El consejero de Sanidad, José María Vergeles, rodeado del gerente del SES, Ceciliano Franco, y la secretaria del ente, Concha Torres.
En los últimos meses, el Servicio Extremeño de Salud (SES) solo ha aprobado poco más de un 10 por ciento de las solicitudes de prórroga de aquellos médicos que querían prolongar su
edad de jubilación. Los requisitos impuestos para las mismas hacen que la mayoría de los médicos sigan teniendo que dejar el servicio a los 65 años. Sin embargo, esta situación podría cambiar en menos de tres años, según adelantan fuentes del SES, en lo que supondría dar carpetazo definitivo a la
jubilación forzosa.
Según los datos que trimestralmente facilita el SES a los
sindicatos representados en la Mesa Sectorial, la administración sanitaria solo ha admitido la prolongación del servicio a cinco de los 45 trabajadores del SES que lo solicitaron entre los pasados meses de septiembre y noviembre.
Extremadura es una de las pocas regiones que ha suavizado la
jubilación forzosa; pero por el momento concede
“muy pocas prórrogas”, según han venido criticando
el Sindicato Médico de Extremadura (Simex) y CSIF. El presidente del Colegio de Médicos de Cáceres,
Carlos Arjona,
en una reciente entrevista con Redacción Médica se sumó a esta crítica, considerando que “si el médico está capacitado y quiere seguir, no debe jubilarse”.
Desde el SES explican que las limitación de las prórrogas “a las necesidades del servicio” persigue “favorecer la incorporación de jóvenes profesionales a
puestos de trabajo fijos para evitar que se marchen”. Para ello, según estas fuentes, “la única vía posible en este momento es el
acceso a vacantes por jubilación”.
Cambio del escenario en tres años
De este modo, las
prórrogas en la edad de jubilación, para ser aprobadas, deben corresponder a “plazas de difícil cobertura” y persiguen mantener la cobertura sanitaria en todos los puntos de atención. “Cuando los profesionales que ocupan estas plazas desean prolongar el servicio activo al llegar a la edad de jubilación, obviamente debemos facilitárselo”, señalan.
En esta línea, los responsables del SES prevén un
cambio “sustancial” del escenario en menos de tres años que conllevará una flexibilización que significaría el final de la jubilación forzosa.
“A partir de 2020 se prevé un importante
aumento progresivo del número de jubilaciones -unos 600 médicos de familia de una plantilla de 1.129, y unos 400 facultativos de atención especializada-, que superará a la entrada de sanitarios en el mercado laboral, por lo que tendremos que flexibilizar aún más las condiciones para prolongar el servicio activo a partir de la edad mínima de jubilación”, adelantan.
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