 26.500 millones que se gasta la sanidad privada pura, de los cuales 21.000 millones son “de bolsillo”, es decir, lo pagan personas en la asistencia particular, y el resto son primas de seguros. Mencionó, asimismo, el gasto de la sanidad pública pura (64.000 millones) y el total del gasto sanitario en España, de 98.500 millones de euros (9,3 por ciento del producto interior bruto –PIB–). Así como el gasto en sanidad mixta, 6.500 millones, que comprende el modelo Alzira, Muface y diversos tipos de conciertos.
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