Redacción. Madrid
La Guardia Civil, en el marco de la operación
Noisa, ha detenido a 49 personas, doce de ellas farmacéuticos, desarticulando así una red dedicada al tráfico ilegal de medicamentos producidos de forma controlada para personas que se encuentran bajo un tratamiento determinado, a través de la operativa conocida como 'comercio inverso'.
Uno de los almacenes intervenidos por la Guardia Civil.
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En los registros efectuados, realizados en Barcelona, A Coruña, Lugo, Valencia y Madrid, se han incautado gran cantidad de fármacos, entre los que se encuentran más de 1.200 envases de medicamentos psicotrópicos, un revólver, 60.000 euros y 4.000 dólares -- más de 3.300 euros--, numerosa documentación, equipos informáticos y seis vehículos de alta gama. Igualmente se han intervenido numerosas cuentas corrientes y otros productos financieros.
Los detenidos están acusados de delitos de organización criminal, contra la salud pública, y contra la hacienda pública. Actuaban apoyándose en un entramado empresarial declarado en parte como almacén mayorista de medicamentos, adquirían fármacos de diversa naturaleza directamente de un número considerable de farmacias distribuidas en diversos puntos de España eludiendo el canal regular de fabricación y distribución de medicamentos.
Inicio de las pequisas
Según indica la Guardia Civil en una nota de prensa, la investigación se inició tras interponer una asociación infantil de lucha contra el cáncer una denuncia, donde se ponía en conocimiento de la Benemérita el desabastecimiento en el mercado de ciertos medicamentos para el tratamiento de enfermedades oncológicas.
A partir de la denuncia, se realizó una investigación que permitió identificar a una organización "perfectamente estructurada que operaba en todo el territorio nacional, especialmente en Barcelona, Coruña, Lugo, Valencia y Madrid".
La trama investigada solicitaba a las farmacias medicamentos para posteriormente ser reenviados a empresas radicadas en el extranjero. El beneficio obtenido es que medicamentos adquiridos en España a precio de mercado tasado y regulado (más una comisión entregada a la farmacia que de este modo también se beneficiaba) se vendían en terceros países (fundamentalmente Dinamarca, Reino Unido, Suiza y Holanda) a precio de mercado libre muy superior obteniendo así cuantiosos beneficios.
De este modo se constató que las oficinas de Farmacia, a través de sus proveedores habituales, obtenían los medicamentos requeridos por la trama, y una vez completado el pedido, contactaban con los investigados, con vistas a la recogida del mismo por personas contratadas para ello que se desplazaban hasta la farmacia, o bien mediante empresas de paquetería, efectuándose los transportes en condiciones que no garantizan una conservación adecuada de los medicamentos.
Para dificultar ser detectados, la organización creó un entramado de más de 40 empresas pantalla, que le servían de tapadera para justificar los envíos y cuadrar las actividades económicas.
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