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Javier Bosque, oncólogo médico, intentó compaginar las dos facetas pero le afectó en su salud física y mental

Javier Bosque, oncólogo radioterapéutico, abandona Medicina para convertirse en músico profesional
Javier Bosque, oncólogo médico.


12 ene. 2025 15:40H
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Cuando un sueño se puede cumplir, pero a su vez anula una vocación, es una situación que ninguna persona quiere experimentar. ¿Qué elegir? ¿Aquello por lo que llevas soñando toda la vida, o mantener un trabajo que te apasiona y por el que has estado luchando durante diez años para conseguirlo? En esta tesitura se ha encontrado recientemente Javier Bosque, oncólogo médico, quien, tras mucho reflexionar, ha tomado la decisión de abandonar la Medicina para perseguir un deseo: convertirse en un músico profesional reconocido y poder vivir de la música.

Su vida ha estado ligada con la Medicina desde niño, ya que sus padres son médicos. A pesar de que en un primer momento estaba seguro de que “nunca” se dedicaría por esta profesión, cuando llegó Bachillerato su mentalidad cambió y la posibilidad de ayudar a las personas hizo que acabara decantándose por este sector.

De hecho, en la carrera tenía “muy claro” su futuro: quería ser oncólogo. “Mi madre también lo es y he tenido casos de cáncer en mi familia, así que no sé si todo eso pudo influir en mi decisión. Lo que sí sabía era que me atraía ese mundo. En la carrera hice la optativa de oncología médica en alicante y durante las seis semanas que duró me terminé de enamorar por esta especialidad”, ha reconocido a Redacción Médica.

En cuanto a su relación con la música, como cualquier otro adolescente, Bosque comenzó tocando la guitarra con 12 años. Cinco años más tarde empezó a tener sus primeros grupos con amigos de forma amateur y, desde siempre, le ha gustado escribir su propia música. “De hecho empecé a hacerlo más durante la preparación MIR como vía de escape. Iba yo solo con mi guitarra acústica y tocaba en algunos conciertos, principalmente en salas pequeñas de alicante”, ha explicado.

Compaginar la Medicina con la música


Durante aquella época comenzó a relacionarse con más músicos y a compartir una pasión que, por aquel entonces, no se planteaba que iba a ser la que ‘desbancaría’ a la Medicina. “La música me empezó a generar una sensación extraña. No sabía si solo era un hobby o realmente una pasión. Quería dedicarle más tiempo, y eso era difícil durante la residencia, y más en Oncología”, ha lamentado.

Por este camino siguió hasta que llegó la pandemia. Fue un momento donde había que arrimar mucho el hombro, pero, como no se podía salir de casa por el confinamiento, tenía suficiente tiempo para dedicarlo a la música. Así que, montó un estudio casero para componer y grabar sus canciones junto al productor con el que, ateriormente, había grabado su primer disco de cantautor.“Trabajaba telemáticamente con él y creamos el proyecto ‘Malafé’ con el objetivo y ambición de profesionalizarlo.

Terminar el MIR y convertirse en músico profesional


Este proyecto fue bien recibido entre el entorno de artistas que vivían de la música y cada vez tenía más notoriedad. “Eso fue durante mis últimos años de residencia. Poco a poco fueron pasando cosas chulas y empezamos a dar giras por Madrid, Murcia, entre otras ciudades. También asistimos a festivales y fuimos teloneros de un grupo”, ha narrado.

Paralelamente a su evolución dentro de la música, cuando Bosque estaba a punto de acabar el MIR, decidió que no quería dedicarse a la Oncología asistencial “pura” y despierta una pasión por los cuidados paliativos. “En 2023, con la residencia acabada, se me presenta la oportunidad de volver al Hospital de Elche, donde yo estuve formándome, para dedicarse a los cuidados paliativos oncológicos. Fue un regalo caído del cielo”, ha reconocido.

Ser médico y músico, ¿es posible?


La parte laboral de Bosque no podía mejorar más, y su faceta musical tampoco. Esta última cada vez iba siendo más demandante, y en 2024 recibió una llamada de Diego Cantero, del grupo ‘Funambulista’, para que se uniera a su proyecto como guitarrita. “Yo tenía mi propio grupo pero no soy músico profesional ni había tocado en proyectos antes así que me hizo mucha ilusión que me llamaran de uno profesional y bien posicionado para participar”, ha afirmado.

En un primer momento se autoconvenció de que va iba a poder compaginar los dos mundos y ‘tirar’ con todo. Pero, poco a poco, se dio cuenta de que todo se hacía más cuesta arriba. En la tarima pensaba en sus pacientes, y en el hospital en la música. Hasta que llegó un momento en el que “no podía más”. “Me he dado el ostión a nivel físico y mental. Han sido años de muchísimo estrés, ansiedad y sensación de no pertenecer a ningún colectivo (…) La lección aprendida de tratar con pacientes paliativos es que la vida es breve, y no se puede vivir así. Hay que hacer las cosas que te apasionan, cada cosa tiene su momento y entendí que el mío era dedicarme a la música”, ha reconocido.


"En los conciertos pensaba en cómo estarían mis pacientes, y en el hospital en la música"



Con este objetivo en mente, a finales del año pasado decidió que dejaría la Medicina para perseguir su sueño de ser músico. “No es una determinación que he tomado en caliente. Me he planteado todos los supuestos posibles. En Medicina no puedes pedir una excedencia si no tienes plaza en propiedad, y no la tengo. Entonces me ha coincidido esta idea con el fin de mi contrato, que era el 31 de diciembre”, ha afirmado.

Abandonar la Medicina para ser músico profesional


En este sentido, Bosque reconoce que ha decidido arriesgarse. “Es mi sueño, puedo hacerlo, estoy tocando en un proyecto profesional que me da cierta estabilidad, y porque necesito y quiero disponer de tiempo para dedicarlo a mi propio grupo”, ha añadido.

Además, se ha sentido arropado por sus seres queridos tras esta complicada decisión  “Me siento muy agradecido porque la totalidad de mi entorno laboral, amistades y familiares me han apoyado. Lo veían algo natural, tenía que pasar”, ha concluido.
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