Redacción. Madrid
La polémica sobre los nuevos fármacos contra la hepatitis C, a pesar de que la estrategia nacional está en marcha, sigue viva. La razón no es otra que los precios de estos medicamentos. No son pocos los gestores y voces de comunidades autónomas que los consideran elevados.
José Luis Calleja y Francisco Gea.
|
En cambio, expertos en la enfermedad reiteran que esta inversión supondrá ahorros para el SNS a largo plazo. Entre ellos se cuenta José Luis Calleja, jefe adjunto de Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Universitario Puerta de Hierro, quien reitera que gracias a estos tratamientos “la hepatitis C puede convertirse en una enfermedad residual” y permiten curar la enfermedad en muchos casos. Esta postura también es compartida por Francisco Gea, especialista del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, quien indica que si se mantiene el plan, y la financiación de los nuevos medicamentos, "podremos observar un decrecimiento de los casos antes de 2030".
A estas posturas se suma Juan Turnes, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Complejo Hospitalario de Pontevedra, quien recuerda que el precio de los productos “siempre va a ser menor que lo que la sociedad va a tener que invertir en ingresos hospitalarios, problemas hepáticos derivados por la evolución de la enfermedad y trasplantes”.
Sin embargo, el quid de la cuestión está en que el fármaco no solo se fabrica, hay que ‘descubrirlo’ y llevar a cabo las investigaciones y pruebas correspondientes de sus efectos. Desde que un laboratorio comienza a investigar una molécula hasta que la comercializa suelen pasar entre 10 y 15 años, y solo uno de 10.000 compuestos llega a la fase comercial. Y todo esto tiene un coste. Aunque las cifras varían dependiendo de los estudios, en términos generales desarrollar un medicamento requiere una inversión total de unos 1.172 millones de euros. Por tanto, el precio de los medicamentos también tiene que permitir el retorno de dicha inversión.
A la hora de hablar en términos de salud no se debería confundir el valor que aportan los fármacos innovadores con el precio , máxime cuando la curación de la infección se asocia a un incremento de la esperanza y calidad de vida en todas las situaciones , y la supervivencia a largo plazo de los pacientes que estaban infectados por el virus de la hepatitis C se iguala a la de la población general.
Con todo, el pago real que ejercen las administraciones por los producto al final acaba siendo inferior a los precios pactados con el estado (que, por cierto, no han sido desvelados por el Ministerio de Sanidad). Los diversos acuerdos de riesgo compartido, de techo de gasto y de pago por volumen a los que se han avenido los laboratorios comercializadores de los diferentes fármacos de la hepatitis C , han permitido que las administraciones estén pudiendo asumir los tratamientos para la hepatitis C, incluidos los más innovadores que se emplean en el contexto del Plan Estratégico Nacional para el abordaje de la hepatitis C.