La jornada se enmarca en la iniciativa 'Escuela de Pacientes Anticoagulamos Contigo'

La Fundación Jiménez Díaz forma a pacientes con síndrome antifosfolípido
Facultativos del Servicio de Hematología del hospital de la Fundación Jiménez Díaz.


21 jun. 2019 15:40H
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La Fundación Jiménez Díaz ha organizado una jornada formativa para pacientes Síndrome antifosfolípido (SAF) y para su control del tratamiento anticoagulante, dentro de la Escuela de Pacientes Anticoagulamos Contigo.

Según ha informado la Fundación en un comunicado, el objetivo de estas jornadas ha sido dar a conocer al paciente "la complejidad de su enfermedad y el riesgo trombótico que conlleva".

En palabras de la jefa del Servicio de Hematología del hospital, Pilar Llamas, para que el paciente entienda "la importancia de optimizar el control del tratamiento anticoagulante con el método de medición del INR (Razón Normalizada Internacional) más fiable en esta enfermedad".


En la jornada se ha insistido en la importancia de la adherencia al tratamiento y de establecer rutinas saludables


Por su parte, Carmen López, enfermera de la Unidad de Anticoagulación de la Fundación Jiménez Díaz, ha señalado que "lo que más llama la atención es que, en muchos casos, el paciente no sabe bien por qué está recibiendo el tratamiento anticoagulante". Asimismo, ha recalcado "la importancia de asegurar una correcta adherencia al tratamiento y tratar de establecer rutinas saludables acordes con las recomendaciones para la toma de antagonistas de la vitamina K a fin de optimizar el control".

El síndrome antifosfolípido es una enfermedad autoinmune que cursa con trombosis y que puede presentarse en distintos territorios vasculares. "Estos pacientes tienen un mayor riesgo de tener una nueva complicación trombótica, por lo que, en la mayoría de los casos, tienen indicación de anticoagulación indefinida", ha detallado la doctora Llamas.


Tratamiento anticoagulante


En general, en los pacientes con SAF el tratamiento anticoagulante de elección son los fármacos antagonistas de la vitamina K, que precisan un control regular del efecto anticoagulante.

"Esto se hace mediante la realización de una prueba de la coagulación que se llama 'tiempo de protrombina' y que se expresa en un lenguaje universal mediante un parámetro conocido como INR (Razón Normalizada Internacional)", ha explicado esta doctora.

Por su parte, la doctora Rosa Vidal, médico adjunto del Servicio de Hematología de la Fundación Jiménez Díaz, ha señalado que "en algunos pacientes con SAF los anticuerpos antifosfolípidos pueden interferir con componentes plasmáticos de la pared vascular y con los reactivos utilizados para la realización de los test básicos de coagulación, "pudiendo falsear el resultado del INR".

Estas interferencias se pueden potenciar en el caso de que la medición del efecto anticoagulante se realice a través de punción capilar, siendo el método "más fiable" de medición la determinación del INR en sangre venosa.

Por ello, cuando un paciente diagnosticado de un SAF inicia un tratamiento anticoagulante con antagonistas de la vitamina-K es conveniente realizar varias mediciones del INR en paralelo por ambos métodos: capilar y en sangre venosa.

En este sentido, la especialista ha asegurado que si hay buena correlación entre ambas técnicas y no se trata de un paciente de alto riesgo trombótico, se puede plantear continuar con controles en sangre capilar reevaluando la correlación del INR en sangre capilar y venosa periódicamente. En cambio, "a los pacientes cuyos resultados son discrepantes habría que realizarles siempre los controles en sangre venosa".
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