Óscar Gómez junto a Enrique Baca García en la jornada sobre el suicidio.
13 jun. 2023 16:50H
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El suicidio es en España la primera causa de muerte por causas externas, muy por delante de los accidentes domésticos o de tráfico. De hecho, en nuestro país hay 4.000 suicidas cada año -y, cada año, más jóvenes-, y un número quince veces mayor de personas que lo intentan, lo que hace que el número de afectados por este fenómeno -familiares y allegados al suicida incluidos- alcance los varios millares y lo convierte en un problema de salud pública de primera magnitud.
Con estas premisas arrancó el pasado 6 de junio en el Aula Magna de la Fundación Jiménez Díaz la I Jornada de Prevención y concienciación sobre el suicidio -que también pudo seguirse online y sigue disponible-, moderada por Enrique Baca García, jefe de Servicio de Psiquiatría del hospital madrileño y catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, y que contó con la participación de un nutrido grupo de expertos y especialistas de diferentes servicios y organizaciones especializadas en el tratamiento de este problema, y también con el estremecedor testimonio de David Rodríguez Fernández, hermano de una víctima, y de Carlos Soto y Olga Ramos, padres supervivientes al suicidio de su hija.
Sistemas de motorización y apoyo a los supervivientes
La cita ha sido organizada por la Fundación Jiménez Díaz, con la colaboración de los otros tres hospitales de Quirónsalud integrados en la red pública madrileña (Sermas) -los hospitales universitarios Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba- y en coherencia con una de las líneas estratégicas de esta red asistencial, la prevención y promoción de la salud, en la que se trabaja a través de diversas actividades informativas y formativas.
En la primera mesa, María Luisa Barrigón, jefa de Sección del Hospital Universitario Gregorio Marañón, presentó interesantes conclusiones sobre la aplicación de sistemas de monitorización de la conducta autolítica a partir de herramientas informáticas de última generación. Gracias a estos trabajos se avanza progresivamente en el conocimiento de las razones y las circunstancias de la conducta suicida a partir del análisis detallado de las personas, esta ideación que se prestan a ser monitorizadas por este programa.
Por su parte, la enfermera del Summa 112, Beatriz Alba Carmona, expuso los detalles de las actuaciones que este servicio presta en relación con el suicidio y puso el acento en la necesidad de prestar un apoyo efectivo a los supervivientes, es decir, al entorno próximo al suicida que ha consumado su acción. “Las familias son también víctimas, y a veces no se las atiende como tales”, lamentó.
Asimismo, Pedro Martín-Barrajón, responsable de Red Nacional Psicólogos para la Prevención del Suicidio en Psicólogos Princesa 81, explicó la importancia de la atención telefónica de emergencias ante la conducta suicida, y recalcó la necesidad de que los profesionales que atienden este servicio sean conscientes de que no hay que tener prisa. “El tiempo juega a nuestro favor y en contra de la ideación autolítica. He llegado a estar cuatro horas al teléfono hasta que la persona que amenaza con suicidarse ha cedido”, narró.
"Código 100", un estudio de Samur y Quirónsalud
La segunda parte del encuentro arrancó con la intervención de Ana María de Granda, de la Unidad de Suicidio del Servicio de Psiquiatría del Hospital Fundación Jiménez Díaz, quien explicó qué es y en qué consiste el “Código 100”, un ambicioso estudio que se lleva desarrollando desde hace años en colaboración con el Samur y en el que también participan los otros tres hospitales de Quirónsalud integrados en el Sermas.
“Código 100” es un programa de seguimiento intensivo de pacientes que han intentado suicidarse (tanto en la vía pública como en otros lugares), a los que se garantiza siempre la atención voluntaria en el centro de salud mental en el plazo máximo de una semana y a los que se ofrece un seguimiento presencial y telefónico de manera constante.
El suicidio infantojuvenil
Uno de los problemas más graves del momento actual es que la edad media de las personas que intentan suicidarse ha descendido de manera espectacular. En tanto que lo habitual era que las ideaciones autolíticas se plasmaran, como pronto, a partir de los 15 años, en la última década es frecuente la presencia de estos intentos, consumados o no, en el periodo que oscila entre los 10 y los 14 años.
Luis Fernando López Martínez y Eva Mª Carretero, expertos en autolesiones y suicidio infantojuvenil y autores, respectivamente, de “Palabras que curan” y “Autolesión y suicidio en entornos digitales”, disertaron sobre este problema y se refirieron de manera específica al problema que las redes sociales y los entornos digitales aportan como emulación a las ideas suicidas.
Entre las conclusiones más destacadas de la jornada, todos los participantes y asistentes destacaron la importancia del enfoque multidisciplinar y participativo del encuentro. En ese sentido, Baca resumió en nombre de los participantes: “Los poderes públicos tienen mucho trabajo por delante en relación con el problema del suicidio. Los profesionales, también, porque tenemos que estudiarlo, entenderlo y afrontarlo. Pero la sociedad, en su conjunto, tampoco se puede desentender”. “Sin el compromiso de todos, este seguirá siendo un problema de todos”, concluyó.
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