Es raro ver una imagen de una información sobre el
coronavirus en China, aunque también en Japón o Corea del Sur, en la que no se contemple a las personas paseando con la mascarilla puesta.
Perú ya obliga a todos los ciudadanos a llevarla si quieren salir de casa. En
México la obligación o no depende de los estados, igual que en
Francia, cuyo uso comienza a variar según los ayuntamientos. En la capital colombiana,
Bogotá, uno no puede subir al sistema de transporte público si no se la pone. En
Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades ya recomiendan que, en la calle, todo el mundo vaya con la nariz y la boca cubiertas. Y en otros países, como
en España, las autoridades aún estudian qué hacer, aunque comienzan a inclinarse por generalizar su uso.
Mientras que
la Organización Mundial de la Salud (OMS) reitera que hay que priorizar el uso mascarillas quirúrgicas entre los profesionales sanitarios y las personas infectadas -o entre quienes conviven con una que lo está- y no a la población general por considerar que
crean un "falso sentido de seguridad" que puede hacer que se dejen de tomar medidas que han demostrado ser más efectivas (como el lavado de manos y el distanciamiento físico), una nueva investigación señala que su uso ayuda a
evitar que las personas infectadas -incluidas las asintomáticas- contagien a otras. Su publicación en la revista
Nature Medicine podría ayudar, según sus autores, a resolver un
debate avivado durante las últimas semanas a causa de la
crisis sanitaria provocada por el
coronavirus Covid-19.
En experimentos de laboratorio, las mascarillas redujeron significativamente las cantidades de varios virus transmitidos por el
aire provenientes de pacientes infectados. Estos virus se midieron utilizando la 'máquina Gesundheit II', que recoge muestras del aliento, y que ha sido desarrollada por
Don Milton, profesor de Salud Ambiental Aplicada en la Facultad de Salud de la Universidad de Maryland y autor principal del estudio.
La eliminación del virus por parte de los participantes se midió utilizando la máquina Gesundheit II, desarrollada por Don Milton. (Universidad de Maryalnd).
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Milton ya ha llevado estos hallazgos a la
Casa Blanca, donde se sigue de cerca las declaraciones de la pasada semana del jefe de los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que señaló que la agencia estaba
reconsiderando la recomendación que han declarado de forma frecuente de que las mascarillas quirúrgicas
no son una precaución útil fuera de los entornos sanitarios.
El debate tiene lugar en un momento en que los propios médicos se enfrentan a la
escasez de mascarillas que se repite en varios países del mundo. Se trata de una cuestión que ha conmocionado a la sociedad. Pero mientras se repiten las imágenes de pequeñas empresas y de particulares haciéndolas por su cuenta para donarlas, hay algunos minoristas que se niegan a dejar que los empleados los usen por temor a enviar señales negativas a los clientes. En Estados Unidos ha habido incluso
casos de insultos y ataques físicos.
El estudio se realizó antes de la pandemia de coronavirus
El estudio, realizado antes de la pandemia actual de
coronavirus en la Facultad de Medicina de la Universidad de Hong Kong, no aborda la cuestión de si las mascarillas quirúrgicas protegen a los usuarios de la infección. Lo que sugiere es que estos objetos pueden
limitar que los infectados, que en el caso del nuevo coronavirus a menudo no tienen síntomas, transmitan enfermedades como la gripe, los rinovirus y los coronavirus. Y parece ser que es así.
"En tiempos normales diríamos que no las recomendamos; con una pandemia, vale la pena intentarlo"
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Milton ya había demostrado en un estudio de 2013 que las mascarillas quirúrgicas podrían ayudar a
limitar la transmisión de la gripe. Sin embargo, advierte que el
efecto puede no ser tan grande si no se controlan, aunque alude a la posibilidad de que su ayuda justifique un nuevo punto de vista sobre si se debería
alentar a todas las personas a usarlas cuando tengan que salir de sus casas -por ejemplo, para hacer la compra- durante la actual crisis sanitaria por el
Covid-19.
"En tiempos normales diríamos que si su efectividad no se mostró estadísticamente significativa en estudios del mundo real, no lo recomendamos", ha apuntado. "Pero -asegura- en medio de una pandemia, estamos desesperados. La idea es que incluso si reduce un poco la transmisión,
vale la pena intentarlo". Aunque, según ha apuntado, no como la primera línea de defensa, sino más bien como "un último paso
desesperado".
Aunque el experimento tuvo lugar antes de la pandemia actual, apuntan que el Covid-19 y los coronavirus estacionales están
estrechamente relacionados y pueden tener un tamaño de
partícula similar. El otro autor principal del informe, el profesor
Benjamin Cowling, jefe de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela de Salud Pública de HKUMed y co-director del Centro Colaborador de la OMS para Epidemiología y Control de Enfermedades Infecciosas, ha señalado que "la capacidad de las mascarillas quirúrgicas para reducir el
coronavirus estacional en gotitas respiratorias y aerosoles implica que estas pueden contribuir a disminuir la propagación del Covid-19 cuando lo usan personas infectadas ".
Más estudios apoyan su uso para protegerse del coronavirus transmitido por aerosoles
Otro estudio
publicado recientemente en la Journal of Medical Virology y, este sí, centrado en e
l Covid-19, ha apuntado que las
N95 (con una
capacidad de filtración algo superior a las FFP2), las
mascarillas médicas y aquellas
caseras hechas de papel de cocina de cuatro capas y tela de una capa podrían bloquear el 99,98 por ciento, el 97,14 por ciento y el 95,15 por ciento del virus en aerosoles, respectivamente. Sobre las últimas, la
"El uso de mascarillas quirúrgicas que fue respaldado por muchos estudios y al mismo tiempo rechazado por otros, posiblemente debido a un
juicio erróneo", señalan los investigadores de este trabajo realizado en China. En este país asiático, las mascarillas quirúrgicas están recomendadas para personas con
riesgo moderado (aquellas que trabajan en áreas de alta densidad de población, como hospitales o estaciones de tren, quienes han estado o viven con alguien en cuarentena, y el personal administrativo, de seguridad, policía y mensajería cuyo trabajo está relacionado a Covid-19).
"La ausencia de evidencia de efectividad no debe ser equiparado a la evidencia de ineficacia"
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Para quienes tienen un
riesgo bajo de infección, se recomienda mascarilla
desechable de uso médico. Para aquellos cuyo el
riesgo es muy bajo, las autoridades indican que los ciudadanos pueden no usar nada o bien utilizar una mascarilla no médica (por ejemplo, una casera hecha con tela). Sobre estas últimas, la OMS considera que las realizadas con algodón pueden ser una
fuente potencial de infección al no son resistentes a los fluidos. Esto hace que puedan retener la
humedad y
contaminarse.
Mientras tanto, países como
Reino Unido y Alemania consideran que todavía no hay evidencia suficiente sobre la protección que proporcionan las mascarillas a la población general. "Sin embargo, la
ausencia de evidencia de efectividad no debe ser equiparado a la evidencia de ineficacia, especialmente ante una situación novedosa con opciones alternativas limitadas", escriben los investigadores
Chi Chiu Leung, Tai Hing Lam y Kar Keung Cheng, investigadores de Hong Kong y de Birmingham en una
carta publicada en The Lancet.
Las
opiniones sobre su uso en los distintos países -e incluso dentro de ellos- varían. También la evidencia que poco a poco va publicándose sobre la eficacia de las mascarillas y que harán, muy posiblemente, que las recomendaciones vayan cambiando. Ya lo están haciendo.
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