La Revista

Lidia Amer, de 29 años y madre de una niña, es residente de Medicina de Familia en un centro de salud de Murcia

"Superé el MIR haciendo todo lo que no se debe en las últimas semanas"
Lidia Amer, de 29 años, aprobó su examen MIR pese a no seguir las indicaciones que aconsejan las academias


24 mar. 2018 20:00H
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POR ESTHER ORTEGA
Lilia Amer tiene 29 años y es residente en el centro de salud de El Palmar, Murcia. Empezó hace cuatro y durante su estancia ha nacido su hija, Victoria, de un año. "Estoy haciendo Familia doblemente" bromea la joven, que tiene algunas dificultades para poder conciliar: "Al haber estado de baja ahora tengo que recuperar, por lo que acabaré en septiembre", explica la médico, que no siempre quiso hacer esta especialidad. 

"Yo en un principio quería hacer Cardiología porque me parece una especialidad muy bonita. Cuando una persona tiene un problema cardiaco se puede intervenir directamente y se soluciona. Aunque quede con un muelle, se cura", reflexiona la médico, que había rotado por la especialidad en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca: "Tiene mucha fama y hay muy buenos profesionales".

Sin embargo, los resultados se quedaron algo cortos para especializarse y hubo que barajar nuevas alternativas. "Como vi que no me daba, empecé a pensar y veía que no me gustaba ninguna otra especialidad. Quería hacer algo que abarque todo y me decidí por Familia. Interna no me gustaba tanto porque estás siempre metido en el Hospital, con gente más mayor y siempre es lo mismo. Familia me llamaba la atención, la veía como una especialidad más amplia y me he sorprendido aún más al entrar", confiesa Lilia, que no conocía todas las áreas que toca su disciplina: "Creía que era sólo el centro de salud y Urgencias, pero me di cuenta de que hay más opciones como  trabajar en una ambulancia de Urgencias Primarias, en la UME, Cuidados Paliativos, Pediatría...La verdad es que estoy muy contenta". 

El MIR, una pesadilla


"No pude dormir nada de los nervios e hice el MIR con una migraña tremenda"


Lilia estudió en la facultad de Medicina de Murcia y se preparó el examen MIR en Alicante: "Nos proporcionaban un autobús e íbamos hasta allí. Estudié y aprobé, aunque lo recuerdo horrible. Hice todo lo que se supone que no tiene que hacer", lamenta la joven entre risas, que añade: "En la última fase, que es cuando tienes que relajarte y salir los domingos, yo empecé a ponerme nerviosa y a leer de otros manuales de otras academias y me agobié más todavía. El día del examen me dio el peor dolor de cabeza, la noche anterior no dormí nada. Y como nos habían dicho que no había que tomar pastillas pues no me tomé nada y no pude dormir nada de los nervios e hice el MIR con una migraña tremenda", recuerda la médico, que tiene la espinita de no haber hecho un Erasmus antes de empezar a trabajar. 

Sin embargo, la adaptación fue muy buena: "Para mí el MIR fue mucho peor que las guardias, que ya son algo como comer y dormir, la verdad es que a mí me gustan. Es cierto que cuando hay mucha gente uno se agobia, pero me gusta el movimiento y la adrenalina, no hay problema. Lo único llamativo, en mi primera guardia de UME, fue que estábamos muy tranquilos y de repente alguien gritó ’parada cardiaca’ y ya tuvimos que salir corriendo", recuerda Lilia, que se acostumbró pronto a esos sobresaltos: "La primera guardia vas con mucho miedo pero en el hospital de La Arrixaca, la  pasas con un residente mayor y ya vas viendo cómo funciona, cómo tienes que ir afrontando las cosas. Te lo facilitan mucho, no te dejan solo de repente". 
 

"Una niña absorbe mucho tiempo, son horas sin dormir y luego te vas a trabajar. Es complicado pero lo llevo bien.


Futuro imprevisible

La especialista todavía no sabe qué hará cuando acabe su residencia, pero de momento no le quita el sueño. Sí lo hace Victoria, de un año de edad: "Una niña absorbe mucho tiempo, son horas sin dormir y luego te vas a trabajar. Es algo complicado pero lo estoy llevando bien", explica Lilia, que estuvo cinco meses de baja: "Mi madre me ayuda mucho y se agradece, sobre todo con las guardias". Ella anima a otras residentes a ser madres: "Que se atrevan, que con trabajo y paciencia todo sale", comenta risueña. En su centro, hay pocas posibilidades de continuar: "De momento no hay opción de quedarse porque hay pocas plazas y mucha lista de espera, está complicada la cosa", explica la joven. 
 
Lo que sí que tiene claro Lilia es que, de momento, no repetirá el MIR: "Lo veo imposible por la niña, porque no me deja hacer ni un curso online, no me deja ni un minuto. Pero algún día quizá…".
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