Sandra Melgarejo / Imagen: Adrián Conde. Madrid
El Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid coordina el proyecto Quick, que detectará posibles retrasos en la atención al ictus con el objetivo de optimizar el manejo de estos pacientes. Se estima que más del 70 por ciento de las personas que sufren un ictus isquémico no reciben tratamiento temprano en las 4,5 horas siguientes al comienzo de los primeros síntomas.
Daniel Álvarez, director médico del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid; Jaime Gállego, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN); Carmen Aleix, presidenta de la Federación Española de Ictus; y Jaime Masjuán, coordinador del proyecto Quick y de la Unidad de Ictus del Ramón y Cajal. |
En el programa participan otros siete hospitales españoles: La Paz de Madrid, el Virgen del Rocío de Sevilla, el Vall d’Hebron de Barcelona, el Trias i Pujol de Barcelona, La Fe de Valencia, el Hospital Navarra y el Clínico Santiago de Galicia.
Cada centro reclutará durante un periodo de dos meses a 25 pacientes que acudan o sean trasladados al hospital tras la activación del Código Ictus (el sistema de atención sanitaria urgente desarrollado en todas las comunidades autónomas de España). El objetivo es medir los tiempos de cada paso del manejo del ictus e identificar las áreas de mejora para reducir al máximo las secuelas en el paciente.
Jaime Masjuán, coordinador del proyecto y de la Unidad de Ictus del Ramón y Cajal, ha recordado que “el tiempo es cerebro” y que “20 o 30 minutos pueden marcar la diferencia entre salvar o perder una vida”. El neurólogo ha destacado lo importante que es que la población sepa detectar los síntomas de un ictus (sobre todo, pérdida del habla, desviación de la comisura bucal y pérdida de movilidad en un brazo) para que sea capaz de describirlos adecuadamente a los telefonistas de urgencias y se active correctamente el Código Ictus.
Por su parte, Jaime Gállego, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), ha afirmado que las unidades de ictus son “el sistema de asistencia ideal porque reducen la mortalidad, la dependencia y son coste-eficientes”. Sin embargo, ha lamentado que su implantación en España es “desigual” y que una “gran parte de la población está desatendida”. Así, la SEN calcula que hay 46 unidades de ictus en España, un 60 por ciento de las que debería haber para cumplir con la ratio ideal de una cama de unidad de ictus por cada 75.000 habitantes.