La Revista

José Suazo Díaz-Recio, estudiante de quinto de Medicina

Estudiar Medicina en la URJC: “Estamos cansados de las bromas”
José Suazo Díaz-Recio, esyudiante de la URJC


9 jun. 2018 20:00H
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Los últimos meses han sido convulsos para los estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos, salpicada por la polémica. Sin embargo, sus alumnos defienden su formación a capa y espada.  “Nadie nos ha llegado diciendo que tú no vales o tu título no sirve. Pero los que decían que acabamos peor preparados es porque no conocen la universidad, por lo menos la Facultad de Ciencias de la Salud, donde salimos perfectamente formados y la parte de la docencia y las prácticas son muy buenas”, defiende José Suazo Díaz-Recio, estudiante de quinto de Medicina.
 
“Te duelen esos comentarios, la primera broma que te pasan al grupo puede hacer gracia, pero asociando todo lo malo a la URJC, molesta”, insiste el joven, que al acabar sus estudios en el instituto, todavía no tenía muy claro qué grado escogería: “En un principio quería ser veterinario, pero pensé, ¿para qué estudiar a todos los animales pudiendo ayudar solo a uno?” ilustra José, de 22 años, que por aquel entonces estaba haciendo algún voluntariado con niños y mayores.
 
BUEN ESTUDIANTE
 
El madrileño siempre ha sido buen estudiante y con la puntuación que obtuvo en la prueba de acceso podía haber escogido la universidad que hubiera. “Yo soy de Fuenlabrada y elegí la de Alcorcón porque me pillaba más cerca y podía dedicarle más tiempo al estudio”, relata el futuro médico, al que le atrajo, sobre todo, la asignatura de Anatomía: “porque ya veías lo que es tratar a personas, te acercabas, aprendías los músculos, los huesos… El resto es mucho más genérico al ser la base de la Medicina”.
 
La adaptación a la vida universitaria no le supuso mayor complicación, aunque sí que notó el cambio. “En el instituto te tienen como mucho más mimado, te preguntan todos los profesores y está todo centrado en el alumno. En la universidad, las clases son completamente distintas y somos 60 ó 70 alumnos, por lo que los profesores tampoco pueden prestarte la misma atención. La forma de dar clase y el temario también son completamente diferentes, es algo que te interesa y pones mucho más interés”.  
 
EL CAMBIO A TERCERO
 

José con sus compañeros de la facultad de Medicina

Los dos primeros años las prácticas que más te gustan son las que haces con cadáveres, tienes otras prácticas pero son más de laboratorio”, explica José, que a partir de tercero se empezó a sentir más cómodo con el grado escogido. “Empiezas a ir un día por semana a un hospital y sientes que de verdad estás estudiando Medicina. Tienes el contacto con el primer paciente, del que te vas a acordar siempre; y también del primer médico con el que estuviste pasando consulta”, explica el joven, que sentencia: “Empiezas a aprender el trato que hay que tener con el paciente, porque Medicina no es lo que se estudia en un libro, es mucho más que eso”.
 
Su primera consulta fue en Digestivo y nunca olvidará al médico con el que trató: “el primer día que llegas allí no tienes idea de nada, no sabes ni cómo mirar ni tratar a un paciente y él me lo iba explicando todo. Me chocó mucho que, cuando un médico se implica así en la docencia, realmente repercute en tu motivación como estudiante”. También los ánimos que les dan los propios pacientes, que les instan a seguir formándose: “Nos dan ánimos y nos dicen que sigamos estudiando, que lo vamos a conseguir”.
 
PROS Y CONTRAS DE LA URJC
 
Aunque José es un defensor de la URJC, sí que cree que hay aspectos que se podrían mejorar. “Lo mejor que hay de estudiar aquí Medicina son los hospitales porque tenemos cuatro de tamaño medio: el de Fuenlabrada, el de Alcorcón y los dos de Móstoles, además, se implican mucho más en docencia y nos ayudan mucho más”, detalla el alumno como aspectos positivos antes de destacar los puntos débiles: “Por ejemplo, el itinerario formativo de algunas asignaturas, o las macroasignaturas como ‘Cardioneumo’, que son las dos especialidades juntas. También estamos teniendo problemas con el sistema de incompatibilidades”, añade.
 
Pese a ello, a José le da mucha pena acabar su tiempo universitario y despedirse de sus amigos y de las instalaciones de la facultad: “El campus de Alcorcón está muy bien. Al ser una universidad relativamente nueva, tiene laboratorios y materiales en muy buen estado. El problema es que el campus se está quedando un poco pequeño porque ya hay muchas carreras y demandamos mucho, pero los dispositivos electrónicos o los ordenadores, por ejemplo, están nuevos”.
 
LA RECTA FINAL
 

El estudiante durante sus prácticas en el hospital

Recién terminados los exámenes y a punto de disfrutar de su último año de libertad antes del MIR, el joven hace balance por su quinto año en Medicina. “Ha sido el año más difícil, sobre todo por las asignaturas. Ha sido un año muy intenso, con mayor amplitud de temario y complejidad, pero realmente ya lo haces con ganas y se estudia mucho mejor”, remarca el madrileño, que también tuvo que hace un esfuerzo extra el curso pasado: “Cuarto también cuesta mucho porque tienes que adaptarte al cambio al hospital, y a los horarios y demás”.
 
En sexto, explica, solo tendrá tres asignaturas teóricas y el resto del tiempo lo dedicará a la parte práctica y a la elaboración del trabajo de fin de grado: “Es un año mucho más libre y más light, aunque te tiras todo el día rotando y como un residente más casi, es bastante más intenso, no paras en todo el día”.
 
FUTURO
 
A José le da pena empezar el último curso y despedirse de la época universitaria, pero guarda fuerzas para afrontar el próximo año, en el que se empezará a preparar el MIR. “Por ahora la especialidad que tengo en mente es Otorrino porque me gustó mucho el año pasado cuando roté y es mi idea principal. Pero tampoco descarto Traumatología u Oftalmología”, explica el joven, que todavía no sabe si se quedará en Madrid: “Me encanta el quirófano y por eso me tiro más a una médico-quirúrgica, porque tampoco quiero separarme de la parte médica de una patología y hacer solo quirófano”.

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