“Somos cien por cien fiables y los únicos que
entregamos títulos totalmente legales”. Con mala redacción y con faltas de ortografía nos responde una de las empresas que ofrece títulos de médicos bajo el anonimato de internet y con la promesa de “total seguridad”.
Por un precio de 500 dólares de los que se adelantarían 80, nos entregarían un título universitario, un acta de grado, la inscripción en el colegio, un número de registro, una tarjeta profesional, un certificado del título y hasta un certificado de notas”. Lamentablemente,
las administraciones tienen que hacer frente cada mes a este tipo de falsificaciones de títulos sanitarios. “Ahora tenemos un control más exhaustivo, incluso informático, del asunto. Aunque los delincuentes siempre intentan ir por delante”, explica Juan Manuel Garrote, secretario general de la OMC.
“Yo puedo tramitar títulos de los países de España, Chile, Bolivia, Panamá, Paraguay, México, Brasil, Venezuela, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Argentina, Perú, Colombia, Ecuador y Estados Unidos”, explica la empresa a través del email, que nos recuerda que para “en el inicio de un trámite,
lo importante es la confianza de ambas partes”. Después, nos advierten de que tenemos que enviar nuestro nombre completo, una copia del documento de identidad, dos fotos, y los datos completos de la universidad de la que queramos nuestro título. En este caso, de Medicina. ¿Se trata de una
estafa o de una red de falsificación?
LAS TRES FORMAS DE ALTERAR UN TÍTULO
Juan Manuel Garrote, secretario general de la OMC
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“
Hay tres formas de las que se podría falsificar o alterar un título. La primera es aquélla en la que un médico español altera un título español. Recuerdo que el año pasado, un enfermero de Albacete falsificó el título y puso que era médico. Estuvo trabajando un tiempo así”, rememora Garrote. “Otra forma de intentar
defraudar a la universidad es falsificando algún tipo de nota para acceder a una facultad de Medicina del Estado. Se le habilita para una compensación de asignaturas y después se acredita algo que era falso” añade el secretario general, que calcula que habrá unos cuatro o cinco casos de este tipo al año: “
Cada vez es más difícil porque con la informatización, cada vez que alguien llega a colegiarse se verifica su título con un acceso directo al Ministerio de Educación”.
También hay médicos, tanto españoles como extranjeros, que han sido
sancionados en el extranjero y pretenden trabajar en el sistema público español sin el certificado de idoneidad. “Hay casos de médicos de aquí que se han ido, les han sancionado, y al volver no entrega el certificado, pero como estaba previamente colegiado, cuela.
Se dan 4 ó 5 casos al año pero los solemos descubrir”.
La tercera vía sería la de intentar homologar en España un título extranjero. “Ahí también puede haber falsificación porque, independientemente de que para conseguir el título se necesitan unos requisitos mínimos como determinadas horas y créditos, sí que es cierto que
hay muchas facultades en el mundo y no todas están homologadas. El Ministerio de Educación afirma que descubren uno de estos casos al mes”.
DESCUBRIR LA FALSEDAD
Antonio Compañ, decano de la Facultad de Medicina UMH
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Por suerte,
los avances tecnológicos de los últimos años han facilitado la detección de este tipo de fraude, aunque no siempre ha sido así. “En los Colegios, ya no es preciso que se lleve el título en papel, porque con el DNI se puede entrar en la
web del Ministerio de Educación y se puede ver si tiene el título. También si tiene el de especialista homologado. Este mecanismo es suficiente, luego los propios Colegios meten los datos en un registro central que está unificado y es la consulta pública del consejo General, donde están todos los colegiados de España”, se congratula Garrote.
Hace apenas tres meses, u
n joven fue condenado a dos años de prisión por falsificar documentos para que la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche le convalidase el título de Medicina que, supuestamente, se había sacado en Japón. “Un estudiante envió una solicitud que, en un primer momento, pasó los trámites normales y se hizo una valoración aceptando la posible admisión. Al paso del tiempo, s
olicitó una nueva convalidación porque, en teoría, había aprobado casi toda la carrera en una universidad de Tokio”, explica Antonio Compañ, decano de la
Facultad de Medicina, que advierte que coincidió temporalmente con el cambio de la licenciatura al grado.
“Presentó una serie de certificados y al analizarlos observamos que el programa de estudios que aportaba era
extraordinariamente parecido al nuestro. Nos sorprendió muchísimo que era un ‘corta y pega’ traducido al japonés”, recuerda el decano, que consultó a la universidad nipona para comprobar que se trataba de certificados falsos: “A partir de ahí se inicia el proceso de
abrir un expediente, investigarlo y denunciarlo en un juzgado”.
REINCIDENTE
El estudiante, tiene la posibilidad de recurrir frente al
Tribunal Superior de Justicia de Valencia. “Él no lo reconoce en absoluto y dice que va a presentar un recurso contra el fallo del tribunal. Creemos que está encausado también en Bilbao y La Rioja por lo mismo, pero las sentencias no se publican y no se puede informar al resto de las universidades”, lamenta Compañ, que se queja de no tener más “
mecanismos de protección frente a estas falsificaciones más allá de ver cosas raras en los certificados”.
“En este caso estaban muy bien hechos, pero al ver la traducción observamos incoherencias como que le pidamos dos veces el temario de una asignatura y los programas no coincidan y
nos presente una versión cada vez. También lo de las notas, que todo sean 9 y pico y 10 es muy sospechoso. Si hubieras tenido esas notas de entrada hubieras venido directo, no te hubieras ido a Tokio y a una universidad tan rara”, ilustra el decano, que solo ha tenido que afrontar un caso así en su centro universitario.
TAMBIÉN EN ENFERMERÍA
Juan Antonio Astorga, presidente del Colegio de Enfermería de Málaga
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No solo las universidades se han presentado como
acusación particular frente a estos casos de falsificación de títulos, desde los colegios profesionales también se lleva años luchando contra el intrusismo laboral.
Juan Antonio Astorga, presidente del Colegio de Enfermería de Málaga, recuerda el caso de una mujer que ha estado
trabajando veinte años en el servicio público sin la titulación exigida: “La salud no es vender zapatos, debe haber unas garantías por lo que se trae entre manos, que es la salud de la ciudadanía”.
En Andalucía, hace cinco años, la colegiación pasó a ser obligatoria para los profesionales. “Esta mujer trató de colegiarse aquí en la oficina y
la documentación levantó sospechas importantes. Nos confirmaron muy pronto, desde la Subdirección General de Títulos del Ministerio de Educación, que no constaba la homologación de ese título aquí en España. Obviamente la documentación era falsa” recuerda Astorga, indignado porque “esta persona estuvo trabajando en un hospital público desde 1994 hasta el 2012 y ese hospital no exigió la colegiación, que es una garantía fundamentalmente para los ciudadanos”, lamenta el representante del colegio, que
presentó una denuncia en la Fiscalía.
El pasado mes de abril, un juzgado de Málaga condenó a la mujer “por
falsificación de documento público e intrusismo profesional”. En total, siete meses de prisión y siete meses de multa por el primer delito y otros ocho meses de multa por el segundo.
“Proliferan las clínicas y los títulos se intentar copiar bastante bien. Que haya un
enlace directo con la Subdirección de títulos y que mantengamos esa vigilancia es una garantía indudable, sobre todo para los ciudadanos”, sentencia el presidente del
Colegio de Enfermería de Málaga, que añade: “Dentro de los servicios públicos fundamentales de los colegios está garantizar las buenas prácticas para la población”.
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