Comissió de Drets Socials del Parlament de Catalunya.
Los responsables médicos y de Enfermería de las residencias en Cataluña
no pudieron acceder al expediente clínico de los usuarios. Así lo determinan las
constataciones y conclusiones del 'Informe del Grup de Treball d'Anàlisi de l'Impacte de la Covid-19 en les Residències',
aprobado por Junts per Catalunya, ERC y PSC, pero sin el apoyo de la CUP ni de En Comú Podem.
En ese sentido, el documento también reconoce que el gran número de protocolos e instrucciones que se elaboraban mientras se conocían novedades sobre el covid
dificultaba poder hacer un seguimiento adecuado de las medidas que hacia falta adoptar. En cuanto a la derivación de los residentes al sistema hospitalario, las decisiones se tomaron
siguiendo criterios médicos, que el Sistema d'Emergències Mèdiques publicó. No obstante, "la tensión del sistema sanitario y la falta de coordinación con el sector residencial provocaron un
acceso desigual a los centros hospitalarios".
Entre marzo y abril de 2020
murieron de coronavirus 3.896 ancianos que vivían en las residencias de Cataluña, de las cuales el 29 por ciento fue trasladada a un hospital. En ese sentido, el informe apunta que
muchas residencias se quedaron sin personal sanitario debido a los contagios, además de la que no tienen
servicio médico ni de Enfermería 24 horas, por lo que
no se pudo valorar de forma individualizada el estado físico de cada uno de los usuarios.
Residencias atendidas por Primaria
Por todo ello, otra de las conclusiones es que la atención médica de los centros residenciales
debe dejar de ser privada y se debe prestar desde el sistema público de salud. Concretamente, se debe realizar mediante los
profesionales de los centros de Atención Primaria, lo que ha de comportar un incremento del número de profesionales, y
no se puede prestar una atención sanitaria diferenciada según si las personas viven en residencias o en su domicilio.
En esta línea,
el Goven debe asumir la inversión total necesaria para reforzar el sistema de atención domiciliaria, para que, de esta manera, sea el espacio de envejecimiento preferente de los ciudadanos antes de la institucionalización, y hace falta que abone a los ayuntamientos el 100 por cien del precio por hora que marca la
ley para los servicios de atención domiciliaria.
A pesar de que los residentes deban ser
atendidos por la sanidad pública, esto no es incompatible con dotar a las residencias de un
equipamiento mínimo indispensable, como electrocardiograma, disposición de oxígeno o la posibilidad de hacer tratamientos endovenosos.
En definitiva, las personas que viven en residencias deben
recibir una atención sanitaria en igualdad de condiciones que el resto de la población. La atención médica y el control de la salud de los residentes se debe llevar a cabo mediante la sanidad pública, siendo los referentes los centros de Atención Primaria, aunque las residencias dispongan de su
propio servicio médico, que en todo caso será complementario y estará
coordinado con los servicios públicos de salud.
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