Tomás Merina, en el centro, junto a su equipo para la presidencia del Icomem.
“Independencia, compromiso y transparencia” son las tres señas de identidad del proyecto con el que
Tomás Merina ha logrado alcanzar la presidencia del
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem). El facultativo ha prometido desplegar un proyecto amplio que no solo promueva la “defensa profesional” de estos trabajadores, por ejemplo, con menos temporalidad y mejores condiciones salariales; sino que también aborde aspectos de futuro como el envejecimiento poblacional y la irrupción de la inteligencia artificial. Todo ello, asegura, bajo un prisma de unidad: “El Colegio nos representa a todos, aunque no tengamos por qué compartir siempre unánimemente las posturas”, apunta.
El programa que ha convencido a los colegiados de la
organización médica madrileña para erigir a Merina como su nuevo presidente engloba seis grandes estrategias. La primera de ellas se refiere a la
“defensa” de los mismos sanitarios, lo que implica, entre otras medidas, el impulso de un “pacto social por la dignidad profesional”, el coto al
intrusismo laboral, la
mejora de las condiciones retributivas (con el fomento de la
categoría funcionarial ‘A plus’) y la reducción de la temporalidad (con plazos cerrados para homologaciones de extracomunitarios y la búsqueda de “sinergias con actores profesionales y sociales”).
"Asesoramiento veraz" para los facultativos
Al margen de ello, el facultativo andaluz pretende promover un entorno de gestión y de relaciones institucionales que reconozca la “importancia de la sanidad pública sin desatender el ejercicio privado”. “Madrid ha realizado una fuerte apuesta por un
modelo mixto público-privado de provisión de servicios en régimen concesionado, lo que implica colegiados que trabajan en régimen laboral atendiendo y formando parte de la estructura de servicios del Sermas -recoge el documento-. Sin embargo, los derechos y posibilidades de acceder al empleo público se encuentran limitados para estos colegiados; y debemos
presionar para corregirlo”.
El proyecto del nuevo presidente del Icomem busca también un mejor
“servicio del colegiado”, por ejemplo, con un “asesoramiento veraz” y “al margen de compañías aseguradoras y corredurías” de responsabilidad civil. Para ello, se pretende promover la figura del
“defensor del médico” como “cauce y garante de las demandas y sugerencias de los colegiados en sus entornos laborales públicos y privados”.
Merina defiende a su vez potenciar el “lado humano” del Colegio con un “compromiso por la
cultura de la igualdad, diversidad e inclusión”, una “tolerancia cero con el acoso y la discriminación laboral” y la protección de la maternidad. En este sentido, promoverá convenios con guarderías y escuelas infantiles “que permitan a los padres y madres ejercer la profesión y conciliar”.
Atención Primaria e irrupción de la IA
Asimismo, Merina llama a poner el foco sobre un amplio abanico de aspectos que abarcan desde los
retos tecnológicos (con la
implementación de la inteligencia artificial en el ámbito de la salud y la creación de guías para el uso adecuado de la
telemedicina), la situación de la
Atención Primaria y rural y el fomento de la transferencia de conocimiento entre veteranos y jóvenes.
“Queremos un Colegio que defienda y promueva una actividad asistencial de calidad, basada en el progreso científico y en la ética y deontología médicas, de carácter civil y aconfesional, y políticamente independiente -resume-. Para conseguirlo, debemos tratar de
conseguir la máxima participación de colegiados y colegiadas en los procesos decisorios, con un programa honesto y comprometido”.
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